Hacia un mundo mejor a golpe de cr¨ªmenes
La fot¨®grafa Tina Modotti particip¨® en la corriente revolucionaria que agit¨® el mundo en los a?os veinte y treinta del siglo XX
El retrato que hace el novelista Patrick Deville de Tina Modotti en Viva muestra en dos trazos su vertiginosa existencia. La que hoy es una de las grandes figuras de la fotograf¨ªa del siglo XX, y de la que puede verse estos d¨ªas una exposici¨®n en el museo Cerralbo de Madrid en el marco de PHotoEspa?a, naci¨® en Udine en 1896 en una familia pobre y enseguida no tuvo otra que buscar suerte como costurera en Austria. Luego se traslad¨® a San Francisco, donde trabajaba su padre, y empez¨® posando como modelo e hizo despu¨¦s de mujer fatal en dos o tres pel¨ªculas de cine mudo en Hollywood. Se enamor¨® de un poeta canadiense, que la llev¨® por primera vez a M¨¦xico, donde luego en 1923 se instalar¨ªa con su nueva pareja, el ya c¨¦lebre fot¨®grafo Edward Weston. Aprendi¨® con ¨¦l el oficio, y en la casa donde viv¨ªan se juntaron algunas de las figuras que marcar¨ªan aquella ¨¦poca que herv¨ªa de anhelos revolucionarios.
Tina Modotti fue amante de Diego Rivera e ¨ªntima amiga de Frida Kahlo. Quiso embarcarse con Sandino y cambiarlo todo en Nicaragua, pero ¨¦l la convenci¨® para que apoyara su causa desde el Distrito Federal. Se lio con Xavier Guerrero, dirigente del Partido Comunista de M¨¦xico, y con Julio Antonio Mella, un cubano que planeaba una expedici¨®n a la isla para acabar con el Gobierno de Machado. Tambi¨¦n estuvo con Vittorio Vidali, el revolucionario profesional que la arrastr¨® a Mosc¨², donde Modotti realiz¨® algunos trabajos como agente de los servicios secretos de Stalin. Y con el que termin¨® instal¨¢ndose en Espa?a, donde Vidali fue Carlos Contreras y actu¨® como comisario pol¨ªtico en el Quinto Regimiento y ella fue Mar¨ªa Ruiz y en la guerra colabor¨® con el Socorro Rojo Internacional y realiz¨® tareas de enlace. Volvieron a destinarlos a M¨¦xico cuando los franquistas derrotaron a la Rep¨²blica. Modotti se separ¨® entonces de Vidali. Sab¨ªa demasiado y se escondi¨® tras una identidad falsa. Muri¨® en enero de 1942 de un ataque cardiaco cuando viajaba sola en el asiento trasero de un taxi.
Entre las cerca de 300 fotograf¨ªas que han quedado de Tina Modotti hay algunas flores bell¨ªsimas, pero tambi¨¦n sobrias composiciones con la hoz y el martillo, obreros que trabajan, ni?os de la calle, cables el¨¦ctricos, una larga fila llena de sombreros de campesinos, las manos de un trabajador con una azada, las mujeres de Tehuantepec. Tambi¨¦n fotografi¨® a su amante, Julio Antonio Mella, despu¨¦s de que fuera asesinado. Iba caminando del brazo de ella una noche de enero de 1929 cuando le dispararon dos balas del calibre 38. Modotti fue considerada sospechosa. Diego Rivera lo tuvo claro: los disparos los hab¨ªa hecho Vittorio Vidali, el hombre que Stalin hab¨ªa enviado a M¨¦xico para acabar con cualquier contestaci¨®n a la l¨ªnea dura del partido. Mella era un heterodoxo.
La novela de Deville reconstruye el clima de aquellas feroces a?os donde la gran disputa giraba ¡°en torno a la palabra Revoluci¨®n¡± y en la que una mujer como Tina Modotti pudo verse arrastrada al mayor fanatismo de la mano de un personaje como Vidali, que cumpl¨ªa estrictamente con los designios de Mosc¨². Unos a?os despu¨¦s de que cayera Mella, Trotski fue asesinado en M¨¦xico de manera brutal por ¨®rdenes de Stalin. Delante de las im¨¢genes de Tina Modotti, frente a sus flores y sus ni?os inocentes y sus radiantes mujeres, sigue palpitando ese desgarro en el que se mezclaron durante tanto tiempo los sue?os por un mundo mejor con los peores cr¨ªmenes.
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