Operaci¨®n narrativa: ?Derechos humanos con disciplina militar? T?¡¯?m
En el Gobierno mexicano saben claramente que la palabra ¡°militarizaci¨®n¡± tiene connotaciones terribles contra las que la izquierda ha luchado hist¨®ricamente, as¨ª que en vez de luchar en contra de la militarizaci¨®n se han abocado a luchar contra el uso de la palabra ¡°militarizaci¨®n¡±
Uno de los m¨¢s importantes estandartes de la izquierda latinoamericana ha sido el rechazo profundo a la militarizaci¨®n. No es para menos, muy amargas experiencias en la regi¨®n explican el por qu¨¦ la izquierda ha luchado hist¨®ricamente por acotar el poder militar que s¨®lo deber¨ªa tener funciones en tiempos de guerra y algunas otras muy acotadas por el marco constitucional. La izquierda, como lo ha hecho el propio Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en el pasado, ha luchado para asegurar que la seguridad p¨²blica y las funciones de la polic¨ªa est¨¦n siempre supeditadas a un mando civil. Las fuerzas armadas y el poder militar para la guerra, el poder civil para regular las tareas de la seguridad p¨²blica. Este parec¨ªa ser el consenso, este parec¨ªa ser uno de los rasgos b¨¢sicos para caracterizar a la izquierda. ¡°X o Y no es cuartel, fuera el ej¨¦rcito de ¨¦l¡± ha sido una de las consignas hist¨®ricas que repetimos en las manifestaciones contra la llamada ¡°guerra contra el narco¡± en el terrible sexenio de Felipe Calder¨®n, estas y otras exigencias nos dejaban en claro que, como dec¨ªa hasta hace poco el Art¨ªculo 129 constitucional, ¡°en tiempos de paz ninguna autoridad militar puede ejercer m¨¢s funciones que las que tengan exacta conexi¨®n con la disciplina militar¡±, disciplina que deben ejercitar all¨¢ en sus cuarteles.
Pero todo comenz¨® a cambiar hasta devenir en la actual situaci¨®n, no fue la derecha, fueron las fuerzas que se dicen de izquierda quienes reformaron art¨ªculos que no hab¨ªan sido tocados desde 1917 para sacar al ej¨¦rcito de sus cuarteles, constitucionalmente hablando. No es ning¨²n secreto que la Guardia Nacional, en los hechos, era ya una fuerza controlada por mandos castrenses desde su creaci¨®n, ahora est¨¢ integrado plenamente dentro del orden constitucional.
?C¨®mo llegamos a este punto? ?C¨®mo es que personas con las que salimos a las calles para exigir que el ej¨¦rcito regresara a sus cuarteles ahora celebren las reformas constitucionales que hacen legal la militarizaci¨®n? ?C¨®mo es que se ha adormecido la izquierda? En este proceso, ha sido fundamental una operaci¨®n narrativa que poco a poco fue relativizando todo y haciendo m¨¢s aceptable lo que antes nos parec¨ªa impensable. Comentaristas, funcionarios, pol¨ªticos y fuerzas informativas afines a la Cuarta Transformaci¨®n comenzaron una operaci¨®n narrativa para hacer m¨¢s digerible lo que siempre ha sido inaceptable para cualquier izquierda latinoamericana.
La operaci¨®n narrativa fue paulatina; como sucede con la narraci¨®n de la rana que no se da cuenta del incremento de la temperatura del agua porque esta sube muy lentamente, las voces de la izquierda fueron dando el viraje poco a poco. Comenz¨® con el propio L¨®pez Obrador y su inmensa influencia medi¨¢tica, en una de las conferencias ma?aneras por all¨¢ de 2022 acept¨® p¨²blicamente que hab¨ªa cambiado de opini¨®n, que ya no cre¨ªa en que hab¨ªa que regresar al ej¨¦rcito a sus cuarteles, como hab¨ªa prometido hacerlo en los primeros seis meses de su gobierno, dijo que las circunstancias en las que le dejaron el pa¨ªs le hab¨ªan hecho cambiar de opini¨®n. Despu¨¦s columnistas y comentaristas afines al gobierno comenzaron a justificar el por qu¨¦ el ej¨¦rcito a¨²n deb¨ªa apoyar las labores de seguridad p¨²blica hasta llegar a un escenario en el que ahora tienen que justificar que la constituci¨®n haya sido radicalmente reformada para que sea perfectamente legal tener al ej¨¦rcito fuera de sus cuarteles haciendo funciones antes civiles. De inicio, hubi¨¦ramos pensando que el ej¨¦rcito estar¨ªa apoyando en funciones de seguridad p¨²blica en lo que la situaci¨®n mejoraba, pero no fue as¨ª, ahora el agua est¨¢ quem¨¢ndonos, estamos hirviendo en ella: ahora es constitucional, es legal, le es ya ontol¨®gico al Estado mexicano tener a las fuerzas armadas haciendo funciones que, desde al menos 1917, no pod¨ªan hacer.
Una de las estrategias discursivas principales de esta operaci¨®n narrativa ha consistido en dejar de llamar ¡°militarizaci¨®n¡± a este proceso de fortalecimiento de las Fuerzas Armadas al conferirles funciones que antes hac¨ªa el poder civil. Saben claramente que la palabra ¡°militarizaci¨®n¡± tiene connotaciones terribles contra las que la izquierda ha luchado hist¨®ricamente, as¨ª que en vez de luchar en contra de la militarizaci¨®n se han abocado a luchar contra el uso de la palabra ¡°militarizaci¨®n¡±. Nos repiten aqu¨ª y all¨¢ que no es militarizaci¨®n, s¨®lo es darle ¡°disciplina militar¡± a la polic¨ªa, no es militarizaci¨®n es combinar ¡°disciplina militar¡± y derechos humanos, no es militarizaci¨®n porque la comandanta suprema de las Fuerzas Armadas es Claudia Sheibaum y ella no es militar, como ha insistido la misma presidenta de la rep¨²blica tratando de torcer las palabras y su sentido.
Ante esta operaci¨®n narrativa y sem¨¢ntica, cabe preguntarse, ?necesitaban reformar la Constituci¨®n solo para darle ¡°disciplina militar¡± a la Guardia Nacional? Hay instituciones no castrenses que se precian de desplegar ¡°disciplina militar¡± sin tener mandos militares. No, esto no un asunto de ¡°disciplina militar¡±, esto se llama militarizaci¨®n y habr¨¢ que aceptarlo para comenzar a tener una discusi¨®n m¨ªnimamente honesta y razonable.
Mientras, a principios de este mes, en Chiapas, el ej¨¦rcito ha acribillado a un grupo de migrantes contra los que abri¨® fuego, murieron seis y hubo m¨¢s de diez heridos. As¨ª ha estrenado el ej¨¦rcito sus nuevas facultades constitucionales.
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