?Y si el nuevo punk no fueras t¨²?
Todo lo que se halla bajo el sol es susceptible de ser llamado ¡°el nuevo punk¡±. Lee uno que el nuevo punk es el conservadurismo (y hasta la extrema derecha). O la cumbia, el K-Pop, el trap, el reguet¨®n o los corridos. O que son las abuelas y las mam¨¢s
Basta con dar un paseo por las redes o los medios o dar un vistazo a las pintas callejeras. Todo lo que se halla bajo el sol es susceptible de ser llamado ¡°el nuevo punk¡±. Lee uno, sin soluci¨®n de continuidad ni posibilidad de congruencia, que el nuevo punk es el conservadurismo (y hasta la extrema derecha). O la cumbia, el K-Pop, el trap, el reguet¨®n o los corridos. O que son las abuelas y las mam¨¢s. O que, en cambio, lo es la ¡°emoci¨®n¡±, la comedia, el amor propio, el drag¡ Nada de esto es invento: puede el lector pasarlo por Google y dar con las referencias necesarias con suma facilidad. Ser conservador es el nuevo punk, de hecho, es el t¨ªtulo de un reciente libro del comunicador espa?ol Rodrigo G¨®mez Lorente.
?Puede todo lo listado, a la vez, ser el nuevo punk, es decir, la ternura, el autocuidado y la pol¨ªtica identitaria, por una parte; el neofascismo o, cuando menos, el tradicionalismo, por otra; y a¨²n las charangas de moda por una m¨¢s? ?Qu¨¦ es lo que quiere decir exactamente esta muletilla? En muchos casos, hay que notar, no significa nada concreto. Decir ¡°el nuevo punk¡± en ciertos contextos equivale a repetir ese sonriente lugar com¨²n de la lengua inglesa que afirma que tal o cual cosa es ¡°the new black¡± (el nuevo color negro), en especial cuando se habla de espect¨¢culos, cultura popular, alg¨²n estilo, causa, objeto o personaje que destaca, y se vuelve, por tanto, masivo. La ¨²ltima moda, vaya. Lo que, si hablamos de punk, no tiene sentido alguno, porque el punk no form¨® parte de la seguidilla de ritmos ¡°de moda¡±, sino que naci¨® y se desarroll¨® al margen o en oposici¨®n a ellos, perpetuamente minoritario (el auge del llamado ¡°pop-punk¡±, en los Estados Unidos de principio de siglo XXI, se trat¨® de un fen¨®meno posterior y distinto, un estilo dulcificado para acercarse al gusto colectivo y mayoritariamente despolitizado, lo que se deja ver en la predominancia en ¨¦l de las canciones de amor o de tibia protesta).
A posteriori, porque en su ¨¦poca nadie les dio bola o lo hizo solo la prensa sensacionalista, historiadores, acad¨¦micos o expertos han asignado una especial importancia a los artistas relacionados con el punk, en especial los de la Inglaterra y los Estados Unidos de finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado, bas¨¢ndose en la fuerte persistencia cultural y social alcanzada por algunos de ellos. Un ejemplo, entre muchos otros posibles: los Ramones tocaron b¨¢sicamente toda su carrera en locales peque?os. No dominaron las listas, fueron ignorados o maltratados por los grandes medios. Sin embargo, dos o tres generaciones de m¨²sicos de rock, despu¨¦s de ellos, los tomaron por bandera y siguieron el agresivo camino de sus guitarras, mientras que muchos menos recordaban ya a las complejas y orquestales bandas de ¡°progresivo¡± que dominaban los estadios, la radio y las ventas en la ¨¦poca cl¨¢sica de los Ramones. Esto puede ser considerado un triunfo de la persistencia o cosa semejante, pero no tiene nada que ver con las modas. De hecho, va en un sentido completamente distinto: los Ramones vendieron muchos m¨¢s discos y entradas en los a?os noventa que en sus nativos setenta.
Tambi¨¦n se argumenta que tal o cual m¨²sica es ¡°el nuevo punk¡± bas¨¢ndose en las caracter¨ªsticas hipot¨¦ticamente compartidas. Como la molestia que provoque tal m¨²sica en algunos sectores, que la tildan de cacof¨®nica, inmoral o vulgar. Se olvida que esa irritaci¨®n se ha manifestado muchas veces ante el auge de ciertos ritmos populares. La causaron, en distintas ¨¦pocas y entre variopintos detractores, el vals, el tango, el jazz, el blues, el rock, la m¨²sica disco, la salsa, el heavy y hasta la ef¨ªmera lambada. Y se olvida, tambi¨¦n, que la masividad y el ¨¦xito nunca pueden emparentar a m¨²sica alguna con el marginal punk. Como tampoco lo hace el car¨¢cter autogestivo, que no es privativo del punk. Toda m¨²sica, en realidad, del mariachi al grindcore, es autogestiva hasta que llegan las ofertas de las compa?¨ªas y se accede al mercado a lo grande (y no todo lo popular es pop al uso: hay escenas ¡°paralelas¡± enormes, como las del country o el rap, que existen en su propios terrenos, muchas veces con c¨¢nones totalmente autogestivos). En fin: fen¨®menos globales cubiertos de premios, fortunas, difusi¨®n y masas, son todo lo contrario al punk. Y hay muchas cosas en la m¨²sica que ofende a los melindrosos (la sexualizaci¨®n, sin ir m¨¢s lejos) y que no tienen nada que ver con el punk. Todos del mismo barro, pero no es lo mismo bac¨ªn que jarro, dice el refr¨¢n.
El punk, el viejo punk de la m¨²sica estruendosa, la s¨¢tira y el esp¨ªritu underground, busca ser desagradable y confrontativo, incomodar a quien pueda, y divertirse por el camino. Es un estilo expresionista, al¨¦rgico al virtuosismo, l¨²dico, hipercr¨ªtico, agudo (en oposici¨®n a la gravedad del rock m¨¢s popular) y ¨¢spero, que, por definici¨®n, jam¨¢s va a dominar el gusto colectivo.
Aprovecharse de la relativa buena fama que ha ganado con el tiempo para ponerla como laurel a los pies de estilos o causas que no tienen nada que ver, en fondo o en forma, es solamente un intento de algo que podr¨ªamos llamar ¡°extractivismo cultural¡±: robarse un aura de prestigio ajena para el beneficio propio. La m¨²sica de moda, sea cual sea, no necesita validarse art¨ªsticamente compar¨¢ndose con el punk, que jam¨¢s fue una m¨²sica de moda, ni victimizarse por tener detractores, como si los memes negativos de hoy equivalieran a las persecuciones policiales y las prohibiciones de los punks de ayer. Y, bueno, no hay que ser un genio para saber que los neonazis o los conservadores tampoco son los nuevos punks: son los mismos neonazis y conservadores de toda la vida, pero con ganas, al parecer, de que alguien crea que ahora son cool.
Quiz¨¢ dejar de saquear el ins¨®lito prestigio del punk y dejarlo en paz sea, a fin de cuentas, el ¨²nico y posible nuevo punk.
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