La sociolog¨ªa del calor
Una de las causas de los desastres durante las olas de altas temperaturas es el clima. Pero las otras son la desigualdad social y el aislamiento
El titular es familiar: otro de los veranos m¨¢s calurosos de los que se tiene constancia. En toda Europa y en el Reino Unido, as¨ª como en India, Pakist¨¢n y Jap¨®n, las ciudades se han convertido casi en inhabitables. Se han cancelado eventos al aire libre, los vagones del metro se han vuelto hornos insoportables y los aviones han sido desviados cuando el asfalto se derret¨ªa en las pistas. China ha vivido la peor ola de calor de la historia del mundo, que, combinada con una grave sequ¨ªa, ha dejado sin agua el caudaloso r¨ªo Yangts¨¦. Incluso en septiembre, algunas zonas del oeste de Estados Unidos siguen sofocadas, coincidiendo con una temporada de incendios forestales que se alarga cada a?o.
Espa?a se ha visto gravemente afectada. Las temperaturas han llegado a niveles alarmantes en 42 d¨ªas de este verano. Los espa?oles han sentido los efectos. El Instituto de Salud Carlos III estima en 4.700 las muertes relacionadas con el calor en 2022, el triple de la media anual. Desde Andaluc¨ªa hasta Catalu?a, unas 83 personas han muerto cada d¨ªa durante algunos de los periodos m¨¢s calurosos.
El calor es s¨®lo una parte de una cat¨¢strofe en cascada. Al buscar alivio en casa, la gente utiliza m¨¢s electricidad, exprimiendo un sistema energ¨¦tico que ya se estaba debilitando por los efectos de la guerra en el Este. Los incendios forestales tambi¨¦n han hecho estragos, incluyendo algunos de los m¨¢s grandes que ha visto el pa¨ªs.
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, relacion¨® los acontecimientos del verano con el cambio clim¨¢tico: ¡°La emergencia clim¨¢tica se traduce en olas de calor¡±, dijo en julio durante una visita junto a los bomberos a una regi¨®n calcinada de Extremadura. ¡±El cambio clim¨¢tico mata¡±, a?adi¨®. Pero el calentamiento global no afecta a todas las personas y lugares por igual. Algunos tenemos f¨¢cil acceso al aire acondicionado y a zonas costeras frescas. Otros acaban horne¨¢ndose en sus casas.
La edad, la clase social y el aislamiento importan. Las personas m¨¢s afectadas durante las olas de calor suelen ser mayores, sobre todo de m¨¢s de 60 a?os. Las condiciones de salud f¨ªsica o mental subyacentes pueden poner a alguien en especial riesgo. Durante las olas de calor mueren m¨¢s hombres que mujeres, porque las mujeres suelen estar mejor conectadas socialmente, con l¨ªneas de atenci¨®n y apoyo m¨¢s fuertes.
Las personas que viven solas corren un peligro especial, sobre todo si est¨¢n socialmente aisladas. Es menos probable que las personas reciban o busquen ayuda si desconf¨ªan de sus vecinos y no tienen v¨ªnculos fuertes dentro de sus comunidades, o si viven en barrios marcados por la desinversi¨®n y el declive comercial, lo que limita su compromiso con otras personas en los espacios p¨²blicos.
Tener o no tener aire acondicionado forma parte del panorama. Por supuesto, los que disponen de acceso a la tecnolog¨ªa para refrescarse est¨¢n mejor que los que no lo tienen. Pero tambi¨¦n deber¨ªa ser obvio que no todo el mundo puede permitirse contar con aire acondicionado en su casa.
Los soci¨®logos saben desde hace tiempo que un n¨²mero desproporcionado de muertes relacionadas con el calor se produce en los barrios de bajos ingresos. Las personas que viven en la pobreza, especialmente las que residen en ¡°islas de calor¡± urbanas, tienen m¨¢s probabilidades de vivir en barrios con hormig¨®n que atrapa el calor, escasa vegetaci¨®n y falta de sombra, lo que eleva considerablemente las temperaturas. El resultado es que los residentes de los barrios pobres tambi¨¦n tendr¨ªan que gastar m¨¢s en energ¨ªa para enfriar sus casas, ya que el entorno es m¨¢s caluroso que en las zonas m¨¢s ricas.
Todos los datos de esta autopsia social revelan una conclusi¨®n clara. Una de las causas de los desastres durante las olas de calor es la meteorolog¨ªa, sobrealimentada por un clima cambiante. Pero las otras son la desigualdad social y el aislamiento, que determinan qui¨¦n vive, muere o enferma durante los periodos de calor extremo. Ya es bastante dif¨ªcil vivir en un siglo caluroso. Es peor cuando la sociedad es fr¨ªa.
?Qu¨¦ pueden hacer los gobiernos y las sociedades como respuesta? En Espa?a, despu¨¦s de la catastr¨®fica ola de calor de 2003, en la que murieron casi 8.000 personas, los gobiernos de todos los niveles elaboraron planes de emergencia para salvar vidas en caso de calor extremo. Los planes oficiales se centran en la informaci¨®n y la divulgaci¨®n. Trabajadores p¨²blicos se ponen en contacto con las personas con m¨¢s probabilidades de sufrir el calor y les indican c¨®mo refrescarse en casa, ad¨®nde acudir en su barrio para evitar el calor, como los centros de refrigeraci¨®n, o c¨®mo acceder a la atenci¨®n m¨¦dica cuando la necesiten.
Los ayuntamientos tambi¨¦n se han embarcado en campa?as de plantaci¨®n de ¨¢rboles y de reverdecimiento para que los barrios de bajos ingresos sean m¨¢s verdes y, por tanto, m¨¢s frescos. Lo que podr¨ªa haber ocurrido este verano si Espa?a no hubiera aplicado las lecciones de 2003 es insondable. Incluso as¨ª, los funcionarios no pueden llegar a todas las personas con un cuerpo vulnerable al calor, especialmente si est¨¢n socialmente aisladas, y las diferencias en el acceso a los espacios verdes persisten hasta hoy.
Para complementar los planes existentes de emergencia por calor, tambi¨¦n podemos mejorar la cantidad y la calidad de la infraestructura social, o los lugares f¨ªsicos que permiten la formaci¨®n de v¨ªnculos sociales. Las instituciones p¨²blicas como las escuelas, las bibliotecas, los parques infantiles y los centros comunitarios son partes vitales de la infraestructura social. Las personas forjan v¨ªnculos con otras personas en lugares con una infraestructura social s¨®lida, aunque no se lo propongan, porque participan en una interacci¨®n constante, y as¨ª las relaciones sociales crecen inevitablemente.
Dado que es importante comprobar c¨®mo est¨¢n los vecinos durante una emergencia como una ola de calor, estos v¨ªnculos pueden resultar vitales para acceder a la ayuda en el momento adecuado. Reforzar la inversi¨®n p¨²blica en espacios compartidos, incluyendo la ampliaci¨®n del horario y la dotaci¨®n de personal de lugares como las bibliotecas o los centros comunitarios podr¨ªa ser clave para ayudar a la gente durante la pr¨®xima ola de calor.
En el caso del cambio clim¨¢tico, el ataque es la mejor defensa. Tenemos que descarbonizar: eliminar los combustibles f¨®siles que calientan el planeta de nuestros viajes, de la forma en que alimentamos nuestra industria y del funcionamiento de nuestros hogares. Esta es la ¨²nica manera de mantener la atm¨®sfera del mundo habitable para las generaciones venideras. Los investigadores del Instituto de Salud Carlos III lanzan una clara advertencia de lo que se avecina si no atendemos el reto: ¡°Espa?a podr¨ªa sufrir hasta 13.000 muertes al a?o¡±.
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