La ejecuci¨®n de Tyre Nichols
Un nuevo caso de brutalidad policial en EE UU revive la indignaci¨®n por la ausencia de l¨ªmites para las fuerzas de seguridad

El pasado 7 de enero, sobre las 20.30, Tyre Nichols, un hombre negro de 29 a?os, fue apaleado salvajemente en plena calle por cinco polic¨ªas de Memphis, Tennessee, cuando volv¨ªa a su casa despu¨¦s del trabajo. La raz¨®n para detenerlo fue, supuestamente, conducci¨®n imprudente, pero las im¨¢genes delatan un ensa?amiento que dura tres minutos de una paliza tras la que Nichols permaneci¨® inconsciente en el hospital varios d¨ªas. Muri¨® a consecuencia de las hemorragias el 10 de enero.
Las im¨¢genes provocan tanta repulsi¨®n como estupefacci¨®n ante la arbitrariedad de la violencia. Dos a?os despu¨¦s del asesinato a sangre fr¨ªa de George Floyd a manos de un polic¨ªa en plena calle en Mine¨¢polis, Estados Unidos se ve de nuevo ante la evidencia de unos cuerpos de polic¨ªa que act¨²an sin los l¨ªmites m¨ªnimos exigibles en cualquier otra democracia del mundo. Cientos de personas mueren al a?o tras un encuentro con la polic¨ªa, desproporcionadamente ciudadanos negros. Los problemas de origen que alimentan este ciclo perverso son m¨²ltiples, como la cultura de las armas, el uso demag¨®gico de la seguridad ciudadana y la jurisprudencia que concede una impunidad de facto a los agentes.
La tragedia de Nichols, sin embargo, aporta matices nuevos. Los cinco agentes tambi¨¦n son negros. Aunque el dato induce a la tentaci¨®n de eliminar el elemento racista, es leg¨ªtimo dudar si un hombre blanco habr¨ªa sido tratado igual. El racismo es un factor estructural de la violencia, no solo personal. Pero la principal novedad es la actuaci¨®n de las autoridades. En solo 20 d¨ªas siguientes a la muerte, los polic¨ªas fueron despedidos fulminantemente, la jefa de polic¨ªa se ha declarado horrorizada y la Fiscal¨ªa del distrito ha presentado cargos por homicidio en segundo grado y otros delitos, lo que los puede llevar el resto de su vida a la c¨¢rcel. No ha habido pa?os calientes, ni esperas calculadas a ver si se calmaban los ¨¢nimos. En el ¨¢mbito federal, el caso ha reavivado la llamada ley George Floyd, que trata de establecer l¨ªmites federales a la actuaci¨®n policial y que est¨¢ encallada en el Congreso por la oposici¨®n republicana. Ser¨ªa sin duda un avance positivo, pero una reforma legal general desde Washington dif¨ªcilmente evitar¨¢ estas situaciones. La gesti¨®n de la seguridad ciudadana es una competencia de los municipios y la casu¨ªstica es infinita.
La palanca de cambio a corto plazo est¨¢ en la forma en la que se hace justicia en casos as¨ª. Ya sucedi¨® en el caso Floyd: el agente pasar¨¢ al menos 21 a?os en la c¨¢rcel por asesinato. El v¨ªdeo de Nichols se compara con el de Rodney King, apaleado salvajemente por la polic¨ªa de Los ?ngeles en 1991, que dio lugar a los disturbios raciales m¨¢s graves de la historia. Pero hay que recordar que la ira que arras¨® la ciudad no fue provocada por el v¨ªdeo, sino por la absoluci¨®n posterior de los agentes. A pesar de la rabia, la desolaci¨®n y la melancol¨ªa, Estados Unidos est¨¢ ante una nueva oportunidad de avanzar por el camino de la justicia para poner l¨ªmites a la impunidad de sus cuerpos policiales.
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