Feliz 2025 o el optimista mal informado
En alg¨²n lugar tenemos que encontrar un precario equilibrio para evitar anhelos irresponsables y el derrotismo que se asume de antemano
Prodigar ¡®feliz a?o¡¯ a diestra y siniestra, como es usual en estas fiestas, sabiendo lo que sabemos, implica un peque?o acto de irresponsabilidad o autonegaci¨®n. Sin ¨¢nimo de ser aguafiestas, es dif¨ªcil distribuir parabienes sin asomo de rubor, a unos d¨ªas de que Trump ocupe la Casa Blanca. Y como no podemos atribuirlo a una anomal¨ªa o a un mero accidente, sino al hecho de ser el reflejo de la sociedad narcisista e infantilizada que predomina hoy en d¨ªa, las preocupaciones tendr¨ªan que ser mayores.
El problema no es Trump, sino lo que dice de nosotros como civilizaci¨®n que el l¨ªder del imperio planetario sea un hombre que tiene m¨¢s m¨¦ritos para estar en la c¨¢rcel que para dirigir los destinos del mundo. O como dice el estadounidense Bern Tarnoff, ¡°un imperio en declive es un animal muy peligroso¡±. Trump y sus halcones estar¨¢n sentados en una cabina de mando cuyos botones y palancas impactar¨¢n en el infortunio de millones de personas, aun cuando en este momento solo podamos especular sobre sus potenciales v¨ªctimas.
As¨ª que podemos dar por descontado el da?o que provocar¨¢ en el mundo este ego¨ªsta abusivo, negado a toda consideraci¨®n ¨¦tica ajena a sus intereses, caprichos y fobias. La pregunta es cu¨¢nto da?o har¨¢ y a qui¨¦nes. Los pa¨ªses vecinos de Israel y los ucranianos lo pasar¨¢n mal, productores de determinadas regiones vivir¨¢n una tragedia, miles de familias latinas seguramente tambi¨¦n. La duda simplemente reside en conocer exactamente qui¨¦nes, cu¨¢ndo y en qu¨¦ medida. Pero en cualquier escenario no es algo que favorezca los buenos augurios para 2025, por m¨¢s que asumamos como un deber desearlos con optimista prodigalidad.
Se atribuye a Mario Benedetti la frase: ¡°un pesimista es un optimista informado¡±. Una justa expresi¨®n para dar cuenta de la manera en que la lectura atenta de la realidad suele desinflar, si se asume con honestidad, las aspiraciones desaforadas e incluso los buenos deseos m¨¢s modestos. Se entiende que necesitamos un incentivo interno, un impulso para bregar en momentos dif¨ªciles, a condici¨®n de no enga?arnos. O quiz¨¢ solo un poco.
Puedo entender que la presidenta de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum, nos asegure que nos va a ir requetebien, porque es parte de sus responsabilidades apaciguar temores e intentar mejorar el ¨¢nimo de los ciudadanos de cara a lo que se aproxima. Pero tambi¨¦n es cierto que muchos mexicanos estar¨¢n dedicados, m¨¢s modestamente, a que nos les vaya requetemal.
Los pron¨®sticos de crecimiento para M¨¦xico en 2025 por parte de las instituciones especializadas han venido recort¨¢ndose en las ¨²ltimas semanas y ahora fluct¨²an entre 1 y 1.2%, un poco menor a la tasa de 2024. Apenas superior al crecimiento demogr¨¢fico, lo cual significa que, en promedio, los mexicanos terminaremos el a?o donde hoy lo comenzamos. Pero como somos una sociedad afectada por la desigualdad, este modesto crecimiento esconde el hecho de que a algunos les va a ir bien, probablemente a los m¨¢s protegidos, y a muchos otros les va a ir bastante menos bien (para no ponerlo en t¨¦rminos alarmistas).
El a?o de todos los peligros, se titula el editorial de EL PA?S de este primero de enero, con la dosis de realismo que ayuda a vacunarnos contra falsas esperanzas o promesas peregrinas. En alg¨²n lugar tenemos que encontrar un precario equilibrio para evitar anhelos irresponsables e improbables, por un lado, y el derrotismo que se asume de antemano, por el otro.
Quiz¨¢ el verdadero sentido de desearnos feliz a?o, en esta ocasi¨®n, no sea la f¨®rmula autom¨¢tica e impersonal de una frase de tarjeta Hallmark, sino una especie de bendici¨®n para que en la t¨®mbola de fortunas e infortunios que depara el destino, la tragedia pase de largo y no toque a nuestras puertas. Por desgracia se trata de una t¨®mbola inequitativa, ama?ada por jerarqu¨ªas y privilegios, dir¨ªa el pesimista de Benedetti, optimista bien informado.
O quiz¨¢ simplemente entregarnos al respiro que ofrecen estas fiestas, dar la espalda por unas horas a las noticias de penurias y quebrantos, y desearnos un feliz a?o con la satisfacci¨®n inconsciente que depara un rato de gozo, antes de encarar lo que se nos viene encima.
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