Extremos en Per¨²
El duelo presidencial entre candidatos radicales es el fruto amargo de una larga trayectoria de fracaso pol¨ªtico
Los peruanos deber¨¢n elegir entre dos candidatos muy diferentes en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo 6 de junio. Se trata de dos opciones polarizadoras, muy alejadas del centro y cuya victoria el pasado domingo sobre las dem¨¢s candidaturas obliga a una seria reflexi¨®n de la clase pol¨ªtica de Per¨² sobre su responsabilidad en que la ciudadan¨ªa haya dado la espalda a las formaciones m¨¢s institucionales.
La gran fragmentaci¨®n del voto en las urnas ha dado la victoria al sindicalista de izquierda radical Pedro Castillo, sin duda la gran sorpresa de estos comicios. Este maestro, que representa al voto rural habitualmente olvidado por la clase dirigente en sus pol¨ªticas y en sus discursos, ha obtenido m¨¢s de un 18% de los sufragios. El vencedor de la primera vuelta tiene un gran tir¨®n popular en las zonas m¨¢s pobres del pa¨ªs, pero es pr¨¢cticamente un desconocido en Lima y su ¨¢rea metropolitana, donde se agrupa un cuarto de la poblaci¨®n peruana. Castillo es el ejemplo perfecto del divorcio entre la sociedad urbana y la rural que, aunque oficialmente convivan en el mismo pa¨ªs y est¨¦n gobernados por las mismas instituciones, habitan realidades paralelas sin que ning¨²n Gobierno haya logrado acercarlas.
Pero mientras la opci¨®n de Castillo supone un cambio radical en las prioridades del Gobierno nacional, la alternativa que se presenta en las urnas es un salto a un tenebroso pasado y a un m¨¢s que turbio presente. Lanzada a la pol¨ªtica con el objetivo de liberar a su padre ¡ªel expresidente y posterior dictador Alberto Fujimori (1990-2000), condenado y encarcelado por violaci¨®n de los derechos humanos y corrupci¨®n, entre otros delitos¡ª Keiko Fujimori aporta su propio bagaje de esc¨¢ndalos pol¨ªticos. En la actualidad est¨¢ en libertad vigilada mientras se la investiga por blanqueo de capitales, pertenencia a organizaci¨®n criminal y obstrucci¨®n a la justicia. Su partido, Fuerza Popular, ha llevado al colapso al Congreso del pa¨ªs y forzado graves crisis institucionales como la acaecida en 2019, cuando el Ej¨¦rcito tuvo que hacer expl¨ªcito su apoyo a la Constituci¨®n y sus instituciones despu¨¦s de que el partido de Keiko Fujimori se negara a acatar la disoluci¨®n legal del Parlamento y la consecuente convocatoria electoral.
Pero esta situaci¨®n no surge de la nada. El resultado de esta primera vuelta es el amargo fruto de una larga trayectoria de fracaso pol¨ªtico en Per¨², marcado por una profunda corrupci¨®n. De hecho, casi todos los presidentes de la Rep¨²blica desde que Per¨² recuper¨® la democracia han sido procesados por este delito. El paso a la segunda vuelta de dos candidatos extremos no es una perspectiva tranquilizadora para un pa¨ªs que necesita una regeneraci¨®n pol¨ªtica serena e integradora.
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