?Tiene futuro la ola rosa latinoamericana?
El ¨²nico Gobierno progresista que mantiene su popularidad y sus perspectivas de continuidad es el de L¨®pez Obrador en M¨¦xico, en donde habr¨¢ elecciones presidenciales el pr¨®ximo a?o
Hacia finales de 2022, el mapa pol¨ªtico de Am¨¦rica Latina estaba te?ido de Gobiernos de izquierda o centro-izquierda. En octubre de ese a?o, Lula acababa de ser electo por tercera ocasi¨®n como presidente de Brasil y con ello se completaba lo que se denomin¨® la segunda ola rosa latinoamericana del Siglo XXI. La primera ola, recordemos, hab¨ªa ocurrido a principios de siglo con el ascenso al poder de personajes como Hugo Ch¨¢vez, Evo Morales, Rafael Correa, Pepe M¨²jica, N¨¦stor Kirchner, Ricardo Lagos y el propio Lula.
Con la salida de Jair Bolsonaro de la presidencia de Brasil, los pa¨ªses m¨¢s grandes de la regi¨®n estaban nuevamente encabezados por Gobiernos identificados con la izquierda: Alberto Fern¨¢ndez en Argentina, Luis Arce en Bolivia, Lula en Brasil, Gabriel Boric en Chile, Gustavo Petro en Colombia, L¨®pez Obrador en M¨¦xico y Pedro Castillo en Per¨². Adem¨¢s de ellos, los reg¨ªmenes de otros tres pa¨ªses de la regi¨®n suelen identificarse con la izquierda (Nicaragua, Cuba y Venezuela), aunque en estos casos con cuestionamientos por su falta de respeto a los principios democr¨¢ticos.
En general, el ascenso de las dos oleadas rosas en Am¨¦rica Latina ha ocurrido como parte de los movimientos pol¨ªticos pendulares en la regi¨®n. Las crecientes demandas sociales, insatisfechas por los Gobiernos de corte neoliberal que predominaron en la regi¨®n, siguen vigentes. La pobreza extendida y la enorme desigualdad siguen siendo caracter¨ªsticas de la regi¨®n. Los Gobiernos latinoamericanos de corte progresista han tratado de hacer frente a estos temas de diferentes maneras y con diferentes estrategias. Algunos han recurrido a las tradicionales pol¨ªticas populistas, que suelen ser poco responsables y que hacen caso omiso de los balances macroecon¨®micos. No sorprendentemente, estos casos han terminado llevando a sus pa¨ªses a episodios recurrentes de inflaci¨®n, devaluaci¨®n y crisis. Ese fue el caso de la Venezuela de Ch¨¢vez-Maduro, pero tambi¨¦n de la Argentina de Cristina Fern¨¢ndez. Otros iniciaron sus gestiones con profundas reformas sociales y reivindicaciones de raza y clase. Algunos incluso quisieron llevar a cabo reformas econ¨®micas y pol¨ªticas de mayor calado y alcance, que terminaron en intentonas semi-autoritarias de perpetuaci¨®n pol¨ªtica poco exitosas. En otros casos, como en Uruguay y Chile, los Gobiernos progresistas democr¨¢ticos optaron por pol¨ªticas moderadas que dieron lugar a algunas mejoras pero que, ante el tradicional desgaste en el ejercicio del poder, terminaron siendo insuficientes para atender los reclamos sociales y tuvieron que ceder el paso a la alternancia pol¨ªtica.
La pregunta ahora es qu¨¦ tan exitosa ser¨¢ esta nueva ola rosa latinoamericana. ?Lograr¨¢ trascender m¨¢s que la primera ola? ?Le alcanzar¨¢ para que las econom¨ªas de la regi¨®n logren resolver sus problemas sociales m¨¢s apremiantes? ?Podr¨¢ lograr que las econom¨ªas de la regi¨®n logren dar un brinco econ¨®mico y puedan salir de la trampa del ingreso medio en el que parecen estar?
La realidad es que el escenario no se ve f¨¢cil. No s¨®lo el entorno econ¨®mico ahora es m¨¢s complicado que a principios de siglo, cuando un boom de las materias primas facilit¨® el crecimiento de las econom¨ªas sudamericanas. Ahora, despu¨¦s de la pandemia y del proceso inflacionario que le sigui¨®, los Gobiernos de la regi¨®n enfrentan mayores restricciones presupuestarias. Adem¨¢s, varios Gobiernos obtuvieron el triunfo con m¨¢rgenes limitados, lo que se ha traducido en equilibrios pol¨ªticos m¨¢s fr¨¢giles y con algunos obst¨¢culos para aprobar leyes m¨¢s acordes con sus promesas de campa?a. Tal es el caso del Gobierno de Boric en Chile, el cual se enfrent¨® a un doble rechazo importante, primero de su propuesta de nueva Constituci¨®n en septiembre del a?o pasado y luego de su propuesta de reforma tributaria en marzo de este a?o.
Otros Gobiernos progresistas enfrentan problemas de otra naturaleza. En el caso de Argentina, el Gobierno enfrenta una delicada situaci¨®n econ¨®mica, que se ha agravado en los ¨²ltimos a?os y en el que la inflaci¨®n anual ya se encuentra por encima del 100%. El Gobierno de Petro en Colombia tambi¨¦n se enfrenta a problemas para avanzar en su agenda de reformas. Despu¨¦s de haber logrado pasar una importante reforma tributaria al inicio de su administraci¨®n, el presidente Petro se radicaliz¨® y rompi¨® con algunos sectores moderados que lo hab¨ªan acompa?ado al inicio de su Gobierno. No sorprendentemente, sus reformas pol¨ªticas, laborales y de salud han enfrentado rechazos en el Congreso o ni siquiera han sido debatidas.
La popularidad de Petro, al igual que en el caso de Boric en Chile, est¨¢ por los suelos. Incluso Lula ya ha comenzado a sufrir el desgaste pol¨ªtico en su tercer periodo presidencial y su tasa de aprobaci¨®n ya ha comenzado a disminuir. A todo lo anterior habr¨ªa que sumar la defenestraci¨®n del presidente Castillo en Per¨² ocurrida a finales de 2022, lo que, en su conjunto, pinta un panorama nada rosa (parad¨®jicamente) para los reg¨ªmenes de izquierda de la regi¨®n. Hasta el momento, el ¨²nico Gobierno progresista que mantiene su popularidad y sus perspectivas de continuidad es el de L¨®pez Obrador en M¨¦xico, en donde habr¨¢ elecciones presidenciales el pr¨®ximo a?o.
En resumen, la realidad es que los Gobiernos de izquierda latinoamericanos se enfrentan a un delicado balance entre el respeto a los principios y valores democr¨¢ticos, el poder ofrecer respuesta a las crecientes demandas sociales (lo que implica un decidido combate a la pobreza y la desigualdad) y el lograr mantener la estabilidad macroecon¨®mica. Hasta ahora, muy pocos Gobiernos han sido capaces de lograr resolver este acertijo.
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