Asuntos internos
Pek¨ªn reivindica su soberan¨ªa nacional y el derecho a no interferencia en sus pol¨ªticas. As¨ª avanza un nuevo imperialismo
El fracaso es doble: el libre mercado no conduce a la libertad pol¨ªtica, pero la globalizaci¨®n proporciona a los pa¨ªses autoritarios armas para el chantaje a las democracias. El resultado a la vista est¨¢: con China hemos hecho un pan como unas tortas. No son tan solo los gobiernos e instituciones internacionales los que est¨¢n pillados, sino empresas y particulares.
Ahora todo queda m¨¢s claro, pasada la desastrosa presidencia de Trump, obsesionado con el d¨¦ficit comercial y los puestos de trabajo perdidos en Estados Unidos, pero indiferente a las violaciones de derechos humanos. El trumpismo empez¨® a denunciar a China hace apenas un a?o con la pandemia, al avizorar su derrota en las urnas. Hay que recordar las caranto?as de Trump a Xi Jinping en enero de 2020, cuando todav¨ªa le elogiaba por su gesti¨®n del brote v¨ªrico de Wuhan.
China ha aprovechado los cuatro a?os de Trump, pero el origen est¨¢ en la llegada de Xi Jinping a la c¨²spide del poder en Pek¨ªn en 2012. Rusia y China act¨²an ahora como aliados estrat¨¦gicos en las instituciones internacionales. Desde 2011, el doble veto en el Consejo de Seguridad, formulado al alim¨®n por Pek¨ªn y Mosc¨², se ha instalado en la geometr¨ªa de Naciones Unidas. La responsabilidad de proteger a la poblaci¨®n civil que generaba el derecho de injerencia en los asuntos internos de las dictaduras pas¨® a mejor vida tras la autorizaci¨®n de bombardear las fuerzas del coronel Gadafi, utilizada por primera y ¨²ltima vez por el Consejo de Seguridad.
De ah¨ª deriv¨® la anexi¨®n de Crimea por Rusia y ahora la destrucci¨®n de la democracia liberal de Hong Kong y el sometimiento de los uigures de Xinjiang, recibidos apenas con unos gru?idos por parte de la comunidad internacional. Con Xi Jinping, a diferencia de sus antecesores, la China de etnia han, confuciana y comunista, con el mandar¨ªn como lengua hegem¨®nica, quiere asimilar cualquier diversidad en las creencias, la lengua y la identidad cultural.
Han regresado las viejas armas mao¨ªstas del internamiento y la reeducaci¨®n, junto con las tecnolog¨ªas digitales de reconocimiento facial y los algoritmos policiacos. Un mill¨®n de uigures han pasado ya por los campos, donde se han dado casos de tortura, esterilizaciones y violaciones. La vasta operaci¨®n re¨²ne todas las caracter¨ªsticas de un genocidio cultural.
En respuesta a las denuncias y sanciones internacionales, el r¨¦gimen de Pek¨ªn reivindica su soberan¨ªa nacional y el derecho a la no interferencia en los asuntos internos. As¨ª avanza un nuevo imperialismo, muy semejante a los viejos, pero asentado en la buena conciencia y preparado para expandirse en su espacio geogr¨¢fico primero, hasta ampliar luego su hegemon¨ªa a todo el continente euroasi¨¢tico y m¨¢s all¨¢. </CW>Las leyes raciales de la Alemania nazi de 1935 tambi¨¦n fueron asuntos internos que precedieron en pocos a?os a la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto.
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