El a?o de todos los peligros
La vuelta de Trump a la Casa Blanca dentro de 20 d¨ªas ser¨¢ decisiva para Ucrania y Oriente Pr¨®ximo. Y para la cohesi¨®n de la UE
El a?o que empieza este mi¨¦rcoles es el de todas las incertidumbres y peligros, los intr¨ªnsecos del futuro por escribir y los adicionales del desorden que afecta ante todo a la cima del poder mundial y a quien lo va a representar: el caprichoso, err¨¢tico y siempre disruptivo Donald Trump. De hacerse realidad sus compromisos, en las primeras 24 horas de su presidencia deben terminar las guerras en Ucrania y Oriente Pr¨®ximo, sin que se sepa muy bien c¨®mo y a qu¨¦ precio. Tambi¨¦n empezar¨¢ la deportaci¨®n de millones de personas instaladas en Estados Unidos pero que no cuentan con la nacionalidad. Junto al incremento de las tarifas a la importaci¨®n, hasta un 60% para China, conformar¨¢n el primer paquete de pol¨ªticas perjudiciales para todos, empezando por la econom¨ªa de Estados Unidos y, como consecuencia, la global.
El historial de Trump matiza sus m¨¢s disparatados prop¨®sitos, como la compra perentoria de Groenlandia, la recuperaci¨®n del canal de Panam¨¢, la amenaza militar contra los c¨¢rteles de la droga mexicanos, el desmontaje del Estado federal y de sus principales agencias o la venganza contra quienes se han opuesto a su presidencia o han intentado llevarle a la c¨¢rcel. Seg¨²n las visiones m¨¢s ben¨¦volas, esta panoplia de ocurrencias y dislates corresponde a la primera fase del arte de la negociaci¨®n: el acuerdo que empieza con la intimidaci¨®n antes de la cesi¨®n. Con esta forma de proceder, todav¨ªa restringida en la primera presidencia, no valen las instituciones, las alianzas, ni la regla de juego, sino la mera transacci¨®n bilateral, en la que Trump impone finalmente su posici¨®n de fuerza en defensa de sus intereses.
Marcar¨¢n el nuevo rumbo los primeros compases del a?o, entre el 20 de enero, cuando Trump firme sus primeros decretos, y el 24 de febrero, cuando se conozcan los resultados de las elecciones generales en Alemania. Ser¨¢ un intervalo de especial debilidad europea debido a la precariedad pol¨ªtica de las dos principales potencias: Francia ¡ªpor la fragilidad del Gobierno de Fran?ois Bayrou, de mimbres similares a los que compon¨ªan el de Michel Barnier, el m¨¢s corto de la historia¡ª y, en menor medida, Alemania por las elecciones anticipadas que la dejar¨¢n con un Gobierno en funciones a la espera del signo de la nueva mayor¨ªa. De seguir la pauta hist¨®rica, hasta mitad de a?o no se conocer¨¢ el color de la nueva coalici¨®n, sea conservadora-socialista, sea conservadora-verde. En ambos casos encabezada casi con total seguridad por el veterano conservador Friedrich Merz, de orientaci¨®n europe¨ªsta pero susceptible de aceptar el m¨¦todo bilateral con el que Trump pretende dividir a los europeos. Es preocupante que este intervalo pueda alargarse hasta avanzado 2025 si Francia se ve obligada a nuevas elecciones legislativas.
Ucrania pondr¨¢ a prueba el lazo transatl¨¢ntico, con los europeos en desventaja por la interinidad franco-alemana y por la nueva Comisi¨®n todav¨ªa en fase de despegue. Para limitar su factura, la Casa Blanca trumpista accionar¨¢ sus palancas: las tarifarias, el gasto en defensa de los socios de la OTAN y la negociaci¨®n bilateral directa con el Kremlin. Sin unidad europea, la paz puede producirse a espaldas y a expensas de los intereses europeos e incluso de los ucranios. Nada ser¨ªa peor que una negociaci¨®n bilateral entre Washington y cada una de las capitales por separado, sin solidaridad europea y sobre una mezcla t¨®xica de comercio, defensa y futuro de Ucrania. Si Putin saliera vencedor de tal negociaci¨®n, obteniendo cesiones territoriales y sin garant¨ªas suficientes para la seguridad de Kiev, Europa entrar¨ªa en una peligrosa etapa de fragilidad ante el expansionismo ruso, Trump obtendr¨ªa su primera derrota geopol¨ªtica y China ¡ªque viene de un a?o decepcionante en lo econ¨®mico pero sobresaliente en lo geopol¨ªtico, empezando por su influencia en el Sur global¡ª un interesante antecedente para sus prop¨®sitos anexionistas respecto a Taiw¨¢n.
Algo paralelo ocurre en Oriente Pr¨®ximo, donde son todav¨ªa mayores las debilidades y las fracturas europeas respecto a Palestina. Sin la UE y sin la ONU, tal como Trump y Netanyahu plantean su geometr¨ªa regional, ser¨¢n escasas las expectativas de paz y estabilidad y nulo el reconocimiento de derechos individuales y colectivos para los palestinos. Gaza y L¨ªbano son la piedra de toque. Con una r¨¢pida liberaci¨®n de los rehenes y un alto el fuego en la Franja, junto a la consolidaci¨®n de la tregua con Hezbol¨¢, Trump se anotar¨ªa su primer ¨¦xito y podr¨ªa reactivar los Acuerdos de Abraham para incorporar a Arabia Saud¨ª, ofrecer alg¨²n horizonte a los palestinos e incluso proponerse la neutralizaci¨®n negociada del peligro nuclear iran¨ª.
Tambi¨¦n la nueva Siria liberada de la dictadura depende de la persistencia belicista de Israel, es decir, de que Trump consiga de Netanyahu lo que no consigui¨® Biden. El nuevo comienzo de Siria est¨¢ cargado de dificultades, paralelas a las inc¨®gnitas de L¨ªbano, econ¨®micamente hundido y fragmentado y todav¨ªa con territorios ocupados por Israel. En Ucrania y Oriente Pr¨®ximo se concentran los enormes peligros y a la vez las esperanzas del a?o que empieza. Y de la ¨¦poca que vivimos. Ser¨ªa bueno que en ambos escenarios la Uni¨®n Europea hablara con una sola voz y sin dobles raseros para defender el derecho internacional. De lo contrario, se arriesga a caer en la irrelevancia y, de paso, a convertir en papel mojado los fundamentos que hicieron posibles las d¨¦cadas m¨¢s pr¨®speras y pac¨ªficas de su historia.
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