Perder el sur global
La pandemia, y despu¨¦s la guerra, nos han devuelto a la ¨¦poca de los bloques y Rusia y China llevan mucho tiempo estrechando relaciones con pa¨ªses de ?frica, Latinoam¨¦rica y Asia
Estaban todos invitados, pero casi ninguno asisti¨®. Cuando Volod¨ªmir Zelenski empez¨® la videoconferencia que hab¨ªa preparado para los 55 l¨ªderes de la Uni¨®n Africana el 20 de junio, al otro lado de la pantalla solo se encontr¨® a cuatro de ellos. Nada que ver con la expectaci¨®n que hab¨ªa conseguido en el Parlamento Europeo o el Congreso de Estados Unidos. A pesar del chasco, el presidente ucranio sigui¨® con su guion: denunci¨® la invasi¨®n rusa de su pa¨ªs y acus¨® a Mosc¨² de provocar una cat¨¢strofe alimentaria en ?frica. Desde que empez¨® la guerra, en Ucrania y Rusia hay bloqueadas toneladas de fertilizantes y de cereales que son el principal sustento de millones de africanos. Eso, sumado a los precios disparados del combustible, hace cada vez m¨¢s insostenible la situaci¨®n. Y, sin embargo, de este drama los pa¨ªses africanos no culpan a Rusia, sino a Occidente, por imponer sanciones a Mosc¨².
?Por qu¨¦ Zelenski no consigue que ?frica se ponga de su lado? Cuando en marzo se vot¨® en Naciones Unidas la condena a la invasi¨®n rusa, Eritrea se neg¨® a hacerlo. Otra veintena de pa¨ªses africanos prefirieron abstenerse. Lo mismo hizo India en varias votaciones sobre Rusia. Nueva Delhi aleg¨® que deb¨ªa garantizar la seguridad de sus 20.000 estudiantes en Ucrania, pero lo que ha pesado es su dependencia de las armas, en su d¨ªa sovi¨¦ticas y hoy rusas. Desde los a?os 60, Mosc¨² le ha vendido a India aproximadamente el 70% de su arsenal. Si miramos a los BRICS, ese acr¨®nimo que se puso de moda hace veinte a?os para hablar de las econom¨ªas emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica), ninguno ha impuesto sanciones a Mosc¨² por invadir Ucrania.
La pandemia, y despu¨¦s la guerra, nos han devuelto a la ¨¦poca de los bloques. Occidente sale reforzado de la cumbre de la OTAN, aunque puede perder el ¡°sur global¡± (pa¨ªses de ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica). Muchos llevan a?os estrechando relaciones con China y Rusia. Con matices, para sus l¨ªderes ni Rusia es una ¡°amenaza aguda y directa¡± ni China un ¡°desaf¨ªo estrat¨¦gico¡±. Al contrario, lo que les irrita es que Occidente use un doble rasero para medir cu¨¢les conflictos son justos y cu¨¢les no, y qu¨¦ refugiados merecen abrigo.
Para no perder al sur global hay que hacerle ofertas concretas. Pek¨ªn es el acreedor principal de muchos pa¨ªses y los ha incluido en la Nueva Ruta de la Seda, su gigantesco plan de infraestructuras para ganar influencia internacional. Mosc¨² manda combustible, trigo, armas y mercenarios. Ninguna de las dos potencias pide est¨¢ndares democr¨¢ticos ni de transparencia a la occidental. Y as¨ª han conseguido lealtades, capitalizando los malos liderazgos locales, la necesidad y, que no se nos olvide, la desconfianza hacia Occidente.
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