La Suprema Corte como enemigo
La confrontaci¨®n con la Corte le permite a L¨®pez Obrador reconstruir el desgastado esp¨ªritu de ruptura de la 4T y distraer la atenci¨®n p¨²blica de los crecientes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n
Hace un par de semanas el presidente L¨®pez Obrador decidi¨® lanzar una campa?a abierta en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n. La causa inmediata fue la declaraci¨®n de inconstitucionalidad por parte de la corte de los dos primeros bloques de reformas electorales del llamado Plan B. Pero la verdadera raz¨®n de esta confrontaci¨®n es pol¨ªtica. L¨®pez Obrador se hab¨ªa quedado sin enemigo identificado. El populismo requiere de un enemigo para alimentar la polarizaci¨®n, sin la cual es imposible mantener la unidad de su abigarrado aparato pol¨ªtico-electoral. La confrontaci¨®n con la Corte le permite reconstruir el desgastado esp¨ªritu de ruptura de la Cuarta transformaci¨®n, distraer la atenci¨®n p¨²blica de los crecientes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n del Gobierno, ocultar el fracaso de su estrategia de seguridad y el desastre nacional en materia de salud. Y m¨¢s importante a¨²n, eleva el costo de una posible ruptura del candidato derrotado en la adelantada sucesi¨®n dentro de Morena.
El presidente decidi¨® violar la ley reiteradamente desde el principio de su mandato, pero el anterior presidente de la Corte cedi¨® a sus presiones y opt¨® por la subordinaci¨®n pol¨ªtica como forma de evitar una confrontaci¨®n con el presidente, y convenci¨® a la mayor¨ªa de los ministros de esta estrategia. Al fallar hace unos meses el plan por el que el gobierno pensaba imponer como nueva presidenta del m¨¢ximo tribunal a una incondicional, la Corte de s¨²bito recuper¨® una relativa independencia del ejecutivo. L¨®pez Obrador, hombre de extraordinarios reflejos en materia pol¨ªtica, supo convertir esa derrota en oportunidad. Dado que los partidos de oposici¨®n son tan d¨¦biles que no sirven ya ni como representaci¨®n del enemigo del pueblo, y puesto que las cr¨ªticas a algunas organizaciones civiles y a los medios no alcanzan a suplir esa falta, era urgente encontrar un nuevo enemigo cre¨ªble, observable, identificable. La Suprema Corte vino al dedillo para tal fin.
L¨®pez Obrador y sus funcionarios saben perfectamente que casi todas las reformas legales impulsadas en el actual periodo de sesiones son ilegales, no solo en contenido, sino en forma. Las leyes deben de ser discutidas, publicitadas y aprobadas de acuerdo a procedimientos parlamentarios ampliamente conocidos y aprobados por todos los partidos. Morena ha violentado dichos procedimientos con creciente frecuencia, hasta llegar al paroxismo la noche del 28 de abril pasado, en el que en una sola sesi¨®n aprobaron, de manera por dem¨¢s irregular, 20 leyes, incluidas dos reformas constitucionales. Esta aberrante conducta fue deliberada, no accidental. Se trataba de abrir el camino a una colisi¨®n del poder legislativo con la Corte, virtualmente obligando al m¨¢ximo tribunal a declarar inconstitucionales todas las leyes recientemente aprobadas.
El mandatario de inmediato ha lanzado una campa?a pol¨ªtica nacional en contra de la Corte tild¨¢ndola de poder conservador y enemiga del pueblo. El presidente ha acusado a la Corte de no respetar la ¡°voluntad del pueblo¡± expresada en las decisiones de la mayor¨ªa en el legislativo, que en realidad son las suyas. Ha recurrido a una noci¨®n de soberan¨ªa cl¨¢sicamente populista, en la que las decisiones del presidente, quien encarna la voluntad del pueblo, no pueden ni deben ser cuestionadas por ning¨²n otro poder. Obviamente, esta concepci¨®n decisionista del poder pol¨ªtico es abiertamente antidemocr¨¢tica. En el ocaso de su mandato, L¨®pez Obrador ha decidido ir abiertamente por la concentraci¨®n total del poder con el fin expreso de que su partido, y a trav¨¦s de ¨¦l, el propio presidente, logren el control total del Estado a largo plazo. Los obedientes legisladores morenistas, los gobernadores y alcaldes oficialistas se han unido a la campa?a, sin reparar en que est¨¢n impulsando una especie de golpe de Estado al desconocer la legitimidad del m¨¢ximo ¨®rgano del poder judicial.
Ahora bien, todo indica que el mandatario no pretende realmente destruir la Suprema Corte en lo inmediato, sino activar una movilizaci¨®n de su partido que le permita controlar f¨¦rreamente el proceso sucesorio, que se le est¨¢ saliendo de las manos. Al crear un conflicto artificial con la Suprema Corte, pasa a segundo plano la sucesi¨®n, pues queda claro a funcionarios y pol¨ªticos profesionales que deben estar unidos tras el presidente, y que cualquier distracci¨®n ser¨¢ penada. M¨¢s a¨²n, si en el proceso sucesorio, en este contexto, alguno de los candidatos internos decide romper con Morena dado el abierto favoritismo del presidente hacia Claudia Sheinbaum, se enfrentar¨¢ a la acusaci¨®n de traidor a la patria y abierto aliado de los enemigos del pueblo. El principal destinatario de este mecanismo de control es, claramente, Marcelo Ebrard.
La extraordinaria destreza pol¨ªtica de L¨®pez Obrador le permite manejar la agenda p¨²blica y distraer la atenci¨®n de los asuntos centrales: la corrupci¨®n en su gobierno, tolerada de una forma descarada, como lo demuestra el caso de Segalmex, peor que cualquiera de los que hubo en el gobierno de Pe?a Nieto, a pesar de lo cual su exdirector sigue en la n¨®mina y ni siquiera es sujeto de investigaci¨®n judicial alguna; la impunidad de los funcionarios responsables de tragedias imperdonables, como es el caso del director del Instituto Nacional de Migraci¨®n, que sigue en su cargo a pesar de la muerte de 40 migrantes en una estaci¨®n irregular de detenci¨®n en Ciudad Ju¨¢rez; la incompetencia criminal del presidente y sus funcionarios en materia de salud, que caus¨® en la pandemia decenas de miles de muertes evitables y sigue causando un desorden monumental en el sector; la frivolidad del General Secretario de la Defensa, cuya vida de lujos no se puede ocultar, al igual que la de los hijos del presidente, lo cual contradice abiertamente la misi¨®n supuestamente moralizadora de la 4T, entre otros muchos temas de verdadera trascendencia nacional.
Mantener la polarizaci¨®n a como d¨¦ lugar es la consigna, y hoy el objeto ¨²til a tal fin es la Suprema Corte. En el proceso sucesorio tempranamente abierto por L¨®pez Obrador para distraer a la opini¨®n p¨²blica y mantener divididos a sus candidatos, hay un riesgo enorme de que se desarrolle e imponga un programa abiertamente antidemocr¨¢tico como plataforma de Morena en la sucesi¨®n. Quien sea su candidato deber¨¢ apoyar la campa?a contra la Suprema Corte, contra la sociedad civil, contra el pensamiento cr¨ªtico y contra los medios independientes. El o la heredera al trono cargar¨¢ con el peso del autoritarismo populista de L¨®pez Obrador y deber¨¢ comprometerse a continuarlo.
El reto de un potencial frente opositor en este contexto es formidable. Parad¨®jicamente, la propia radicalizaci¨®n de L¨®pez Obrador crea condiciones favorables a ese frente, pues d¨ªa a d¨ªa aumentan los descontentos con el r¨¦gimen. El gran problema sigue y seguir¨¢ siendo la ausencia de l¨ªderes de oposici¨®n con legitimidad y carisma. La gran tragedia nacional es la miseria de los partidos pol¨ªticos instituidos. Solo una gran movilizaci¨®n civil puede llenar el vac¨ªo pol¨ªtico existente, pero la fragmentaci¨®n pol¨ªtica es tan grande que se ve muy complicado lograr en el mediano plazo una articulaci¨®n de los actores y movimientos hoy dispersos. Sin embargo, en pol¨ªtica nada est¨¢ escrito, como la historia ense?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.