China, un respiro pero no una soluci¨®n para Rusia
Pek¨ªn podr¨ªa prestar mayor ayuda a su socio y beneficiarse de m¨¢s seguridad energ¨¦tica y militar, una opci¨®n no exenta de riesgos. Tampoco para Mosc¨², que pasar¨ªa a depender m¨¢s del gigante asi¨¢tico
Las sanciones que el grupo de las siete econom¨ªas m¨¢s desarrolladas (Alemania, Canad¨¢, Estados Unidos, Francia, Italia, Jap¨®n y Reino Unido, que forman el G-7) y los Veintisiete miembros de la Uni¨®n Europea han impuesto sobre Rusia no solo han sido r¨¢pidas y coordinadas sino tambi¨¦n potencialmente muy perjudiciales para la econom¨ªa rusa. Aunque a¨²n queda una carta por utilizar en la manga de Occidente ¡ªla total prohibici¨®n de importaciones energ¨¦ticas de Rusia por parte de la UE¡ª, las sanciones impuestas hasta la fecha, fundamentalmente financieras, est¨¢n haciendo mella en la econom¨ªa rusa. M¨¢s all¨¢ de las limitaciones para realizar pagos no solo en d¨®lares americanos, sino tambi¨¦n en euros, libras esterlinas y yenes, un buen n¨²mero de entidades financieras rusas no podr¨¢n utilizar la red de mensajer¨ªa para transacciones bancarias internacionales operada por la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT, en sus siglas en ingl¨¦s). Tampoco el Banco Central de la Federaci¨®n Rusa, el Ministerio de Hacienda y el fondo soberano del pa¨ªs podr¨¢n acceder a sus cuentas denominadas en esas monedas. Esto significa que las enormes reservas internacionales que Rusia lleva a?os acumulando, superiores a 640.000 millones de d¨®lares, simplemente no est¨¢n accesibles en su gran mayor¨ªa, aunque no hayan desaparecido. Lo que queda son las reservas en oro, un activo que no es l¨ªquido, as¨ª como derechos especiales de giro por el equivalente a 24.000 millones de d¨®lares y el equivalente de unos 90.000 millones de d¨®lares en renminbis en el Banco de la Rep¨²blica Popular China. Estas son las ¨²nicas reservas relevantes en tama?o y a las que Rusia puede acceder sin problema, puesto que China no solo ha rechazado aplicar las sanciones occidentales sino que las ha criticado vivamente.
Dada la importancia de la econom¨ªa china, para el mundo, en general, y para Rusia, en particular, parece importante evaluar si China quiere ¡ªpero tambi¨¦n si puede¡ª apoyar a Rusia en estas circunstancias dif¨ªciles. El marco de cooperaci¨®n estrat¨¦gica firmado por Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping en Pek¨ªn hace poco m¨¢s de un mes es un signo claro de apoyo, corroborado esta semana por el ministro de Asuntos exteriores, Wang Yi, tras el cierre del c¨®nclave del partido y, por tanto, ya con la informaci¨®n de los avances violentos de Rusia en territorio ucranio. Este discurso pol¨ªtico de apoyo a Rusia, por otro lado, contrasta con las decisiones comerciales que est¨¢n tomando las entidades chinas. De hecho, los principales bancos ¡ªtodos estatales, por cierto¡ª han empezado a rechazar cartas de cr¨¦dito con contrapartidas rusas y lo mismo est¨¢ ocurriendo en el sector de la aviaci¨®n. En otras palabras, todo hace suponer que China evitar¨¢ incumplir las sanciones financieras por Occidente, al menos directamente, aunque las critique.
A pesar de eso, y dado que las sanciones impuestas a¨²n no alcanzan a todas las transacciones comerciales ni financieras, uno pensar¨ªa que China tiene el tama?o econ¨®mico y financiero, as¨ª como la infraestructura necesaria para poder apoyar a la econom¨ªa rusa, de desearlo. La realidad es que esa capacidad es mucho m¨¢s limitada de lo que se cree. En el ¨¢mbito energ¨¦tico es bien sabido que China no puede importar todo el gas que Rusia exporta en estos momentos a Europa porque los gaseoductos que sirven a Europa no est¨¢n conectados con el relativamente reciente gaseoducto que provee gas a China y, hoy por hoy, Europa importa de Rusia cuatro veces m¨¢s energ¨ªa que China. En lo que se refiere a las sanciones financieras, existe la impresi¨®n de que China puede ofrecer una alternativa, dentro de su infraestructura financiera, para evitar ¡ªo al menos reducir¡ª el impacto de las sanciones sobre Rusia. Para ello se barajan dos opciones. La primera es el sistema internacional de pagos chino (CIPS, en sus siglas en ingl¨¦s), creado en 2015 y que podr¨ªa dar cobijo a las instituciones financieras rusas expulsadas del SWIFT. La realidad es que el sistema chino es poco l¨ªquido y de ninguna manera un substituto perfecto del sistema de pagos internacional utilizado en el mundo entero (CHIPS, en sus siglas en ingl¨¦s), que adem¨¢s sigue anclado al SWIFT. Aunque China parece haber avanzado en crear su propio sistema de mensajer¨ªa, a¨²n no est¨¢ operativo para las transacciones internacionales. Con el tiempo, uno esperar¨ªa que el CIPS pudiera servir a los bancos rusos si se mantienen las sanciones, pero lo har¨ªa a un coste elevado, puesto que, para entonces, es probable que cada vez m¨¢s transacciones con bancos chinos se salden en renminbis en vez de en d¨®lares o en euros. En otras palabras, China podr¨ªa acabar comprando una parte cada vez m¨¢s importante del gas ruso, pagarlo a trav¨¦s de su sistema de pagos y hacerlo en su moneda. Algo que puede salirle redondo a China, al reforzar su seguridad energ¨¦tica y fomentar el uso internacional de su divisa; sin embargo, arrincona a Rusia, que se meter¨ªa de bruces en la ¨®rbita financiera de China, cuya moneda sigue ¡ªno lo olvidemos¡ª sin ser convertible.
La segunda opci¨®n que China podr¨ªa ofrecer a Rusia para mitigar el impacto de las sanciones es permitir el uso transfronterizo de su moneda digital, puesto que esas transacciones no necesitan pasar por el SWIFT y est¨¢n gestionadas, y controladas herm¨¦ticamente, por el banco central de China. El problema es que el renminbi digital no est¨¢ todav¨ªa disponible para Rusia, puesto que su uso por ahora se ha limitado a transacciones internas, con la excepci¨®n de un n¨²mero muy limitado de operaciones durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn. Pero, lo que es mucho m¨¢s importante, es que no parece una soluci¨®n ¨®ptima para Mosc¨², porque reducir¨ªa a¨²n m¨¢s la demanda actual de rublos y acelerar¨ªa la depreciaci¨®n de la moneda rusa. De hecho, la puesta en circulaci¨®n de la moneda digital china podr¨ªa producir una r¨¢pida renminbizaci¨®n de la econom¨ªa rusa, lo que complicar¨ªa a¨²n m¨¢s la ardua tarea de su banco central. Ir¨®nicamente, m¨¢s incluso que si se tratara del d¨®lar, puesto que el renminbi no es convertible.
La ¨²nica acci¨®n inmediata que realmente dar¨ªa un gran respiro a las autoridades rusas es que el banco central chino accediera a cambiar las reservas en renminbi que Mosc¨² tiene depositadas en sus arcas, o incluso a intercambiar los derechos especiales de giro o el oro del banco central. Ser¨ªa la ¨²nica v¨ªa para que Rusia pudiera acceder a una moneda fuerte para pagar sus importaciones o hacer frente al servicio de la deuda externa, sobre todo si la UE finalmente cierra el el grifo a la energ¨ªa rusa. Parece altamente improbable que el banco central chino est¨¦ dispuesto a saltarse las sanciones contra Rusia, si no en la letra de la ley en el esp¨ªritu de la misma y con EE UU al acecho de sus movimientos.
En resumen, aunque la infraestructura financiera de China puede ofrecer un respiro a las entidades rusas golpeadas por las sanciones occidentales, en realidad es solo un respiro y no una soluci¨®n clara en el corto plazo al problema que afronta Rusia, puesto que ni el sistema de pagos internacionales chino ni el renminbi digital ofrecen soluciones inmediatas. Lo mismo ocurre en al ¨¢mbito econ¨®mico, puesto que China no puede sustituir a Europa como importador de gas. En el largo plazo, el apoyo que China ofrezca a Rusia para amortiguar el peso de las sanciones sin duda puede ser mayor, pero la pregunta es si ser¨¢ deseable. Rusia se ver¨ªa abocada a una dependencia muy elevada de la econom¨ªa china, en el ¨¢mbito econ¨®mico y en el financiero. Una opci¨®n con beneficios para China, tanto desde la seguridad energ¨¦tica como militar, pero no exenta de riesgos. Para Occidente, China podr¨ªa convertirse as¨ª en la clave que permita a Rusia aguantar sus presiones para acabar con la guerra, algo que no resulta conveniente para Pek¨ªn. La guerra de Ucrania tiene una lectura existencial para Occidente, y especialmente para Europa, un extremo que China no deber¨ªa pasar por alto en sus consideraciones sobre si ¡ªy hasta d¨®nde¡ª apoyar a Rusia.
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