Sentir el cambio clim¨¢tico
Para entender las consecuencias de la deforestaci¨®n basta con colocarse en un descampado en pleno agosto: ese es el mundo que nos espera si no actuamos
Me hab¨ªa propuesto encontrar una estad¨ªstica relacionada con el calentamiento global y el deterioro de nuestro ecosistema que indicara alguna evoluci¨®n positiva como resultado de nuestros esfuerzos por mitigar sus efectos. Un dato que sirviera de incentivo para esforzarnos m¨¢s y no sumirnos en la apat¨ªa o el catastrofismo. Seguramente, hay alguno en este sentido, pero confieso que, en mi somera b¨²squeda, no he logrado encontrarlo. Al mismo tiempo, crece el consenso sobre la necesidad de ofrecer algo m¨¢s que sombr¨ªas estad¨ªsticas sobre el futuro de nuestro planeta para impulsarnos a la acci¨®n. Ejemplo de ello es el conocido como Climate Clock (reloj clim¨¢tico). Iniciativa de los activistas Gan Golan y Andrew Boyd, el primer reloj clim¨¢tico apareci¨® en la Union Square de Nueva York en oto?o de 2020, pero desde entonces han surgido relojes clim¨¢ticos en numerosas ciudades del mundo. Consisten en pantallas digitales de mayor o menor tama?o que muestran dos cifras. La primera, de color anaranjado, es el tiempo que nos queda, seg¨²n numerosos expertos, para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero antes de alcanzar un punto de no retorno (en el momento que escribo, seis a?os y 148 d¨ªas). La segunda, en verde, representa el porcentaje estimado de consumo energ¨¦tico en el mundo procedente de fuentes renovables (en la actualidad, alrededor de un 12%). Mientras la primera cifra se reduce por cada segundo que pasa, la segunda crece muy poco a poco. Pero crece y, como quiera que sea, es una buena noticia.
La presencia de estos relojes ¡ªque son, simult¨¢neamente, una alerta y un incentivo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico¡ª parece, sin duda, ¨²til. Con todo, cabe preguntarse si, adem¨¢s de cifras, no es necesario algo m¨¢s palpable para conectar con nuestra sensibilidad y movernos a actuar. Para entender las consecuencias de la deforestaci¨®n, por ejemplo, basta con colocarse en un descampado en pleno agosto. Ese es el mundo que nos espera ¡ªy que sufren ya millones de personas en otras regiones¡ª si, entre otras cosas, no reducimos nuestra explotaci¨®n del suelo para la producci¨®n de pienso animal. Para comprender los beneficios de la reforestaci¨®n basta abandonar el descampado e ingresar en el frescor de un parque densamente arbolado. Ese es el mundo que podemos tener si comemos menos animales y sustituimos el cultivo masivo de pienso por ¨¢rboles.
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