?Cu¨¢ndo volver¨¦ a casa?
Los lectores escriben de la necesidad de contacto familiar tras un a?o de pandemia, de las mujeres de la generaci¨®n del 27, del proceso de vacunaci¨®n y de la vuelta de instrumentos tradicionales como el botijo
Tras un a?o de pandemia, vivir en el extranjero deja de ser una aventura enriquecedora para transformarse en una aventura inquietante. Con los cierres de las fronteras, la sensaci¨®n de estar encarcelados en nuestra propia vida es un peso que cada d¨ªa llevamos con nosotros. Esta situaci¨®n nos priva del amor de nuestra familia y nos obliga a ser m¨¢s fuertes y a no dejar que esto nos afecte en nuestro d¨ªa a d¨ªa, pero no est¨¢ siendo f¨¢cil. Vivo con la ilusi¨®n de que abran las fronteras de Portugal para subir al coche y abrazar a nuestra familia. Llevo meses sin poder responder a la pregunta de ?cu¨¢ndo vamos a ver a los abuelos? La decisi¨®n de irnos a vivir fuera fue nuestra, pero la culpabilidad que se siente al pensar que estamos privando a nuestra familia de ver crecer a nuestros hijos es un sentimiento tan pesado como triste. Las videollamadas ya no son suficientes, necesitamos la calidez del contacto.
Ariana Arag¨®n Clota. Oporto
Las Sinsombrero
Siempre me he considerado una apasionada de la lectura, ya que desde peque?a he le¨ªdo todo lo que ha ido cayendo en mis manos. As¨ª, imaginar¨¢n mi sorpresa al descubrir, a mis 33 a?os, que en la generaci¨®n del 27 tambi¨¦n hab¨ªa mujeres. Se llamaron Las Sinsombrero: pintoras, escultoras, escritoras, poetisas, ilustradoras¡ Artistas desterradas por quienes escribieron la historia, que decidieron que los miembros de la generaci¨®n del 27 ser¨ªan hombres, excluyendo a esas mujeres que aparecen junto a ellos en las fotos. Yo pensaba que eran sus amigas, novias¡ Como muchos, no les di m¨¢s importancia. Pero eran sus compa?eras, yo lo descubr¨ª de rebote hace unas semanas, y no dejo de darle vueltas a cu¨¢ntas mujeres m¨¢s permanecen ocultas, esperando a que alguien alce la voz por ellas. Aqu¨ª va mi granito de arena para todas ellas.
Concepci¨®n Monge Rojo. Vitoria
Todav¨ªa sin vacunar
?Qu¨¦ pasa con los trabajadores esenciales de 55 a 60 a?os que estamos en activo y seguimos sin ser vacunados? Somos maestros, pero en la misma situaci¨®n est¨¢n los hombres y mujeres de las fuerzas policiales que tienen en com¨²n con nosotros el a?o de nacimiento. Queremos que nos vacunen ya y, por supuesto, nos da igual AstraZeneca, Moderna o la que sea.
Carmen Bengoechea Cordero. Tres Cantos (Madrid)
Efectos secundarios
A veces no doy cr¨¦dito a lo que veo. No dejan de hablar de los efectos secundarios de algunas vacunas. ?Por qu¨¦ no se hace un estudio de aquellas personas a las que por riesgo no se les deben administrar esas vacunas y se contin¨²a con la vacunaci¨®n porque es la ¨²nica arma para poder acabar con esta situaci¨®n? Y me hago otra pregunta: ?qu¨¦ medicamento no tiene efectos secundarios?
Claudia Gallego S¨¢nchez. Alcorc¨®n (Madrid)
El botijo tiene futuro
Una nueva tradici¨®n que hemos perdido en las ciudades es el uso del botijo, pero quiz¨¢ no est¨¦ tan lejos el d¨ªa en el que este instrumento vuelva a ser tendencia. Nos hemos acostumbrado a no utilizarlo, pero puede tener futuro, pens¨¢ndolo bien, adem¨¢s de sus propiedades, es sostenible y reducir¨ªamos el uso del pl¨¢stico. ?Nos veremos en un tiempo buscando el botijo del mercado?
Maeva Cazaban Hern¨¢ndez. Madrid
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