Un beso
Un desaf¨ªo entre la verdad y la eficacia, entre los hechos y el compromiso, entre la libertad y el amor
¡°Gallo negro gallo negro,
gallo negro te lo advierto,
no se rinde aun gallo rojo
m¨¢s que cuando est¨¢ ya muerto¡±.
(Chicho S¨¢nchez Ferlosio)
Una cadena de trampas, de fraudes calculados y dolosos, ejecutados bajo la certeza de la impunidad, una ruta de poder que puede doblegar a sus oponentes de modo ileg¨ªtimo e ilegal.
En 2019 me preguntaron c¨®mo definir¨ªa el proyecto de la 4T, respond¨ª que lo ¨²nico coherente dentro de la cadena de acciones emprendidas por el entonces nuevo gobierno, buscaba conservar el poder al costo que fuera necesario. Ese y no otro era el objetivo.
Comunistas, anarquistas, guerra civil, izquierdas, guerrilleros, exiliados, universitarios, aut¨®nomos, ateos, libres. Palabras que desnudaban lo que se supone que ¨¦ramos, palabras secretas, significantes que fueron adquiriendo sentido con el peso del tiempo. Algo de aquellos a?os de finales de los setenta y principio de los ochenta aparece, tambi¨¦n ahora en la memoria, otra palabra, una que pon¨ªa en cuesti¨®n todas nuestras certezas: la cr¨ªtica.
Alguna voz entra?able me dijo entonces, ¡ªlo que dices de nuestras miserias pol¨ªticas, de nuestras contradicciones, de nuestra memoria com¨²n con historias de dolor y muerte es una conversaci¨®n que no podemos tener frente a los otros, frente a los adversarios. Un desaf¨ªo entre la verdad y la eficacia, entre los hechos y el compromiso, entre la libertad y el amor. La cr¨ªtica solo era posible en voz baja en nombre de la causa. Una grieta, una incomodidad que despu¨¦s se volvi¨® un abismo fue surgiendo entre nosotras, entre nosotros.
Claro que existi¨® el abuso de un r¨¦gimen que nos odiaba, claro que la rabia de salir apaleado frente al poder despertaba una fuerza interior que permit¨ªa no mirar nuestras propias contradicciones y, sin embargo, esa negaci¨®n del pensamiento, de la mirada, era algo con lo que yo, y esa minor¨ªa de la que sigo siendo parte, no pod¨ªa vivir, era tratar de respirar sin aire.
Toda esa memoria me viene ahora que es s¨¢bado por la ma?ana, cuando no veo siquiera a los ni?os que fuimos gobernando un pa¨ªs, sino a unos adultos que renunciaron en nombre de una moral, de unos beneficios y unos privilegios someterse a un l¨ªder, a un caudillo que no solo exige silencio, sino obediencia, aplausos y lisonjas en favor del ¨²nico int¨¦rprete v¨¢lido del pueblo: ¨¦l mismo.
La causa central ahora ya no es un pueblo empobrecido, la educaci¨®n que no tenemos, la salud o el fin de la violencia y la muerte. La causa no es la justicia, ni la igualdad, la causa que importa son ellos mismos y su acomodo en una oligarqu¨ªa que no es nueva del todo, pero en la que ellos y ellas no ten¨ªan cabida.
Quiz¨¢ el silencio, los ojos bien cerrados, el espejo enterrado los han llevado a ser lo que son hoy, develado, crudamente descrito, no con palabras, sino con una fotograf¨ªa que muestra la imagen de la presidenta de M¨¦xico inclin¨¢ndose para besar la mano, en correspondencia, de un s¨ªmbolo de la corrupci¨®n, la impunidad y de un r¨¦gimen de privilegios del que ahora, son protagonistas.
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