Irene Montero como coartada
Al defender la inclusi¨®n de la ministra en las listas electorales, Podemos deber¨ªa preguntarse si su objetivo es reventar las posibilidades de Sumar para el 23-J en vez de llamar a la unidad en torno a Yolanda D¨ªaz
Irene Montero parece ya la coartada para que Podemos no asuma la debacle del 28-M. Adeptos de la ministra insisten en que se la debi¨® blindar en las listas al ser un s¨ªmbolo contra los ataques de la ultraderecha. Pero ello implica mezclar debates de forma interesada. El partido morado deber¨ªa preguntarse ya si su objetivo es reventar las posibilidades de Sumar el 23-J, en vez de llamar a la unidad en torno a Yolanda D¨ªaz para reflotar ese espacio.
Casualmente, aparecen burbujas en las redes estos d¨ªas discutiendo que, si no est¨¢ Irene Montero, quiz¨¢s no saben a qui¨¦n votar. La c¨¢mara de eco que es Twitter a veces sirve para presionar el debate p¨²blico ¡ªde forma interesada o espont¨¢nea¡ª. Tambi¨¦n para amplificar climas de opini¨®n, de manera que parezca que, si Yolanda D¨ªaz no sacase mejores resultados en las generales, ser¨¢ por haber apeado a la ministra de Igualdad, no porque el espacio morado est¨¦ en su peor momento, algo que s¨ª se certific¨® en las municipales y auton¨®micas.
El caso es que nadie decente puede alegrarse del abyecto acoso sufrido por Montero como mujer y como madre, como tampoco el sufrido por su familia. Si bien, apelar al argumento emocional impide valorar la idoneidad de la candidata para el conjunto del progresismo. Creer que la calle compart¨ªa ampliamente ese mantra de Podemos seg¨²n el cual la culpa de las rebajas de penas a agresores sexuales es de los jueces, y no de la ley del s¨®lo s¨ª es s¨ª, es como creer que los partidos tienen una cantera de fans, y no votantes que valoran criterios racionales, por mucho que est¨¦n a la izquierda del PSOE.
Primero, porque si Podemos se ha coaligado con Sumar, ser¨¢ que Ione Belarra piensa que le conviene m¨¢s eso que ir en solitario garantizando el puesto a Montero. A la mayor¨ªa de edad en pol¨ªtica se llega cuando uno asume sus decisiones, no cuando culpa al resto en una especie de populismo que evade responsabilidades. Aceptar ir con D¨ªaz implicaba que igual no llegara a renegociarse la inclusi¨®n de la ministra de aqu¨ª al cierre de las listas.
Segundo, Montero no es el feminismo en s¨ª mismo, ni excluirla supone ¡°disciplinar al movimiento¡± como dicen algunas voces podemistas. En defensa del feminismo, precisamente, hab¨ªa que recriminar la gesti¨®n de la citada ley. Fue producto de todo el Gobierno, s¨ª, pero el PSOE recogi¨® al menos su parte de culpa reform¨¢ndola, a diferencia del partido morado, que se deshizo en acusaciones de derechizaci¨®n contra el ala socialista. Una causa noble no gana adeptos cuando se patrimonializa acr¨ªticamente, sino que los expulsa.
Podemos puede creer que ¡°lo personal es pol¨ªtico¡± y los bochornosos ataques a Montero justificaban su inclusi¨®n en las listas. Pero su visi¨®n es una forma de privatizar la democracia, donde los agravios personales est¨¢n por encima de los efectos de la pol¨ªtica en la vida de la gente. El deber de la democracia es la fiscalizaci¨®n, no blindar a una ¨¦lite. Podemos lleg¨® a la pol¨ªtica repudiando todo personalismo: se hace complicado pensar que haya tantos ciudadanos movilizados por salvar la carrera pol¨ªtica de nadie, por mucho que esos insultos jam¨¢s debieran haberse producido.
La cuesti¨®n es que D¨ªaz ha saldado este debate sin m¨¢s explicaci¨®n. Le parecer¨¢ que responder es dar m¨¢s munici¨®n a las cr¨ªticas. La vicepresidenta segunda se enfrenta a la hora de la verdad: una cosa es creer que la pol¨ªtica es negociaci¨®n, y otra, que sea posible reconocer su proyecto evitando cualquier conflicto. No basta con presentar fichajes que simbolicen causas: la l¨ªder de Sumar debe potenciar su vertiente m¨¢s pol¨ªtica, intensificando propuestas y la explicaci¨®n del programa.
As¨ª que D¨ªaz tendr¨¢ que seguir ensayando la mano de hierro para el grupo parlamentario que se le viene encima. Expulsar a Montero cortocircuita tambi¨¦n la posibilidad de liderazgos alternativos, pero aunar a tantas sensibilidades distintas siempre presenta escollos.
Aunque qui¨¦n sabe, quiz¨¢s alg¨²n sector haya llegado a la conclusi¨®n de que, si no bendicen a D¨ªaz, pueden suponerle un agravio. La noche del 23-J se buscar¨¢n culpables, pero en todos los frentes, en caso de que la izquierda no revalide en La Moncloa. Cualquier coartada tendr¨¢ las patas muy cortas en esta democracia de redes que nos hemos dado entre todos, m¨¢xime si alguno aparece beneficiado de que gobierne en Espa?a la derecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.