Ciencia e innovaci¨®n, la asignatura pendiente
Am¨¦rica Latina importa ocho veces m¨¢s propiedad intelectual de la que exporta, la proporci¨®n m¨¢s elevada de cualquier regi¨®n en el mundo, despu¨¦s de ?frica
![Taller de Huai 'an, en Jiangsu, China, el 14 de febrero de 2025.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V62KHB55DNFCLKMFJLFNCBC7SY.jpg?auth=f6298a81253fa9e0240069a6e60adc0a407dbc8626a9389d54c6693730252ff2&width=414)
Uno de los rasgos m¨¢s delicados de la coyuntura por la que atraviesa Am¨¦rica Latina es que, m¨¢s all¨¢ de la volatilidad e incertidumbre que invade el escenario internacional, parecen haberse perdido de vista algunos puntos muy finos de los cuales dependen en buena medida la innovaci¨®n, la productividad y, por ende, el crecimiento. Veamos.
Un repaso r¨¢pido muestra problemas graves y acertijos variados. Desde las consecuencias que deriven del trumpismo 2.0 hasta el enconado ambiente de polarizaci¨®n pol¨ªtica pasando por una nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica centrada en el desarrollo de la inteligencia artificial; el cambio clim¨¢tico y la transici¨®n energ¨¦tica; una migraci¨®n internacional descontrolada; la crisis de inseguridad y crimen organizado; la destrucci¨®n democr¨¢tica y una degradaci¨®n en la calidad de la conversaci¨®n p¨²blica.
Todo eso ya lo sabemos y observamos cada d¨ªa.
Pero a lo anterior hay que agregar el extraordinario rezago que padecen los pa¨ªses emergentes como M¨¦xico en materia de investigaci¨®n de frontera, innovaci¨®n y generaci¨®n de conocimiento, que est¨¢ directamente emparentado con la deficiente formaci¨®n de talento y la modesta producci¨®n ¨Ddesde las universidades o los centros especializados¨D de investigaci¨®n y conocimiento que tenga impacto.
En eso, sin embargo, nos detenemos poco y no se limita a una discusi¨®n superficial sobre China, microchips, aranceles o cient¨ªficos en potencia, sino a una realidad m¨¢s compleja que ha lastrado por d¨¦cadas el desarrollo de M¨¦xico y de Am¨¦rica Latina (ALC).
Pongamos las cosas en perspectiva. Con la relativa excepci¨®n de M¨¦xico, gracias al libre comercio y la modernizaci¨®n econ¨®mica que emprendi¨® en los a?os noventa, en el promedio de ALC las materias primas representan todav¨ªa el 56% de sus exportaciones totales de bienes, y el 80% en el caso de las que van concretamente a China, lo que revela su escasa complejidad y bajo valor a?adido. La regi¨®n supone menos del 2% de las solicitudes de patentes en el mundo, y, de ¨¦stas, acaso una quinta parte son presentadas por inventores o investigadores latinoamericanos. ALC importa ocho veces m¨¢s propiedad intelectual de la que exporta, la proporci¨®n m¨¢s elevada de cualquier regi¨®n en el mundo, despu¨¦s de ?frica.
Es decir, en la medida en que las tecnolog¨ªas y el conocimiento de vanguardia se aceleran existe el riesgo de que la regi¨®n pueda quedarse nuevamente rezagada si no act¨²a de manera mucho m¨¢s r¨¢pida y consistente. De alguna manera esto explica, para el caso mexicano, que el porcentaje del valor agregado manufacturero de lo que fabrica y exporta haya oscilado, seg¨²n c¨¢lculos de ?M¨¦xico c¨®mo vamos? con datos de INEGI, apenas entre el 38% y 42% en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, y probablemente hace m¨¢s claro el d¨¦ficit del pa¨ªs en la producci¨®n dom¨¦stica de insumos y componentes m¨¢s innovadores as¨ª como la atracci¨®n de proveedores m¨¢s competitivos de terceros pa¨ªses -China por ejemplo-, por fuera de los acuerdos de libre comercio. Junto con otras razones, esa brecha cre¨® los incentivos para que m¨¢s empresas chinas se instalaran en M¨¦xico para ensamblar o fabricar productos que luego se venden en Estados Unidos. En 2002, por ejemplo, las exportaciones mexicanas a su vecino del norte conten¨ªan menos del 5% de componentes chinos en valor; en 2023 se estima que esa cifra supera el 21%.
En pocas palabras, esta es el rezago que no se quiere ver en ALC y del que M¨¦xico, por supuesto, no est¨¢ a salvo, a menos que haga a un lado ocurrencias y buenos deseos, y, en cambio, dise?e y ejecute las pol¨ªticas correctas durante un largo plazo para construir una econom¨ªa m¨¢s compleja, ¨¢gil y diversificada, sostenida en la formaci¨®n de talento especializado y de alta calidad, en innovaciones puestas en valor y en el aumento de la productividad.
Por ejemplo, en el campo de la innovaci¨®n y la creaci¨®n de conocimiento se calcula que la cantidad de investigadores de tiempo completo en Iberoam¨¦rica ha aumentado de casi 443 mil a unos 642 mil entre 2013 y 2022, de los cuales 46% est¨¢ en las universidades, un 33% en empresas privadas y p¨²blicas, y 19% en instituciones de I+D de car¨¢cter p¨²blico. A nivel global se editan entre 21 mil y 40 mil revistas (indexadas o no, de acceso libre o no) y se publican unos dos millones de art¨ªculos en revistas cient¨ªficas. La cantidad de art¨ªculos firmados por autores de ALC aument¨® 64%, pero esta producci¨®n no se ha traducido en innovaci¨®n y productividad creciente, o es muy desigual por pa¨ªs y sector, o de plano no tiene impacto evidente y medible. Este es un serio cuello de botella en la regi¨®n y en el pa¨ªs.
Seg¨²n el Global Innovation Index de la OMPI, en 2021 se presentaron cerca de 20 millones de solicitudes de patentes, registro de marcas y dise?os industriales: 68.4% fueron en Asia y 1.1% en Am¨¦rica Latina, y de ese total solo unas 16 mil provinieron de M¨¦xico. En 2024, de 133 pa¨ªses considerados en ese ¨ªndice, M¨¦xico descendi¨® al lugar 56, pero en patentes cay¨® a la posici¨®n 89. M¨¢s a¨²n: entre numerosos aspectos importantes, dicho ¨ªndice identifica que la espina dorsal de un s¨®lido ecosistema nacional de innovaci¨®n son los llamados clusters cient¨ªficos y tecnol¨®gicos, es decir, regiones o ciudades enteras que ¡°albergan universidades de renombre, cient¨ªficos brillantes, empresas intensivas en I+D e inventores prol¨ªficos para una colaboraci¨®n que da lugar a invenciones que impulsan la innovaci¨®n¡±.
Lamentablemente, M¨¦xico no tiene un solo cluster de este tipo entre los primeros 100 a nivel global, y en Am¨¦rica Latina solo est¨¢ Sao Paulo, Brasil.
Por su parte, en el World Competitiveness Ranking 2024 del International Institute for Management Development, la competitividad general de M¨¦xico descendi¨® del n¨²mero 53 en 2020 al 56 en la actualidad, sobre 67 pa¨ªses incluidos; en el cap¨ªtulo espec¨ªfico de infraestructura cient¨ªfica cay¨® del lugar 48 al 56 y en la tecnol¨®gica al 63.
Ahora bien, si la mayor parte de la investigaci¨®n se hace en las universidades (o eso parece), ninguna mexicana califica entre las 100 m¨¢s importantes del mundo en los rankings (salvo la UNAM en uno, el QS, donde se ubica en la posici¨®n 93 sobre 1497, y solo en un indicador, ¡°reputaci¨®n acad¨¦mica¡±, de los cinco que usa). Este d¨¦ficit es notable si recordamos que muchas innovaciones importantes han surgido precisamente de esos centros acad¨¦micos. La tecnolog¨ªa para la tomograf¨ªa axial computarizada (TAC) fue patentada por investigadores de Georgetown University; la primera versi¨®n del cintur¨®n de seguridad para veh¨ªculos surgi¨® en Cornell; algunas aplicaciones tempranas de celdas solares salieron del MIT; las vacunas antigripales en la universidad de Rochester; las primeras versiones del ultrasonido en la universidad de Viena y as¨ª sucesivamente. Esto es lo que se llama hacer investigaci¨®n aplicada con incidencia, pertinencia, rentabilidad e impacto, en donde M¨¦xico puede aportar m¨¢s, como ya sucedi¨® en el siglo pasado por ejemplo con la TV a color o algunos dispositivos nanotecnol¨®gicos para tratamientos m¨¦dicos.
Puede decirse, en descargo, que hay mucha investigaci¨®n y publicaciones por ejemplo en artes, humanidades y ciencias sociales de excelente calidad y ciertamente muy importante en t¨¦rminos culturales, educativos e incluso ¨¦ticos y est¨¦ticos, pero para efectos de innovaci¨®n, productividad y competitividad para el crecimiento econ¨®mico, su valor es distinto.
La evidencia internacional es categ¨®rica: los pa¨ªses que prosperan en forma r¨¢pida, s¨®lida y sostenida est¨¢n haciendo algo que va mucho m¨¢s all¨¢ de abrir universidades, ampliar la oferta, ofrecer becas o hacer declaraciones al vapor. Parece claro, sin embargo, que los gobiernos no lo entienden y debieran saber que, como pasa en pol¨ªtica, tambi¨¦n en el universo de la investigaci¨®n y el conocimiento el enga?o es, frecuentemente, autoenga?o.
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M¨¢s informaci¨®n
![Un voluntario de M¨¦dicos Sin Fronteras durante una investigaci¨®n del mosquito del dengue, en Honduras](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2GHGMMFG6ZBGNOUYW2TSTQQG3M.jpg?auth=fb0047716bd5a1c8ff7699f8ec8fdfc0f6dd8ae29559decd7127f74864a1d50d&width=414&height=311&smart=true)