Instagram o el espejito t¨®xico de Blancanieves a Millie Bobbie Brown
Las chicas apenas manejan referencias fuera del maldito canon, porque nadie se las ofrece. Y cuando la norma aprieta, el espejo se convierte en un sufrimiento
Que Instagram es t¨®xico para la salud mental de las adolescentes es cosa sabida. No creo que la noticia sorprenda a padres, educadores y mucho menos a la primera generaci¨®n de j¨®venes que padecen las consecuencias de construir su identidad asomados a esta tecnolog¨ªa. La novedad en los ¨²ltimos d¨ªas es la filtraci¨®n de un estudio interno de Facebook ¡ªdue?o a su vez de Instagram¡ª que reconoce expl¨ªcitamente que su red es t¨®xica para las adolescentes. En ¨¦l se confirma que Instagram hace sentir a¨²n peor a las chicas que ya se sienten mal con su cuerpo. Y, de momento, la compa?¨ªa no ha hecho nada para evitarlo. Despu¨¦s de todo, ?qu¨¦ podr¨ªa hacer una adolescente maltratada por s¨ª misma y por Instagram? Tambi¨¦n conocemos este repertorio: ansiedad, anorexia, bulimia, depresi¨®n, suicidio¡ Nada de qu¨¦ preocuparse. ?Cosas de chicas!
Instagram, como cualquier usuaria sabe, funciona como un espejo. Y los espejos, por razones obvias, son m¨¢s peligrosos para las adolescentes que para los adolescentes pues la presi¨®n y la sexualizaci¨®n que pesa sobre el cuerpo de las ni?as es descomunal en comparaci¨®n con la que soportan los chicos. Evidentemente, esto no es culpa de Facebook sino de un canon patriarcal que las instituciones, empezando por la familia, consienten y refuerzan. As¨ª que Zuckerberg ya ha empezado a lavarse las manos respecto del tema ¡ªcomo antes hiciera con la victoria de Donald Trump o el Brexit gracias a su algoritmo¡ª y su compa?¨ªa se ha tomado la molestia de explicar que las redes sociales no crean el da?o, solo lo agravan, algo que debe parecerles inocuo.
Seg¨²n el estudio filtrado, el 32% de las chicas (frente a un 14% de los chicos) que se siente mal con su cuerpo asegura que Instagram les hace sentir peor. El matiz es importante no solo por una cuesti¨®n de imagen sino porque podr¨ªan empezar a caer demandas judiciales de los damnificados por las redes sociales. Instagram es t¨®xica, crea adicci¨®n y puede causar enfermedad mental, como antes lo hicieran otras drogas sin advertencia alguna. La diferencia en el caso de Facebook es que el camello cotiza en Bolsa. Por eso le importa aclarar que jam¨¢s ser¨¢ responsable de ning¨²n mal resultante de su actividad (el dealer solo agrava, pues la droga ya estaba en el alma del adicto). En plata: puede llegar a admitir su parte de culpa, pero jam¨¢s su responsabilidad. Dentro de nada aparecer¨¢n cartelas en nuestras pantallas como las que llevamos a?os viendo en las cajetillas de tabaco. ¡°Instagram perjudica gravemente su percepci¨®n corporal¡±, ¡°Instagram causa adicci¨®n¡±, ¡°Instagram es malo para su salud mental¡±. Pero, a diferencia del tabaco, el uso de Instagram es legal desde los 14 a?os. No s¨¦ yo si fomentar la adicci¨®n en menores es algo de lo que pueda salvarse el algoritmo, pero seguro que Mark lo consigue, como siempre.
En todo caso, Zuckerberg tiene raz¨®n en una cosa: hemos dejado a nuestras ni?as solas e indefensas frente a un espejo m¨¢gico y t¨®xico, desde Blancanieves hasta Millie Bobbie Brown (46 millones de seguidores con 17 a?os). Todas hemos sufrido la distorsi¨®n que existe entre la exigencia social ¡ªser la m¨¢s guapa del mundo¡ª y la realidad que escupe el espejito. Personalmente no he conocido a una sola adolescente que se sienta a gusto con su cuerpo. Es normal, porque a esas edades empieza a salirles pelusa en el bigote, se les juntan las cejas, les crecen ins¨®litos pelos negros en las axilas y en las piernas, y en la cara erupcionan las espinillas. La adolescencia es as¨ª: lo contrario del canon. Pero las chicas apenas manejan referencias fuera del maldito canon, porque nadie se las ofrece. Y cuando la norma aprieta, el espejo se convierte en un sufrimiento.
As¨ª que mirarse al espejo es un acto que inflige dolor a las chicas, y si bien Instagram no es el ¨²nico responsable de esta sensaci¨®n, est¨¢ clar¨ªsimo que la potencia. Entonces ?qu¨¦ debemos hacer los adultos? ?Es necesario regular el uso de la tecnolog¨ªa en menores? Ya es tarde. La transformaci¨®n digital obliga a las chavalas a llevar un m¨®vil en la mano a partir de los 12 a?os m¨¢s o menos. Esto les permite socializar ¡ªo recibir educaci¨®n en medio de una pandemia¡ª pero tambi¨¦n las somete al juicio est¨¦tico del mundo entero. Para colmo, aprenden a virtualizar su propia imagen hasta verse desaparecer. Los cuerpos sudan, sonr¨ªen, lloran, huelen, se mueven y jam¨¢s deber¨ªan reducirse a una experiencia virtual ¡ªmenos a¨²n a edades tempranas¡ª porque supone su aniquilaci¨®n. Pero entonces ?qui¨¦n proteger¨¢ a nuestras ni?as? ?Es que nadie puede ayudarlas?
Algo que est¨¢ empezando a suceder es que las j¨®venes, dejadas su suerte, se ayudan entre ellas m¨¢s de lo que sospechan los adultos. Porque adem¨¢s de deprimir a muchas j¨®venes, las redes tambi¨¦n les permiten conectarse y hasta rebelarse. Las adolescentes est¨¢n levantando la voz y renegando de su papel de simple reflejo de las exigencias del mundo, que convierte a las mujeres en ni?as y a las ni?as en mu?ecas. Charlie D¡¯Amelio, por ejemplo, la influencer m¨¢s grande del mundo (con 44 millones de seguidores en Instagram y 124 en TikTok) ha sido incluida por la revista Forbes en la lista de j¨®venes m¨¢s afortunadas del planeta, por facturar m¨¢s de cuatro millones de euros en 2020 (antes la fortuna eran m¨¢s cosas). Y ella ha respondido confesando a sus seguidores que se siente muy desgraciada, y que si las redes le proporcionaron riqueza fue a costa de alterar su salud mental. As¨ª la joven va a tomarse un descanso de las redes y a compartir su experiencia en un programa de telerrealidad que Disney Channel ofrecer¨¢ a su masiva comunidad.
Hemos abandonado a las j¨®venes a su suerte en un mundo de depredadores digitales. Sin embargo, si tuviera que confiar en alguien capaz de ayudarlas apostar¨ªa por ellas mismas. Van a sufrir, pero tarde o temprano romper¨¢n los perversos espejos que les hemos dejado en herencia. Est¨¢ visto que Zuckerberg tiene el poder de hacer el mundo peor de lo que es, pero ellas tienen el de inventar uno nuevo. As¨ª que, si tiene una adolescente cerca, comprenda que arrebatarle su smartphone va a ser complicado. Pruebe a escuchar lo que tiene que decir. A lo mejor esa es la ¨²nica forma de desenchufarla del azogue sordo y degradante con que a menudo nos apresan las redes sociales. Al final, internet es tan viejo como el reflejo de Narciso en el estanque, lo realmente moderno ser¨ªa escuchar a los j¨®venes.
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