M¨¦xico o David con una honda
El apoyo popular de Sheinbaum, de 76%, eclipsa el 55% de su par estadounidense. Mejor ella que ¨¦l. Ese respaldo es al tiempo autorizaci¨®n y guada?a
Hasta hace unas semanas, M¨¦xico ¡ªcon la armadura hecha jirones tras a?os de jaloneos¡ª, avanzaba con esperanza taimada hacia la implementaci¨®n de sus populares y ensordecedoras reformas. Trabajos mayores.
Fue entonces cuando, del otro lado de la frontera, llegaron los alaridos: el gigante del norte hab¨ªa cambiado de parecer. Una flecha ardiente apuntaba hacia nuestra bandera.
?Podr¨¢ nuestro pa¨ªs resistir el embate del tit¨¢n?
Sostengo que M¨¦xico, como David ¡ªel muchachito de la honda¡ª, no enfrentar¨¢ a Goliat con espada ni fuerza bruta, sino con cinco piedras lisas que atesora en la bolsa. ?Ser¨¢n suficientes para derribar al gigante?
Piedra 1: el mundo observa
La beligerancia y pretensiones imperialistas de Trump, as¨ª como sus alianzas con figuras controvertidas ¡ªestoy siendo amable¡ª, como Javier Milei e Elon Musk, han generado rechazo en buena parte de la comunidad internacional. En contraste, M¨¦xico despierta la empat¨ªa que suelen generar la desdicha de los oprimidos que, con armaduras parchadas, permanecen de pie ante los colosos.
La primera piedra ha sido lanzada. Esta semana, el peri¨®dico brit¨¢nico The Telegraph revel¨® que Gran Breta?a no reconocer¨¢ el nuevo nombre impuesto por Trump al golfo de M¨¦xico sino hasta que exista un reconocimiento leg¨ªtimo y avalado internacionalmente. El mundo est¨¢ alerta al agitado cencerro.
La presi¨®n internacional puede transformarse en una carga pol¨ªtica para Trump, frenando su intento de avanzar su avalancha narrativa sin consecuencias. El mundo observa.
Piedra 2: un pa¨ªs guinda
De los 50 Estados que conforman el territorio estadounidense, el 54% est¨¢ bajo el control de gobernadores republicanos, mientras que el 46% restante responde a mandatarios dem¨®cratas. Tal fragmentaci¨®n pol¨ªtica plantea un obst¨¢culo significativo para Trump: la posibilidad de que los gobernadores no se alineen con sus pol¨ªticas y urgencias.
Como muestra, ah¨ª est¨¢n los veintid¨®s estados ¡ªel 44% del pa¨ªs¡ª que han anunciado demandas contra la orden ejecutiva de Donald Trump que busca eliminar el derecho a la ciudadan¨ªa por nacimiento en suelo norteamericano. A tan solo unos d¨ªas de su toma de protesta, se perfila una presidencia marcada por la confrontaci¨®n y la pataleta interna.
Incluso entre los gobernadores republicanos, Trump no genera un¨¢nime algarab¨ªa. Phil Scott, republicano electo para gobernar Vermont, es un buen ejemplo. Scott, fiel a sus principios m¨¢s que a la l¨ªnea partidaria, vot¨® el 5 de noviembre por Kamala Harris en las pasadas elecciones. ¡ªEl pa¨ªs por encima del partido, dijo entonces.
Sheinbaum, por contrario, gobierna un pa¨ªs mayormente unificado por la ¡ªtodav¨ªa fresca¡ª memoria de Obrador. A diferencia de Trump, a Sheinbaum le sobra capacidad de maniobra en los Estados. Cuenta con, al menos, veinticuatro gobernadores de su bando; el 75% del territorio nacional.
Donald Trump se enfrenta a una federaci¨®n que ¡ªlejos de ser ciega al color¡ª es mayormente guinda.
Piedra 3: un congreso monol¨ªtico
Si bien el partido republicano logr¨® hacerse en noviembre pasado de ¡ª casi¡ª todo: la mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes y el Senado, esa mayor¨ªa no es holgada.
En la C¨¢mara de Representantes, las elecciones de noviembre sentaron a 220 legisladores republicanos frente a 215 dem¨®cratas, una mayor¨ªa apenas visible. En el Senado, la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s ajustada: 53 republicanos contra 47 dem¨®cratas, siete menos de los necesarios para alcanzar la mayor¨ªa calificada requerida para asuntos clave. Salvo que Trump opte por continuar con la ¡ªcada vez m¨¢s com¨²n¡ª pr¨¢ctica de gobernar mediante decretazos u ¨®rdenes ejecutivas¡ª, algunas negociaciones ser¨¢n inevitables.
Adem¨¢s, cabe considerar que el hero¨ªsmo de Trump no siempre es un¨¢nime. Su palabra no siempre es bendita. El pasado 20 de diciembre, 235 congresistas republicanos rechazaron su propuesta de acuerdo de gastos durante el periodo de transici¨®n que buscaba una extensi¨®n de dos a?os del l¨ªmite de la deuda. La autoridad de Trump no es indiscutible.
En cambio, Sheinbaum took it all. Morena y sus temporales aliados controlan el 73% de la C¨¢mara de Diputados ¡ªm¨¢s que suficiente para reescribir la Constituci¨®n de un plumazo¡ª y 83 Senadores. Apenas tres abajo de la mayor¨ªa calificada, un obst¨¢culo que fue r¨¢pida ¡ªy cuestionablemente¡ª superado.
Piedra 4: un respaldo marabunta
El apoyo popular de Sheinbaum ¡ª76% la ¨²ltima vez que revis¨¦¡ª, eclipsa el 55% de su par estadounidense. Mejor ella que ¨¦l. Ese respaldo ¡ªpara quienes insisten que la pol¨ªtica no es un concurso de popularidad¡ª es al tiempo autorizaci¨®n y guada?a: le permite emprender acciones complejas y le abre paso entre el denso matorral.
Tal popularidad le ha dado a la Presidenta la fuerza para criticar, sin titubeos, las pol¨ªticas migratorias del reciente reestrenado mandatario y para negar a un avi¨®n estadounidense el acceso a territorio mexicano. El mensaje retumba.
Por si fuera poco, no olvidar que el obradorismo ¡ªel movimiento, no el partido¡ª crece y se amalgama frente a sus adversarios. Esos que hace un par de meses cayeron fulminados: el poder judicial, la oposici¨®n, los ¨®rganos aut¨®nomos.
Donald Trump ocupa la silla humeante que dej¨® Norma Pi?a.
Piedra 5: location, location, location
La posici¨®n geogr¨¢fica de M¨¦xico ¡ªpuente natural hacia el pa¨ªs del norte¡ª lo convierte en dos cosas que Estados Unidos odia, pero de las que no puede escapar: somos regulador y somos puerta.
Regulador de la intensidad con la que China extienda su cadena de suministro sobre nuestro suelo. Puerta para el incesante flujo de migrantes de Centro y Sudam¨¦rica. Somos nosotros ¡ªno solo las fuerzas del orden norteamericanas¡ª parte del sost¨¦n de su manoseada seguridad nacional.
Quiz¨¢s las consideraciones anteriores, las razones econ¨®micas que tiene Estados Unidos para mantener buenas relaciones con M¨¦xico y los buenos oficios trotados recientemente por Sheinbaum, puedan mantener al gigante satisfecho.
Imposible saberlo. Lo cierto es que as¨ª venci¨® David a Goliat. Con honda y piedras. Con punter¨ªa.
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