Hollywood en Europa
Espa?a tiene la oportunidad de posicionarse como centro de producci¨®n audiovisual y reforzar su propia industria, necesitada de pol¨ªticas de Estado
¡°?Por qu¨¦ aspirar a ser un burdo imitador de Ravel pudiendo ser genuinamente Gershwin?¡±. La cita, ap¨®crifa, pero no por ello menos certera, es atribuida al propio Maurice Ravel y contiene toda la sabidur¨ªa del aforismo griego ¡°con¨®cete a ti mismo¡±. Convencido de que una formaci¨®n ortodoxa arruinar¨ªa la espontaneidad jazz¨ªstica de la m¨²sica de Gershwin, Ravel se neg¨® a admitirlo como disc¨ªpulo en su c¨ªrculo parisino. Gershwin culmin¨® en Francia Un americano en Par¨ªs y regres¨® a Nueva York, aunque pasar¨ªa sus ¨²ltimos a?os en Hollywood escribiendo m¨²sica para el cine.
Escuch¨¦ por primera vez un concierto de Gershwin en el Carnegie Hall de Nueva York, a unas pocas calles de donde Pedro S¨¢nchez y su comitiva fueron fotografiados con el ne¨®n de NBC Studios. Ellos eran esta vez europeos en Am¨¦rica y persegu¨ªan un proyecto ambicioso: convertir a Espa?a en ¡°el Hollywood de Europa¡±. La frase del presidente, sin duda efectista, ha sido banalizada por sus adversarios, quienes se apresuraron a censurar sin ambages el viaje americano. Pero cualquiera que trabaje en el sector audiovisual sabe que la expedici¨®n val¨ªa la pena por m¨¢s que no hubiera reuni¨®n con el presidente Joe Biden. Es muy posible que el cine espa?ol no deba imitar a Hollywood, sino perseverar en su propia singularidad y contar historias que nos muestren como somos y nos inviten a ese sano ejercicio de introspecci¨®n que consiste en conocerse a uno mismo a trav¨¦s de la ficci¨®n (¡°inventar sin traicionar¡±, que dec¨ªa Truffaut). Pero la l¨®gica partidista no debe hacernos perder de vista las posibilidades estrat¨¦gicas que el viaje tiene para Espa?a. Las pol¨ªticas culturales se traducen en leyes, pero un viaje presidencial bien puede valer lo que un a?o entero de debates parlamentarios y condensar todo un proyecto cultural de pa¨ªs.
Desde que en 2018 la UE reformara su directiva audiovisual, un goteo de acontecimientos ha ido empujando a Espa?a al centro del tablero audiovisual. La directiva obliga a las plataformas a invertir en obra europea y a reservar en sus cat¨¢logos una cuota para cine y series de la UE. Tras el Brexit, las producciones brit¨¢nicas dejan de computar para la cuota UE y las grandes plataformas, tradicionalmente afincadas en Londres, miran al continente en busca de opciones. Por su riqueza paisaj¨ªstica y monumental (Espa?a es el tercer pa¨ªs del mundo en conjuntos monumentales declarados patrimonio de la humanidad) y un idioma hablado por m¨¢s de 570 millones de personas, nuestro pa¨ªs ofrece ventajas indudables para producciones con vocaci¨®n global. Espa?a cuenta adem¨¢s con una industria solvente que ha desarrollado un trabajo minucioso en los ¨²ltimos a?os. No por casualidad el antiguo embajador de Obama en Espa?a, James Costos, ha sido embajador honorario de la Spain Film Commission, la red de asociaciones sin ¨¢nimo de lucro dedicada a atraer rodajes. Su m¨¢ximo responsable, Carlos Rosado, formaba parte de la comitiva que viaj¨® a Estados Unidos. El presidente no volaba solo ni hab¨ªa un ¨¢pice de improvisaci¨®n en las reuniones con estudios y plataformas. Nuestros representantes sab¨ªan qui¨¦nes eran sus interlocutores y ten¨ªan un discurso convincente que contar en Los ?ngeles: las medidas para paliar los estragos de la covid supusieron ya una mejora sugestiva de los incentivos fiscales a la producci¨®n, los visados para trabajadores del sector se han agilizado, y el Plan de Recuperaci¨®n contempla como uno de sus ejes centrales el proyecto ¡°Espa?a: hub audiovisual de Europa¡±. El Gobierno ha anunciado una dotaci¨®n de 1.600 millones de euros en cuatro a?os procedentes en parte de los fondos Next Generation EU. La industria audiovisual converge adem¨¢s con las exigencias de Bruselas por tener la virtud de vertebrar el territorio: desde San Juan de Gastelugatxe a las Canarias, desde el barrio g¨®tico de Barcelona al puente medieval de Fr¨ªas, sin olvidar el macrocentro de producci¨®n Madrid Content City, la Espa?a urbana y la vaciada, todos se benefician de una actividad que genera riqueza y favorece un turismo menos convencional.
Hasta aqu¨ª los puntos fuertes. A partir de septiembre habr¨¢ que vigilar c¨®mo se ejecutan las partidas presupuestadas. La gesti¨®n de los fondos exigir¨¢ la complicidad entre los distintos ministerios y administraciones territoriales. Con la ley audiovisual y la del cine en proceso de reforma y el estatuto del artista comprometido en el Plan de Recuperaci¨®n, es el momento de decidir qu¨¦ tipo de industria audiovisual queremos y preguntarnos ¡ªcomo Ravel a Gershwin¡ª qui¨¦nes queremos ser: si nos contentamos con convertirnos en el gran set de rodaje de Hollywood o somos capaces de trazar un plan a la medida de nuestras posibilidades y reforzar el flanco m¨¢s fr¨¢gil de esta industria: nuestros directores y guionistas, los actores y equipos t¨¦cnicos y el entramado de peque?as y grandes productoras que son, al fin y al cabo, quienes escriben las historias y las llevan a la gran pantalla. En 2003, las fuerzas pol¨ªticas construyeron un pacto de Estado en torno a otro de nuestros grandes faros, el Museo del Prado, que ha permitido a la pinacoteca navegar airosa las aguas del nuevo siglo. Es ahora el s¨¦ptimo arte el que est¨¢ pidiendo a gritos igual altura de miras.
Antonio Mu?oz Vico es abogado especialista en derecho audiovisual.
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