?Y si Trump vuelve?

Donald Trump ha vuelto a dejar caer que podr¨ªa presentarse a las elecciones presidenciales de 2024. Lo que significa que es posible, aunque todav¨ªa no probable, que recupere su cuenta de Twitter. Despu¨¦s de un a?o y medio sin Trump, no podemos decir que esta red social se haya convertido en un remanso de paz en el que nos dedicamos a debatir y conversar entre risas y abrazos, pero el presidente era especialmente h¨¢bil en sacarnos a todos de quicio. A¨²n m¨¢s de lo normal.

Cuando Elon Musk hizo la oferta de compra por la plataforma ya avis¨® de que le devolver¨ªa la cuenta al tuitero m¨¢s famoso del mundo, y aseguraba que las sanciones temporales ten¨ªan sentido, pero no las indefinidas. Este acuerdo est¨¢ en los tribunales porque Musk ya no lo ve claro, pero aun as¨ª la empresa lo tendr¨¢ complicado para seguir negando el acceso a un candidato a la Presidencia.

No todo el mundo est¨¢ de acuerdo: los m¨¢s cr¨ªticos con Trump recuerdan que en realidad Twitter y el resto de redes sociales fueron mucho m¨¢s permisivas con el pol¨ªtico que con cualquier otro usuario, y solo se atrevieron a suspender su cuenta cuando ya hab¨ªa perdido las elecciones y hab¨ªa provocado y azuzado un asalto al Capitolio.

Es verdad que, hace unos meses, Trump dijo que no volver¨ªa a Twitter y que estaba plenamente dedicado a la red social que hab¨ªa construido tras su expulsi¨®n del resto de redes, Truth Social, la plataforma en la que hay libertad de expresi¨®n (excepto para criticar a Trump). Pero Truth Social est¨¢ siendo un fracaso descomunal y Trump nunca se ha caracterizado por ser muy de fiar: The Washington Post cont¨® m¨¢s de 30.000 afirmaciones falsas o enga?osas durante su mandato (unas 4.700 en sus tuits). No viene de una m¨¢s.

Trump fue el primer pol¨ªtico que le sac¨® partido a Twitter, tanto durante la campa?a como en los cuatro a?os de su mandato. No us¨® la cuenta oficial de la Presidencia (@potus), sino la personal, pasando de 20 a 87 millones de seguidores, m¨¢s del doble de los que tiene ahora Joe Biden. Seg¨²n recoge CNN, tuite¨® 25.000 veces en esos cuatro a?os, una media de 18 mensajes al d¨ªa, contando retuits. Trump no los escrib¨ªa todos: una parte estaba a cargo de Dan Scavino, su responsable de redes sociales y, seg¨²n Michael C. Bender, de The Wall Street Journal, ¡°la ¨²nica persona en la que Trump confiaba para tuitear por ¨¦l¡±.

Trump logr¨® amplificar su mensaje gracias a provocaciones en las que sentaba la agenda del d¨ªa, sin ning¨²n inter¨¦s en tener raz¨®n o en decir la verdad, sino con el ¨²nico objetivo de que tuiteros y medios recogieran sus desprop¨®sitos y le concedieran una atenci¨®n desmedida. Sus aprendices espa?oles, Vox, han imitado este estilo. Y, hay que admitirlo, con un ¨¦xito considerable.

La pregunta es si hemos aprendido algo. Cuando Trump vuelva, si vuelve, ?prestaremos atenci¨®n a sus insultos a pol¨ªticos y periodistas, a sus gui?os a la extrema derecha o a su insistencia en que sus manos tienen un tama?o normal? ?Continuaremos cayendo en todas esas trampas prefabricadas tanto por el republicano como por sus imitadores? El primer tuit de Trump ser¨¢ noticia, claro. Pero ?y los que vengan despu¨¦s?

Me gustar¨ªa pensar que nos hemos aburrido ya de estas provocaciones facilonas, que hemos aprendido la lecci¨®n y que ya sabemos que hay que poner en cuarentena las teor¨ªas de la conspiraci¨®n y los insultos. Pero me da que no es as¨ª, que volveremos a picar y que tendr¨¦ que comprar m¨¢s ibuprofeno. Como resumir¨ªa el propio Trump, SAD.