?Por qu¨¦ algunos hombres negros e hispanos votan republicano?
Parte de la comunidad de herencia latina parece atra¨ªda por la imagen de hombre fuerte de Trump, cuando representa el racismo hist¨®rico que han sufrido mexicanos, negros y asi¨¢ticos en Estados Unidos
Para mi nueva obra, The Conductor, he aprendido c¨®mo los inmigrantes de Shangh¨¢i y Pek¨ªn se convirtieron en peones de un esfuerzo nacional por destruir la educaci¨®n y eliminar las diferentes interpretaciones de la historia y la cultura de Estados Unidos. La prueba de que ese esfuerzo pervive es que algunos de los multimillonarios que eligieron a un candidato de extrema derecha en las primarias de Ohio apoyaron al gobernador de Virginia, que gan¨® difamando Beloved, la novela de Toni Morrison. Estos hombres ricos contribuyeron tambi¨¦n a la destituci¨®n de tres miembros de la Junta de San Francisco, una negra, una latina y un samoano, que quer¨ªan dar a los ni?os negros y latinos una educaci¨®n de calidad.
Alison Collins, la representante negra de la Junta, fue se?alada. Recibi¨® amenazas de muerte debido a la demagogia de la prensa, incluida la de medios como The New Republic, The New York Times o Fox News. Insisten en que la educaci¨®n estadounidense sea angloc¨¦ntrica, lo que supone un problema en la parte occidental del pa¨ªs, enormemente influida por la cultura hispana. A pesar del intento por erradicarla, esta es una fuerza imparable. A diferencia del Este angloc¨¦ntrico, el Oeste es biling¨¹e y multicultural. La literatura hispana, por ejemplo, se remonta a 1610, cuando Gaspar P¨¦rez de Villagr¨¢ public¨® su poema ¨¦pico Historia de Nuevo M¨¦xico.
Debido a un plan de estudios forzosamente angloc¨¦ntrico, muchos estudiantes hispanos y sus padres desconocen ese patrimonio. Tambi¨¦n ignoran la historia estadounidense los estudiantes de San Francisco, cuyos padres son inmigrantes chinos y desconocen la historia de atrocidades cometidas contra los chinos desde la fiebre del oro de California, que incluye el linchamiento masivo m¨¢s grande de la historia de Estados Unidos, que tuvo lugar en 1871 en Los ?ngeles, as¨ª como la venta de ni?as chinas como esclavas sexuales ya desde la d¨¦cada de 1850. Por ahora, los chinos americanos son miembros de la coalici¨®n dem¨®crata. Los nacionalistas blancos pretenden romper esta coalici¨®n.
Otro gran temor entre la poblaci¨®n blanca colona es una alianza entre los negros americanos y el grupo que llaman hispanos; muchos grupos culturalmente distintos que los medios de comunicaci¨®n han aglomerado. Utilizando la ¡°regla de una gota¡± de los esclavistas, millones de ¡°hispanos¡± son negros. Una vanguardia chino estadounidense liderada por el escritor Frank Chin se opone a la anglicanizaci¨®n de los chinos americanos y a su uso como peones por parte de la derecha blanca; pero, a diferencia de los escritores negros, que forman parte del canon, sus voces apenas se han tenido en cuenta. Los blancos estadounidenses prefieren que sus chinos sean d¨®ciles y complacientes. Los escritores blancos acu?aron el t¨¦rmino ¡°minor¨ªa modelo¡±, estereotipando a los asi¨¢ticos americanos como ¡°trabajadores¡± y asimilables, en contraposici¨®n a los ociosos y rezagados negros, que se resisten a la asimilaci¨®n.
Se exponen a continuaci¨®n algunos comentarios recientes que dan cuenta de esa deserci¨®n hispana:
Stanley Greenberg escribe en The American Prospect: ¡°El Partido Dem¨®crata tambi¨¦n est¨¢ perdiendo el apoyo de los negros e hispanos de clase trabajadora¡±.
En una columna de The New York Times, Mike Madrid escrib¨ªa con sarcasmo: ¡°Mientras los dem¨®cratas debaten sobre los latinx, los latinos se van al Partido Republicano¡±.
David Brooks, que junto con Bret Stephens nunca pierde una oportunidad para denigrar a los negros en la secci¨®n de opini¨®n de The New York Times, escribi¨®: ¡°En este pa¨ªs, la expresi¨®n gente de color cubre a veces una amplia variedad de diferentes experiencias ¨¦tnicas. Contribuye a una narrativa simplista de opresor y oprimido, en la que se supone que los blancos republicanos est¨¢n en un lado, y las personas de color en otro. Eso dificult¨® que se pudieran prever los impresionantes avances entre los hispanos que consigui¨® Trump en 2020¡å.
Aunque el presidente Biden no habr¨ªa ganado sin el apoyo de los hombres negros y las mujeres latinas, en 2020, un 18% de hombres negros prefirieron a Trump. Lo vieron como un ¡°gangsta¡± y un ¡°playa¡± (mujeriego), por lo que algunas estrellas del hip hop, como Kanye West, lo impulsaron. Y Luther Campbell, el rapero de 2 Live Crew, dijo que asisti¨® a una fiesta de Trump que era tan ¡°bestia¡± ?que se fue!
Estos hombres negros e hispanos, el 39% del electorado de Trump en 2020, no deben de estar familiarizados con el funcionamiento de los reg¨ªmenes autoritarios. Mejor har¨ªan en fijarse en c¨®mo los h¨¦roes y dictadores de Trump funcionan en Filipinas, Turqu¨ªa, Corea del Norte y Rusia. Para su segunda presidencia, Trump quer¨ªa que se disparara contra los manifestantes de Black Lives Matter. Los detenidos durante esa segunda Administraci¨®n de Trump podr¨ªan desaparecer, y los familiares que exhibieran fotos de los desaparecidos tambi¨¦n podr¨ªan desaparecer. La polic¨ªa tendr¨ªa plenos poderes para tratar a los ciudadanos negros y mulatos como quisiera.
Los justicieros j¨²nior, motivados por el h¨¦roe nacionalista blanco Kyle Rittenhouse, de 18 a?os, armados con armas autom¨¢ticas, ir¨¢n a la caza de manifestantes de izquierdas. Podr¨ªan invadir barrios negros para asesinar, violar y saquear, lo que era costumbre de las mafias blancas durante los siglos XIX y XX. Dada la extinci¨®n fratricida masiva entre los negros j¨®venes varones, como resultado de que la Administraci¨®n Reagan diera luz verde a los Contras para que comercializaran el crack en nuestros barrios, ?qui¨¦n quedar¨ªa para defender estos asentamientos?
Seguramente esos varones hispanos, atra¨ªdos por la falsa pose de hombre fuerte de Trump, desconocen que bajo la Administraci¨®n Herbert Hoover fueron deportados un mill¨®n de hispanos, ya fuesen ciudadanos estadounidenses o no. Hoover ech¨® a los mexicanos americanos la culpa de la Gran Depresi¨®n y los acus¨® de quitarles los trabajos a los estadounidenses.
¡°?Negros e hispanos de clase trabajadora para el Partido Republicano?¡±. Pueden olvidarse de los sindicatos. Se responder¨¢ a las huelgas con fuerza letal. Pueden olvidarse de la Carta de Derechos de Estados Unidos. Si algunos hombres negros o mulatos se pasan a Trump, se unir¨¢n a la mayor¨ªa de las amables mujeres blancas que ya estaban all¨ª. Votaron dos veces a Trump, prefiriendo la raza al g¨¦nero.
Sucumbieron a la promesa de Trump de que este las salvar¨ªa de los violadores que cruzan la frontera mexicana cuando lo m¨¢s probable es que a estas mujeres las violasen conocidos. Son fan¨¢ticas de una versi¨®n republicana del timo de la protecci¨®n, y el hecho de que las mujeres blancas votaran a Trump llev¨® a que los jueces nombrados por ¨¦l para el Supremo anularan el derecho al aborto.
La reacci¨®n indiferente ante la matanza de ni?os hispanos y de dos maestros en Uvalde, Texas, por parte del gobernador republicano Greg Abbott, demuestra que este y su partido son m¨¢s leales al lobby armament¨ªstico que comprometidos con la seguridad de esos ni?os.
?Acaso esto disuadir¨¢ a los hispanos de votar republicano? Quiz¨¢ no. Dos l¨ªderes de grupos nacionalistas blancos son hispanos. Henry Enrique Tarrio, un cubano estadounidense, es el l¨ªder de los Proud Boys, un grupo fascista de extrema derecha que capitane¨® el asalto al Capitolio. El fundador de otro grupo nacionalista blanco, los Groypers, es Nicholas Joseph Fuentes. A pesar de que miles de ni?os inmigrantes denuncian haber sido acosados sexualmente en los centros de detenci¨®n, y a pesar de que el Partido Republicano est¨¦ eliminando el voto hispano en Texas, este voto tiende al Partido Republicano. ?Suicidio a trav¨¦s del voto?
Ped¨ª su opini¨®n a tres autores hispanos influyentes sobre por qu¨¦ algunos votantes hispanos se est¨¢n haciendo republicanos.
Paul Ortiz, autor de African American and Latinx History of the United States, dice que quienes migraron a Estados Unidos a comienzos del siglo XX ten¨ªan actitudes racistas y clasistas sobre los reci¨¦n llegados de Am¨¦rica Central. ¡°Cuando llegaron aqu¨ª, los jodieron terriblemente, y muy pocos de esa generaci¨®n llegaron a ser ciudadanos. Y por eso algunos de mis familiares mayores, los hermanos de mi padre, son racistas con los inmigrantes, incluidos los mexicanos. Heredaron el racismo que trajeron los imperios de Espa?a, Portugal y Holanda¡±.
Alejandro Murgu¨ªa es un destacado poeta y cineasta hispano. Fue poeta laureado de San Francisco. Su libro de relatos cortos This War Called Love es un cl¨¢sico. ¡°Uno: los latinos tienen tendencia a ser muy patri¨®ticos y religiosos. Por lo tanto, pueden ser superpatriotas, defender la bandera, la guerra, etc. para demostrar su pertenencia. En lo religioso, tienen afinidad por grupos antiabortistas, de ah¨ª el inter¨¦s por la derecha, as¨ª como por ¡®El Trumpudo¡¯ ¡ªcomo se le conoce en mi barrio¡ª, porque es antiabortista.
Dos: est¨¢ ese prejuicio del viejo inmigrante contra el nuevo inmigrante, aunque no se aplica si se piensa desde un punto de vista continental. Pero todo el mundo sabe que ese viejo prejuicio del ¡®lugar de procedencia¡¯ como objeto de burla y violencia atraviesa todas las comunidades de inmigrantes. Tambi¨¦n hay racismo: los refugiados en la frontera son de piel oscura, tienen aspecto extranjero y a veces no hablan espa?ol, sino una lengua ind¨ªgena. Un latino a este lado de la frontera que ya est¨¦ muy asimilado podr¨ªa decir: no se parecen a m¨ª. Voy a ser antiinmigrante (como el trumpismo). Soy estadounidense, ni siquiera me autodenomino mexicano o de cualquier otro pa¨ªs. Y luego est¨¢ la admiraci¨®n por la pose de hombre fuerte, de tipo duro. Y a menudo, por desgracia, la gente despose¨ªda, los pobres, quienes tienen poco en sus vidas, incluida poca esperanza, ven a los llamados poderosos y quieren imitarles, y creen que siguiendo esa bandera llegar¨¢n a ser como ellos. Lo triste es que a ¡®El Trumpudo¡¯ le importa un bledo esta gente¡±.
Roberto Vargas escribi¨®: ¡°Aunque la mayor¨ªa del electorado hispano vota dem¨®crata, algunos han optado por elegir a candidatos republicanos, lo que refleja el atractivo de este partido para los mayores que desconf¨ªan de los dem¨®cratas a causa de la desinformaci¨®n, que se alejan de la izquierda o del socialismo por ¡°la ideolog¨ªa de eliminar financiaci¨®n a la polic¨ªa, de destruir los sectores del petr¨®leo y el gas y el caos en nuestra frontera son desastrosos para quienes vivimos en el sur¡±.
La respuesta de Vargas lleg¨® dos d¨ªas despu¨¦s: el peor acontecimiento de trata de personas en la historia de Estados Unidos. Cincuenta y tres migrantes de Honduras, Guatemala y M¨¦xico fueron hallados asados vivos al entrar en Texas, un estado que los invasores esclavistas declararon tras derrocar al gobierno abolicionista mexicano. Sin embargo, los que reciben honores en los libros de texto estadounidenses son los invasores a favor de la esclavitud. La capital de Texas, Austin, lleva el nombre de Stephen Austin. Este, al igual que los mafiosos que robaron tierras a los Peralta, viol¨® los t¨¦rminos de un contrato de arrendamiento que prohib¨ªa traer esclavos a Texas. El presidente esclavista de la ¨¦poca, James Polk, le dio luz verde. Utiliz¨® la fuerza para subvertir el gobierno mexicano. Polk quiso extender la esclavitud a M¨¦xico.
Los brit¨¢nicos ense?aron a los colonizadores que la forma de mantener el control era dividir y conquistar. Los brit¨¢nicos llevaron esta estrategia a Norteam¨¦rica, una estrategia que utilizaron con ¨¦xito contra los nativos americanos. Todav¨ªa funciona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.