Cambio en Israel
La salida de Netanyahu del Gobierno es un saludable desarrollo democr¨¢tico
El pacto de gobierno alcanzado en Israel por una heterog¨¦nea coalici¨®n de ocho partidos constituye por m¨²ltiples motivos un saludable hito para la democracia israel¨ª. En primer lugar porque, de confirmarse la investidura, la coalici¨®n representar¨ªa la salida del Ejecutivo de Benjam¨ªn Netanyahu tras 12 a?os consecutivos como primer ministro con un turbio balance; en segundo lugar, porque el pacto revoluciona un negativo estado de par¨¢lisis pol¨ªtica que ha forzado cuatro elecciones en apenas dos a?os, agudizando una p¨¦sima polarizaci¨®n en bloques. Confluyen en la coalici¨®n partidos de la derecha nacionalista, del centro reformista, la izquierda cl¨¢sica y en un desarrollo sin precedentes y de gran importancia, tambi¨¦n una formaci¨®n ¨¢rabe.
No cabe duda de que la nueva mayor¨ªa gubernamental, a la vista de semejante heterogeneidad ideol¨®gica, tendr¨¢ enormes dificultades en su andadura. No hay que descartar que el Gobierno resultante, que estar¨¢ presidido en un primer periodo por el nacionalista Naftali Bennett y en uno posterior por el centrista Yair Lapid, sea finalmente de corta duraci¨®n. En caso de supervivencia, no cabe esperar ninguna capacidad de acci¨®n sustancial en las cuestiones esenciales del conflicto palestino, acerca del que los partidos aliados mantienen visiones diferentes. Lo razonable es esperar un Ejecutivo centrado en la recuperaci¨®n econ¨®mica y poco m¨¢s.
Pero el simple hecho de que todos esos partidos hayan sido capaces de cristalizar con su acuerdo el convencimiento del importante da?o que Netanyahu estaba causando al pa¨ªs y a sus instituciones constituye un elemento de higiene democr¨¢tica que debe ser celebrado. El mandatario derechista ¡ªprocesado por soborno, fraude y abuso de poder¡ª ha retorcido hasta el l¨ªmite el normal funcionamiento institucional del pa¨ªs con el ¨²nico fin de mantener la inmunidad ante los tribunales. Ser¨¢ bueno para Israel que responda ante los tribunales, y tambi¨¦n lo ser¨¢ dejar atr¨¢s una acci¨®n pol¨ªtica que, bajo el espejismo de vender seguridad ¡ªde la mano de un real progreso econ¨®mico¡ª, ha alimentado una peligrosa frustraci¨®n de la poblaci¨®n palestina (que Ham¨¢s aprovecha sin escr¨²pulos) y un da?ino deterioro de la imagen internacional del pa¨ªs, ganado a pulso con la profundizaci¨®n de una praxis de ocupaci¨®n ilegal, con una discriminatoria ley de soberan¨ªa y muy cuestionables operaciones militares.
Como han constatado las repetidas elecciones, la sociedad israel¨ª est¨¢ fragmentada en una mir¨ªada de opciones identitarias con planteamientos dispares respecto a la laicidad del Estado, la resoluci¨®n del conflicto palestino o el papel de la minor¨ªa ¨¢rabe-israel¨ª en la sociedad. Los enfrentamientos entre ¨¢rabes y jud¨ªos acaecidos en diferentes ciudades de Israel durante la reciente escalada entre Israel y Ham¨¢s fueron inquietantes. Por tanto, hay que celebrar la llegada de un Ejecutivo formado por sensibilidades tan diferentes que reactive una cultura de di¨¢logo interno, que saque al pa¨ªs de una din¨¢mica de campa?a constante que ha exacerbado diferencias y rencores.
Hay que ser realistas. La salida de Netanyahu y la hist¨®rica conformaci¨®n de un Gobierno ¡ªpendiente del voto en el Parlamento¡ª tan diverso y con un partido ¨¢rabe no conllevar¨¢n un giro copernicano. Pero es una oportunidad para alejarse de una etapa pol¨ªtica oscura y reconsiderar planteamientos que, en contra de lo que sostiene Netanyahu, no han beneficiado a Israel.
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