?Subvencionar las nucleares? No, gracias
Las inversiones p¨²blicas no deben ir de ninguna manera destinadas al avance de una energ¨ªa que no aporta nada contra el cambio clim¨¢tico, cuando ya est¨¢n desarrolladas con ¨¦xito las renovables
La energ¨ªa nuclear no representa ninguna soluci¨®n realista para hacer frente al cambio clim¨¢tico, ni siquiera en el proceso de transici¨®n energ¨¦tica hacia el objetivo emisiones cero a mediados de siglo para cumplir los compromisos internacionales y evitar un cambio clim¨¢tico catastr¨®fico.
En primer lugar, porque lejos de lo que a menudo se dice, la energ¨ªa nuclear tambi¨¦n emite gases de efecto invernadero, especialmente en el proceso de extracci¨®n y procesamiento del uranio. Mucho menos que los combustibles f¨®siles, s¨ª, pero nada desde?able.
Adem¨¢s, conlleva otros peligros como el riesgo de emisiones radiactivas por fugas y accidentes nucleares, que vienen sucediendo no solo en pa¨ªses de dudosa seguridad, como fue el caso de la planta sovi¨¦tica en Chern¨®bil (1986), sino tambi¨¦n en los tecnol¨®gicamente m¨¢s avanzados. Recordemos los accidentes nucleares en Three Mile Island (Estados Unidos, 1979) o en Fukushima (Jap¨®n, 2011), as¨ª como muchos otros episodios, incluido el cierre de Vandell¨®s I en Espa?a, en 1989, a causa de un incendio, que a punto estuvo de provocar una cat¨¢strofe. Demasiados accidentes para unos pocos centenares de plantas nucleares en todo el mundo.
Por si fuera poco, sigue sin estar resuelta ¡ªy no parece que tenga soluci¨®n¡ª la cuesti¨®n de los residuos, que seguir¨¢n siendo un problema de contaminaci¨®n radiactiva durante miles de a?os. ?Qu¨¦ derecho tenemos las generaciones presentes a dejar una herencia tan t¨®xica a las generaciones futuras por utilizar la energ¨ªa nuclear para generar una electricidad que podemos obtener hoy a trav¨¦s de otros procedimientos menos costosos, m¨¢s seguros y sostenibles?
Efectivamente, el desarrollo de las energ¨ªas renovables est¨¢ siendo imparable. Los datos de Red El¨¦ctrica Espa?ola indican que en 2021 las renovables en Espa?a han producido m¨¢s electricidad que la nuclear y el gas juntos. La energ¨ªa e¨®lica es la tecnolog¨ªa que m¨¢s electricidad ha aportado, una cuarta parte del total, llegando en algunos momentos a alcanzar 21.130 megavatios de potencia de generaci¨®n (dato del pasado 5 de diciembre) o a aportar el 83,6% de la demanda instant¨¢nea del sistema el¨¦ctrico peninsular (a las 3:03 del pasado 28 de diciembre). Lo nunca visto. La solar fotovoltaica, con una aportaci¨®n del 8% en 2021, ha doblado su presencia. Especialmente interesantes son las previsiones del autoconsumo, con instalaciones renovables en hogares y empresas, cuya potencia instalada en 2030 ser¨¢ superior a la nuclear, abaratando considerablemente el coste de la electricidad. El sol y el viento no s¨®lo no emiten gases de invernadero, sino que son recursos renovables y aut¨®ctonos, a diferencia del uranio, gas y petr¨®leo que Espa?a tiene que importar con un enorme coste.
Lo relevante no es si se abre o no un debate sobre la energ¨ªa nuclear. Bienvenido el debate, siempre que sea con datos avalados por la ciencia. Lo que falta precisar es de qu¨¦ debate se trata. Si estamos hablando de nuevas plantas nucleares ¡ªlo que no parece realista ni viable econ¨®micamente¡ª o de desviar a la energ¨ªa nuclear los fondos, p¨²blicos y privados, que deber¨ªan destinarse a la transici¨®n ecol¨®gica y el desarrollo de renovables. Desv¨ªo imposible de justificar considerando los da?os reales y potenciales de la energ¨ªa nuclear sobre la salud, el medio ambiente y la biodiversidad, que los fondos europeos est¨¢n en principio destinados a proteger.
En Espa?a ni hay ni se espera ning¨²n nuevo proyecto de inversi¨®n nuclear, ya que sus costes son prohibitivos, multiplicando los de cualquier otra instalaci¨®n energ¨¦tica, con largos per¨ªodos de construcci¨®n y de amortizaci¨®n econ¨®micamente inviables, como demostr¨® la ¨²nica experiencia europea de una nueva instalaci¨®n nuclear en lo que va de siglo. La construcci¨®n de la central finlandesa Olkiluoto dur¨® m¨¢s de 10 a?os y cost¨® m¨¢s de 6.000 millones de euros. Lo que hay en Espa?a es un calendario de cierre de nucleares entre 2027 y 2035 acordado con las empresas. Acuerdo que ninguna de ellas por ahora reclama seriamente reconsiderar por la sencilla raz¨®n de que las cuentas no salen, ni siquiera para el alargamiento de su vida ¨²til, que requerir¨ªa grandes inversiones, sin despejar los riesgos de inseguridad.
Por eso no es de extra?ar que Alemania no solo haya mantenido su calendario de abandono de la energ¨ªa nuclear, sino que incluso Merkel lo adelant¨® tras el desastre de Fukushima y el nuevo Gobierno lo est¨¦ acelerando. Hay quien opina que Francia, donde la nuclear es predominante, es un ejemplo a seguir, porque aparentemente consigue abaratar los costes de la electricidad. Pero esto es falso. La apuesta francesa obedece a la dependencia nuclear de su sistema el¨¦ctrico, lo que lo hace especialmente vulnerable. Su electricidad no es tan barata, en las ¨²ltimas semanas est¨¢ m¨¢s cara que en Espa?a. A diferencia de lo que algunos dicen, importa m¨¢s electricidad de origen espa?ol de la que exporta. Las previsiones de organismos como OMEL, operador que gestiona el mercado el¨¦ctrico, anuncian que para 2025 el precio de la electricidad en Espa?a rondar¨¢ los 50 euros por megavatio hora, m¨¢s barato que en Francia, donde costar¨¢ entre 60 y 70.
Este futuro m¨¢s favorable se debe a la apuesta espa?ola por las energ¨ªas renovables. El aumento de los precios de la electricidad no ha sido la consecuencia de la transici¨®n energ¨¦tica hacia las renovables, sino todo lo contrario. Es el aumento de los precios de los combustibles f¨®siles, como el gas, junto a una regulaci¨®n fallida sobre asignaci¨®n de precios. Regulaci¨®n basada en un sistema marginalista de subasta que remunera a todas las tecnolog¨ªas por su electricidad aportada seg¨²n sea el precio de la ¨²ltima tecnolog¨ªa que entra a suministrar electricidad en cada momento, es decir la m¨¢s cara, el gas. Eso es lo que est¨¢ encareciendo la electricidad. Encarecimiento que ir¨¢ a m¨¢s en el futuro si no se modifica el sistema de regulaci¨®n de precios y si las econom¨ªas no se liberan de la dependencia de los combustibles f¨®siles. Si las renovables no se hubieran expandido, la electricidad ser¨ªa todav¨ªa m¨¢s cara y s¨®lo se abaratar¨¢ de verdad cuando el autoconsumo y el almacenamiento de la generaci¨®n renovable avancen lo necesario.
Desde el punto de vista del empleo, la energ¨ªa nuclear no tiene ya nada nuevo que aportar. En cuanto a la p¨¦rdida de empleos, en un escenario de cierre nuclear escalonado como el previsto sus efectos se ver¨¢n mitigados considerando la cantidad de mano de obra adicional empleada en los largos procesos de desmantelamiento y las posibilidades de gestionar el cierre con criterios de transici¨®n justa. Habr¨¢ que poner en marcha los Convenios de Transici¨®n Justa para promover nuevas actividades energ¨¦ticas ¡ªy no s¨®lo energ¨¦ticas¡ª en los territorios afectados. Como se est¨¢ haciendo en las zonas afectadas por el cierre de las minas y las t¨¦rmicas de carb¨®n y de la central nuclear de Garo?a, donde se va a crear m¨¢s empleo que el que se pierde. Son las renovables y dem¨¢s medidas que acompa?an las pol¨ªticas de transici¨®n energ¨¦tica las que est¨¢n creando miles de nuevos empleos. Se espera puedan alcanzar los 300.000 en este mismo decenio.
Ni las inversiones privadas que tengan el apelativo de ¡°verdes¡± ni mucho menos las p¨²blicas derivadas de los fondos Next Generation de la UE deber¨ªan desviarse, por tanto, a financiar ning¨²n tipo de ayuda a la energ¨ªa nuclear, porque no es segura, ni verde, ni sostenible, ni tiene futuro; sino a promover las energ¨ªas renovables, el ahorro, la eficiencia, el autoconsumo y el almacenamiento de la generaci¨®n renovable, que son las buenas opciones para un sistema energ¨¦tico m¨¢s justo y sostenible que evite un cambio clim¨¢tico catastr¨®fico.
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