La econom¨ªa contra Putin
La UE necesita asegurar al m¨¢ximo su independencia energ¨¦tica y poner fin a los para¨ªsos fiscales dentro de sus fronteras
En estas dos semanas muchas cosas han cambiado en la Uni¨®n Europea. Cuando la presidenta de la Comisi¨®n dijo ¡°Ucrania es uno de los nuestros¡±, dio voz al sentir de muchos de nosotros. La cuesti¨®n es c¨®mo ponemos en pr¨¢ctica ese sentimiento, es decir, c¨®mo ayudamos a Ucrania y c¨®mo podemos ganar esta guerra. En el combate frente al enemigo Putin, desde la econom¨ªa tenemos dos frentes: reducir la insoportable dependencia de los combustibles f¨®siles y combatir la inadmisible permisividad que tenemos con los para¨ªsos fiscales. Es claro que en ambos frentes Putin ha pillado por sorpresa a la UE, porque todo apunta a que llevaba a?os preparando la barbarie.
Dicho esto, en el medio plazo la Uni¨®n Europea debe trabajar para asegurar al m¨¢ximo su independencia y su eficiencia energ¨¦tica. Mientras que las energ¨ªas renovables no puedan garantizar el volumen de producci¨®n el¨¦ctrica que les corresponde a largo plazo, lo razonable es no poner todos los huevos en la misma cesta. Queda, para m¨¢s adelante, la necesaria reflexi¨®n sobre las causas (sobre todo, pensar a qui¨¦n beneficia) de nuestra dependencia energ¨¦tica y la lentitud pol¨ªtica para llevar a cabo la transici¨®n verde. De momento, es urgente diversificar los proveedores. Echarse en brazos de Putin para desmantelar las centrales nucleares ha tenido unos resultados desastrosos. Diversificar el suministro de gas pasa por hacer de Espa?a el gran hub de gas en la Uni¨®n Europea. Hasta tal punto la UE hab¨ªa olvidado la situaci¨®n estrat¨¦gica de Espa?a que los dos gasoductos que van desde el Pa¨ªs Vasco y Navarra a Francia operan a un 15% de su capacidad. La capacidad instalada en Espa?a es tal que, si fuera necesario, se podr¨ªa mandar gas y cubrir la demanda de Francia de hasta dos meses. Si hay razones pol¨ªticas a ambos lados de los Pirineos para haber desaprovechado tales recursos lo desconocemos, y ahora no es el momento de hablar de ello. Es urgente usar los gasoductos a plena capacidad y volver a reevaluar el proyecto Midcat.
En el muy corto plazo, parece que hay consenso entre los expertos en que hay que reformar el sistema de fijaci¨®n de precios el¨¦ctricos para mitigar el impacto del aumento del precio del gas. El actual sistema de precios tiene una consecuencia perversa: no da ning¨²n incentivo a las empresas energ¨¦ticas a abandonar el gas porque el aumento del coste por un lado se ve m¨¢s que compensado por los beneficios extraordinarios que obtienen en la generaci¨®n de otras energ¨ªas. Apropiarse por las bravas de parte de esos beneficios extraordinarios no parece una soluci¨®n estable. La experiencia de octubre pasado con esta estrategia result¨® en una confrontaci¨®n muy seria entre el Gobierno y las compa?¨ªas el¨¦ctricas. Fue por esto que las medidas de choque contra el aumento de los precios el¨¦ctricos entonces quedaron en poca cosa, y en la m¨¦trica del conflicto actual dir¨ªamos que en nada. La verdad es que no nos sorprende. La diferencia es que ahora la UE s¨ª apoya la medida, al menos en el muy corto plazo.
La situaci¨®n actual da?a especialmente a familias y peque?as empresas, ya que las grandes empresas electrointensivas tienen precios especiales. Tenemos que actuar ya y debemos hacerlo dando al mercado lo que es del mercado: precios e incentivos. Porque no podemos seguir tratando el uso de gas como una tecnolog¨ªa energ¨¦tica m¨¢s. Adem¨¢s, ahora mismo, las empresas energ¨¦ticas son objetivos estrat¨¦gicos cuya actividad afecta a la seguridad nacional. Es necesario acelerar la transici¨®n verde. Dicha transici¨®n exige abandonar el gas a medio plazo. Su papel tiene que ser complementario hasta que no sepamos c¨®mo almacenar la energ¨ªa renovable de forma eficaz. En el corto-medio plazo, debemos sacar el gas de las subastas que determinan el precio de la electricidad en toda la UE. Podr¨ªamos pensar en un sistema de precios en dos rondas. En la primera entran los proveedores de las fuentes no gas¨ªsticas y determinan el precio con el actual sistema marginalista. En la segunda se negocia directamente con las energ¨¦ticas la cantidad, el precio y los impuestos especiales que se pagar¨¢n por el uso de gas. Puesto que el mercado anticipa qui¨¦n, cu¨¢ndo y por qu¨¦ usa gas para producir electricidad, lo que vaya a pasar en la segunda ronda ser¨¢ tenido en cuenta por el mercado en la primera. De esta manera el mercado sigue funcionando, a diferencia de lo que ocurre con posibles alternativas que proponen el uso de precios medios ponderados, un mercado el¨¦ctrico por cada tecnolog¨ªa o la confiscaci¨®n de beneficios extraordinarios. Lo que se pretende con el sistema de doble ronda es cortar la subvenci¨®n cruzada de gas a las otras fuentes energ¨¦ticas. Este mecanismo de doble ronda ha de ser claro para todos los participantes y com¨²n a toda la UE.
En el frente financiero, la Uni¨®n Europea no puede, no debe, dejar que su sistema bancario sea el escondite de los oligarcas rusos. Junto a los socios de la OTAN se deber¨ªa haber actuado contra las finanzas de los ricos y ultrarricos rusos con la mayor profundidad y desde el minuto cero. Seg¨²n el mismo banco central ruso, m¨¢s de la mitad de los flujos de capitales que recibe Rusia vienen de Chipre. Otro porcentaje no desde?able, m¨¢s de un 20%, viene del Reino Unido. No es un secreto para nadie que los plut¨®cratas rusos guardan su dinero en Chipre y viven c¨®modamente en Londres (por algo la llaman Londongrado). La incapacidad de la Uni¨®n Europea, hasta la fecha, para poner fin dentro de sus fronteras a los para¨ªsos fiscales ha alimentado esta espiral de dependencia energ¨¦tica y fortunas fabulosas de los amigos de Putin, fortunas que luego se ponen a buen recaudo en la UE distorsionando nuestro sistema financiero. Del mismo modo que la dependencia energ¨¦tica de Occidente alimenta la arrogancia de Putin, todo parece indicar que el dictador puede haber subestimado su dependencia del sistema financiero internacional (la de sus fortunas y de toda la econom¨ªa rusa). Hay que aprovecharlo.
Por ¨²ltimo, hay que pensar en el medio y largo plazo. El futuro de la OTAN pasa por un fortalecimiento de la defensa de Europa. Los intereses estrat¨¦gicos de Estados Unidos se alejan de Europa. Recordemos su acuerdo con Australia y Reino Unido sin que notificaran a la UE ese acuerdo. Lo importante de esa alianza es Australia. Estados Unidos mira al Pac¨ªfico. Eso no quiere decir que abandone a sus aliados tradicionales. Pero tampoco va a tomar la iniciativa en cuestiones geoestrat¨¦gicas que afecten a Europa. Por eso hay que aumentar la financiaci¨®n de la OSCE para convertirla en la verdadera fuerza de defensa e inteligencia militar europea. Recordemos: Putin se ha atrevido ahora mismo a invadir a Ucrania por la dependencia europea del gas ruso y su debilidad defensiva. Es decir, por su dependencia defensiva de Estados Unidos. Esto debe cambiar. Ya no vivimos en el mundo de la Guerra Fr¨ªa. La Uni¨®n Europea ha necesitado que Rusia invadiera Ucrania para darse cuenta. Adem¨¢s, el aumento del gasto en defensa no cae en saco roto. Aunque no guste a los o¨ªdos pacifistas, el gasto en defensa es un gran motor de investigaci¨®n b¨¢sica. ?Cu¨¢les, acaso, son los or¨ªgenes de internet, el GPS, las pantallas de los tel¨¦fonos m¨®viles? No resulta aventurado decir que la ventaja en I+D que Estados Unidos lleva a Europa se debe en gran parte a la investigaci¨®n b¨¢sica asociada a defensa y m¨¢s tarde aplicada a actividades civiles. Todo esto a su vez es un gran motor de productividad econ¨®mica. Aunque nos duela.
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