Erdogan vuelve a ganar
La victoria del actual presidente de Turqu¨ªa consolida su r¨¦gimen iliberal y asfixia las esperanzas democr¨¢ticas en el pa¨ªs
Tras dos d¨¦cadas en el poder, Recep Tayyip Erdogan seguir¨¢ al frente de la Rep¨²blica turca durante los pr¨®ximos cinco a?os. La celebraci¨®n de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado domingo le dieron una clara victoria con el 52,1% de los votos frente al 47,9% del aspirante opositor, el centroizquierdista Kemal Kili?daroglu, quien lideraba una amplia coalici¨®n de partidos. El resultado retrata a una sociedad fuertemente enfrentada entre los seguidores de Erdogan y su apuesta por llevar a Turqu¨ªa por una senda iliberal con ramalazos autoritarios y aquellos partidarios de la defensa de las instituciones del Estado, el laicismo y un mayor acercamiento a Europa, que son los fundamentos sobre los que naci¨® la Turqu¨ªa moderna hace un siglo.
Lejos de tratar de moderar su discurso tras la primera vuelta el pasado 14 de mayo, donde la ventaja sobre la oposici¨®n fue de cuatro puntos, Erdogan ha redoblado su discurso de acusaciones a la oposici¨®n de connivencia con el terrorismo kurdo y de ser ¡°pro LGTBI¡± ¡ªprometi¨® ilegalizar las organizaciones defensoras de sus derechos¡ª. Tampoco resultan muy tranquilizadoras las amenazantes declaraciones de Devlet Bah?eli, aliado ultraderechista de Erdogan, quien advirti¨® que ¡°muchas cosas van a cambiar¡±.
El resultado supone un importante espaldarazo a la pol¨ªtica ultranacionalista de Erdogan, que ha logrado centrar en la acogida a refugiados e inmigrantes una parte importante del debate electoral. En t¨¦rminos de pol¨ªtica interna, apuntala el sistema de red de intereses del que el presidente reelegido se ha servido para consolidar su proyecto de estrangulamiento de las libertades y que incluye a un amplio espectro de intereses (desde empresas de armamento a fundaciones caritativas, pasando por grandes constructoras). Esa estructura de poder habr¨ªa visto peligrar su estatus en caso de victoria de la oposici¨®n.
Turqu¨ªa seguir¨¢ siendo un actor complejo y en ocasiones impredecible en el campo de las relaciones internacionales, tanto en lo que se refiere a la Uni¨®n Europea como a su modo de ejercer su condici¨®n de Estado miembro de la OTAN. Su progresiva aproximaci¨®n econ¨®mica a Rusia, la dura negociaci¨®n para aceptar definitivamente la adhesi¨®n de Suecia y Finlandia a la Alianza Atl¨¢ntica, las peri¨®dicas confrontaciones con la UE en temas como la gesti¨®n de los flujos de migrantes irregulares o las acciones unilaterales en el exterior envueltas en una nost¨¢lgica ret¨®rica imperial otomana es improbable que sufran dr¨¢sticos cambios. Lo preocupante es que el nuevo mandato de Erdogan le permitir¨¢ proseguir su sistem¨¢tica estrategia de desmantelamiento del Estado laico, debilitamiento y control de las instituciones del Estado concentrando cada vez m¨¢s poder en sus manos y un progresivo minado de derechos fundamentales de los turcos, entre ellos el de informaci¨®n y libertad de expresi¨®n.
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