Xi Jinping, la sucesi¨®n es el sistema
No cabe imaginar que los reyes absolutos y los emperadores se sometan a ideas peregrinas como la direcci¨®n colegiada, la limitaci¨®n de mandatos, el relevo generacional o la edad de jubilaci¨®n
La clave no es qui¨¦n manda, sino c¨®mo y qui¨¦n sucede a quien manda. Los fundamentos de cualquier r¨¦gimen se manifiestan en el momento de la sucesi¨®n, cuando hay que sustituir por muerte, enfermedad o renuncia a quien detenta el poder supremo. Donde el poder est¨¢ dividido y repartido, caso de las democracias, son las urnas las que determinan qui¨¦n va a mandar a continuaci¨®n y durante cu¨¢nto tiempo. El poder absoluto, en cambio, lleva a la mayor indeterminaci¨®n, e incluso al caos y a la guerra civil.
El tiempo tasado, los l¨ªmites de mandatos y la posibilidad de la destituci¨®n por las urnas u otros procedimientos m¨¢s severos no son adecuados para un emperador todopoderoso, que quiere ser tratado como si fuera inmortal. No hay jubilaci¨®n ni reposo para los seres supremos. Si se organiza la sucesi¨®n a la luz p¨²blica, se convierte en un atentado al poder absoluto y en una invitaci¨®n a la deposici¨®n prematura, antes de que la muerte, la ¨²nica regla universal, sea la que decida.
Los reyes absolutos y los emperadores mueren en la cama o por el pu?al. No cabe imaginar que se sometan a ideas peregrinas como la direcci¨®n colegiada, la limitaci¨®n de mandatos, el relevo generacional o la edad de jubilaci¨®n. Ni siquiera las suelen aceptar los figurantes hereditarios sin poderes que simbolizan el poder soberano de Estados perfectamente republicanos en su funcionamiento parlamentario y liberal.
Al pragm¨¢tico y astuto Deng Xiaoping, l¨ªder de la segunda generaci¨®n comunista, no se debe tan solo la apertura de China y la econom¨ªa socialista de mercado, sino algo tan sustancial como la imposici¨®n de unos principios de sucesi¨®n estables. Fueron una acotaci¨®n al poder absoluto y al culto a la personalidad, que empezaron a restaurarse en 2018, cuando el XVIII Congreso del Partido Comunista elimin¨® la limitaci¨®n de mandatos para Xi Jinping.
Solo dos sucesores de Deng los hab¨ªan cumplido hasta entonces. Jiang Zemin y Hu Jintao dejaron sus funciones pac¨ªficamente tras dos mandatos al acercarse a los 70 a?os. Fueron la tercera y la cuarta generaci¨®n. Con la quinta en el poder desde 2012, ha regresado la autocracia absoluta. La direcci¨®n colegiada ha pasado a la historia con alguien que ya se ve a la altura de Mao Zedong y que no piensa en jubilarse al cumplir la edad reglamentaria.
Este XX Congreso le da un tercer mandato a Xi, y consagra as¨ª su presidencia vitalicia. No habr¨¢ se?alamientos del sucesor como en congresos anteriores. A Xi se le se?al¨® en 2007 y fue elegido en 2012. En 2018 ya no se se?al¨® a nadie y si ahora alguien queda marcado lo m¨¢s probable es que no llegue a la cumbre.
Nadie sabe a partir de ahora c¨®mo ser¨¢ la sucesi¨®n. Si no hay un golpe de palacio, el emperador morir¨¢ de viejo y pasar¨¢ del trono al pante¨®n junto a la momia de Mao en la plaza de Tiananmen. Y tambi¨¦n le seguir¨¢ el correspondiente caos sucesorio.
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