Dos proyectos de pa¨ªs
Los programas prefiguran las pol¨ªticas que aplicar¨ªan las dos coaliciones con posibilidades de gobernar tras el 23-J
El enconamiento de las derechas contra el actual Gobierno, y en particular contra su presidente Pedro S¨¢nchez, ha tendido a desdibujar las medidas que se votan realmente el 23 de julio. Los ejes en que se dirimen los dos proyectos de pa¨ªs de las dos potenciales coaliciones de gobierno ¡ªcon la grave posibilidad de ver a la extrema derecha en La Moncloa¡ª son la desigualdad estructural, los nuevos derechos y libertades individuales, una pol¨ªtica clim¨¢tica justa y la consolidaci¨®n del proyecto europeo.
Del programa democr¨¢ticamente regresivo de Vox se ocup¨® este peri¨®dico en un editorial del pasado domingo. Es un programa reaccionario que ser¨¢ un problema may¨²sculo para Feij¨®o si necesita sus votos para gobernar tras el 23-J, como apuntan todas las encuestas. ?Volver¨¢ a ceder materias como igualdad, derechos LGTBI, cultura o cambio clim¨¢tico, como ha hecho en ayuntamientos y comunidades, al negacionismo expl¨ªcito y a los partidarios de la censura?
Las pol¨ªticas de protecci¨®n social y de igualdad han sido una se?a de identidad de este Gobierno que el PP anuncia que va a revertir, aunque sean muy pocas las precisiones que contiene su programa electoral en m¨²ltiples ¨¢mbitos, en particular en pol¨ªtica econ¨®mica y transici¨®n verde. Frente al liderazgo espa?ol en Europa de Teresa Ribera en el Pacto Verde, el PP apuesta, contra el criterio incluso de algunos de sus partidos hermanos en Europa, por ¡°flexibilizar¡± las medidas y mitigar el ritmo de aplicaci¨®n de los planes contra el calentamiento global. Es una de las fracturas pol¨ªticas m¨¢s visibles entre derecha e izquierda: mientras PSOE y Sumar asumen como prioridad de la agenda pol¨ªtica un reparto justo de cargas para impulsar la revoluci¨®n tecnol¨®gica y las pol¨ªticas ecol¨®gicas por pura supervivencia del planeta, el PP menosprecia ¡ªo simplemente niega¡ª la gravedad del problema. Nada debe hacerse sin prevenir los efectos disruptivos que la adaptaci¨®n al calentamiento global comportar¨¢ en algunos ¨¢mbitos de la agricultura y la ganader¨ªa. La emergencia clim¨¢tica no puede acabar minando la confianza en el futuro sino convertirse en el paradigma central para proyectar pol¨ªticas transversales centradas en la justicia social y evitar la creaci¨®n de bolsas de v¨ªctimas de pol¨ªticas que resultan indispensables. No parece ir en ese sentido la continuidad de las centrales nucleares que defiende el PP, sin precisar en su programa qui¨¦n asume unos costes que las empresas ya han descartado.
Aunque el programa del PP no menciona la reforma laboral (y Feij¨®o ha llegado a decir que es sustancialmente buena, pese a que el PP vot¨® en contra), asume el prop¨®sito de derogar la ley trans y la Ley de Memoria Democr¨¢tica (sin saber qu¨¦ le molesta al PP de esa norma), as¨ª como reformar la ley de educaci¨®n, la ley del aborto, la de la eutanasia y la ley del solo s¨ª es s¨ª ¡ªsin mayores precisiones tampoco¡ª, adem¨¢s de restituir el delito de sedici¨®n y las penas de malversaci¨®n anteriores a la reforma. La reconducci¨®n de las pugnas entre la Generalitat de Catalu?a y la Administraci¨®n central del Estado que llevaron al pa¨ªs a un estr¨¦s estructural grav¨ªsimo en 2017 no ha sido fruto del azar sino de la voluntad pol¨ªtica de las dos partes.
Sin novedades radicales en su programa econ¨®mico, los socialistas apuestan por afianzar las medidas socialdem¨®cratas con propuestas concretas (ayudas econ¨®micas a parados de larga duraci¨®n, fijar por ley los tiempos m¨¢ximos en las listas de espera de la sanidad o la gratuidad de las matr¨ªculas universitarias para los alumnos aprobados) mientras las propuestas econ¨®micas del PP pivotan sobre puntos ideol¨®gicamente comprometidos. Las supresiones anunciadas del impuesto a las grandes fortunas y de la ley de vivienda reducen, en un caso, la capacidad del Estado para redistribuir la riqueza hacia quienes menos tienen y atajan en el otro una ley necesaria (y perfectible) ante un problema que afecta a una gran parte de la poblaci¨®n, en particular a los m¨¢s j¨®venes. Ah¨ª es donde Sumar abre el debate hacia propuestas novedosas destinadas a mitigar la desesperanza que tres graves crisis consecutivas han echado encima de varias generaciones de espa?oles: una crisis global de 2008 ¡ªla Gran Recesi¨®n¡ª, la pandemia y hoy la guerra en Ucrania. La compleja medida sobre la herencia universal va en esa direcci¨®n ¡ªque dota con 20.000 euros a todo joven desde la mayor¨ªa de edad¡ª y tambi¨¦n la de crear 200.000 viviendas p¨²blicas al a?o. Los programas progresistas introducen una noci¨®n menos instrumental del tiempo, y bajo esa noci¨®n encaja tambi¨¦n no solo la atenci¨®n p¨²blica a la salud mental sino la propuesta de Sumar de caminar hacia la reducci¨®n a 32 horas de la jornada laboral a lo largo de la pr¨®xima legislatura. La socialdemocracia como marco conceptual y redistributivo de la izquierda dif¨ªcilmente puede compartir los llamados ¡°alivios¡± en los impuestos de la renta y sociedades que propone el PP, sin m¨¢s precisiones. Tampoco aclara si la sostenibilidad de las pensiones que proponen los populares las proteger¨ªa o eliminar¨ªa su v¨ªnculo obligatorio con la inflaci¨®n, como hasta ahora.
En el ¨¢mbito de libertades y derechos la causa del feminismo sigue siendo para la izquierda una clave transversal e interclasista: las medidas en favor de las trabajadoras dom¨¦sticas no fueron solo laborales sino tambi¨¦n feministas, pero tanto la brecha salarial como la igualdad de g¨¦nero son d¨¦ficits que precisan de intervenci¨®n p¨²blica sostenida. La ausencia de medidas en la derecha en este campo evidencia que no es una de sus prioridades, mientras que la bater¨ªa de propuestas del PSOE y de Sumar ¡ªcon distintas intensidades y matices diferenciados¡ª aboga por mantener en alto una bandera que precisa mucha inteligencia y voluntad pol¨ªtica para intentar achicar una fractura progresista grave y mal gestionada en esta legislatura a cuenta de la ley trans y la ley del consentimiento. El movimiento feminista no tiene a los hombres como adversarios sino a la estructura hist¨®rica. Es una lucha irrenunciable pese al desinter¨¦s de la derecha o la involuci¨®n pr¨¢ctica que propicia el negacionismo de la violencia machista de Vox.
La intensificaci¨®n de la lucha contra carencias que no se resolver¨¢n solas o abstenerse ante ellas es lo que se dirime el 23-J: la desigualdad social, la desigualdad de g¨¦nero, la asunci¨®n integral de la lucha socialmente justa contra el cambio clim¨¢tico y la preservaci¨®n de los consensos sociales y las libertades individuales que impugna la extrema derecha. Ninguna de ellas es ajena a los efectos corrosivos que la presencia de una formaci¨®n activamente euroesc¨¦ptica como Vox en el Gobierno de Espa?a pudiera tener para frenar o entorpecer la consolidaci¨®n del mejor invento que Europa ha dado en el siglo XX y con vistas al XXI: la misma Uni¨®n Europea.
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