Y pese a todo, hay menos pobres
Son n¨²meros que se dicen r¨¢pido, pero las consecuencias sociales y pol¨ªticas son enormes, porque afectan favorablemente a millones de personas con las que estamos, y seguimos, en deuda
A tirones y jalones, mordiscos y dentelladas, en medio de polarizaciones y crispaciones, entre circo y maromas ma?aneras, pero el caso es que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador est¨¢ en camino de cumplir la aspiraci¨®n central de su proyecto: disminuir la pobreza y la desigualdad social. Los n¨²meros al respecto son recientes y tendr¨¢n que ser confirmados por otras mediciones, pero todo indica que estamos en proceso de un fen¨®meno de redistribuci¨®n social como no hab¨ªamos visto en varias d¨¦cadas. Seg¨²n la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022 (ENIGH), que el Inegi realiza cada dos a?os, la brecha de ingresos entre los que ganan m¨¢s y los que ganan menos disminuy¨®: en 2016 los m¨¢s ricos ganaban 21 veces m¨¢s que los pobres, en 2022 se redujo a 15 veces. Y es que mientras el ingreso promedio de todos los hogares en el pa¨ªs subi¨® 11 % en t¨¦rminos reales, el de los hogares m¨¢s pobres creci¨® 19.3 % desde 2018. Estimaciones preliminares de Coneval, a partir de estos datos, revelan que en 2022 habr¨ªamos tenido cinco millones de pobres menos que en 2018 y que la tasa de pobreza extrema por ingresos ser¨¢ la m¨¢s baja desde que tenemos registro.
Son n¨²meros que se dicen r¨¢pido, pero las consecuencias sociales y pol¨ªticas son enormes, porque afectan favorablemente a millones de personas con las que estamos, y seguimos, en deuda.
L¨®pez Obrador tom¨® el poder con la consigna ¡°primero los pobres¡±, pero entre la curva de aprendizaje del nuevo gobierno, una pandemia feroz y una polarizaci¨®n creciente, parec¨ªa que el objetivo resultar¨ªa inalcanzable. M¨¢s a¨²n, tras la pandemia los cr¨ªticos advirtieron que la pobreza hab¨ªa aumentado, atribuy¨¦ndola en gran medida a errores del r¨¦gimen. En ese momento resultaba imposible saberlo a ciencia cierta, porque el empobrecimiento de los sectores populares era un fen¨®meno mundial.
As¨ª que la cifras que hoy conocemos tendr¨ªan que ser recibidas con alivio y esperanza. M¨¦xico ha alcanzado niveles m¨¢s que alarmantes de desigualdad social, inconformidad pol¨ªtica y amagos de inestabilidad que inexorablemente empeorar¨ªan si no hac¨ªamos algo al respecto. La noticia de que est¨¢ en marcha un proceso de redistribuci¨®n y una mejor¨ªa incipiente en la condici¨®n de los que menos tienen es buena para todos. No solo por los riesgos que podr¨ªa conjurar, sino por el efecto que el aumento en el poder adquisitivo de las mayor¨ªas produce en el mercado interno. La econom¨ªa comienza a recuperarse a ritmos m¨¢s intensos de lo que se esperaba, en parte por el incremento en el consumo popular.
Lo m¨¢s meritorio de este resultado es que se ha conseguido sin cargo a los demonios de siempre: el endeudamiento, la afectaci¨®n de la riqueza de los de arriba o una reforma fiscal progresiva en contra de los pudientes. Es decir, no ha quitado a los de arriba para darlo a los de abajo. Es cierto que el gobierno de la 4T elimin¨® transferencias destinadas a las clases medias, pero no afect¨® significativamente al aparato productivo o a la iniciativa privada, como s¨ª lo hicieron otros esquemas m¨¢s burdos de intentos de redistribuci¨®n social como el venezolano o el nicarag¨¹ense.
No hay suficiente informaci¨®n para atribuir a un solo factor esta mejor¨ªa. Probablemente, se debe a la mezcla de aspectos externos favorables (el arranque del nearshoring y a remesas en magnitudes r¨¦cord) y pol¨ªticas internas; pero es indudable el impacto del enorme incremento en los salarios m¨ªnimos, el fin del outsourcing, los cambios en la legislaci¨®n laboral y, sobre todo, la derrama de los programas sociales del gobierno de la 4T.
En ese sentido, L¨®pez Obrador estar¨ªa consiguiendo lo que parec¨ªa un sue?o guajiro. ?Pudo haberse hecho de otra manera, sin tantos roces y golpes medi¨¢ticos? Seguramente, pero es lo que es. El modito podr¨¢ no gustar a muchos, la lista de insuficiencias de la 4T es larga, como tambi¨¦n es interminable el debate sobre la belicosidad del presidente. Pero con raz¨®n o sin ella, AMLO est¨¢ convencido de que requer¨ªa un combate narrativo permanente para asegurar el apoyo popular en contra de la resistencia de las ¨¦lites a su proyecto. ?Hay errores? Sin duda. La 4T saldr¨¢ debiendo en materia de Educaci¨®n, Salud P¨²blica e Inseguridad, m¨¢s all¨¢ de que cada uno de estos temas requiere un balance pormenorizado. En algunos de estos rubros se han puesto los primeros tramos y est¨¢n lejos de mostrar resultados, en otros casos se trata de tramos equivocados que habr¨¢ que desandar o corregir, otros simplemente ni siquiera se intentaron.
Pero los proyectos deben ser evaluados respecto al alcance de sus propios objetivos y en este, que es el medular de la propuesta obradorista, el resultado comienza a ser positivo. Y si para 2024 la tendencia favorable se profundiza, habr¨¢ que reconocer la tozudez de este pol¨¦mico hombre, capaz de conseguir algo que parec¨ªa tan necesario como improbable.
Inevitablemente, estos n¨²meros tendr¨¢n una lectura pol¨ªtica partisana. El gobierno difundi¨¦ndola a los cuatro vientos, la oposici¨®n disminuy¨¦ndola, cuestion¨¢ndola o de plano ignor¨¢ndola. Es hasta cierto punto natural. Pero las inclinaciones pol¨ªticas no deben oscurecer el hecho de que, si estas tendencias se confirman, estar¨ªamos contemplando un desplazamiento de las placas tect¨®nicas de la sociedad mexicana, de cara a la estabilizaci¨®n y la justicia social.
No se trata de extender un cheque pol¨ªtico en blanco a la 4T o al movimiento obradorista. Muchas cosas deber¨ªan hacerse mejor, los programas sociales podr¨ªan depurarse, las pol¨ªticas p¨²blicas despolitizarse y profesionalizarse. La mejor¨ªa de los ingresos es la parte nodal, pero se requieren avances sustanciales en otros indicadores de bienestar. No obstante, habr¨ªa que asumir que hay n¨²cleo de acciones y una direcci¨®n de intenciones que tendr¨ªamos que aquilatar, conservar y depurar, bajo cualquier bandera pol¨ªtica que intente un M¨¦xico m¨¢s viable e inclusivo.
Recuerdo una larga conversaci¨®n con uno de los intelectuales fundadores de las instituciones democr¨¢ticas durante los gobiernos del PRI y el PAN. Se quej¨® s¨ª de la corrupci¨®n, pero alab¨® el sentido modernizante y el respeto por parte de esos pol¨ªticos a los nuevos organismos, a diferencia de la hostilidad que mostraba ahora la 4T. Objet¨¦ que eran gobiernos que carec¨ªan de sensibilidad social, de all¨ª el desplome en el nivel de vida de los sectores populares. S¨ª, respondi¨®, ten¨ªan ese defecto. Nunca pude convencerlo de que ese defecto cuestionaba todo, porque a mi juicio no habr¨ªa avance democr¨¢tico real sin una mejor¨ªa de la situaci¨®n en la que se encuentran las mayor¨ªas. Hoy esa mejor¨ªa ha comenzado a darse y solo espero que tengamos la capacidad como sociedad para sostenerla.
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