Libia, inundaciones en un Estado fallido
La tragedia se ceba con la poblaci¨®n de un pa¨ªs dividido desde que Occidente impuls¨® la ca¨ªda de Gadafi sin un plan de futuro
El cicl¨®n Daniel ha puesto de relieve todas las deficiencias de un Estado fallido como Libia. El pa¨ªs se sacudi¨® el yugo de Muamar el Gadafi en 2011 con ayuda de la OTAN, con Estados Unidos y Francia como grandes valedores de la revuelta contra el dictador. Pero Occidente no ten¨ªa ning¨²n plan para el d¨ªa que acab¨® con una tiran¨ªa que dur¨® 42 a?os. En 2016, le preguntaron a Barack Obama cu¨¢l hab¨ªa sido el peor error de sus dos mandatos como presidente. Su respuesta fue: ¡°Probablemente, no planear el d¨ªa despu¨¦s de lo que creo que fue la decisi¨®n correcta de intervenir en Libia¡±. Desde entonces, la influencia de los pa¨ªses occidentales en Libia ha ido disminuyendo.
Lo que sigui¨® a la ca¨ªda del s¨¢trapa fue la divisi¨®n del pa¨ªs en dos partes. Por un lado, el llamado Gobierno de Unidad Nacional, con base en Tr¨ªpoli y reconocido por la comunidad internacional. Por otro, el Parlamento, con sede en la ciudad de Tobruk, en el Este. En el Oeste gobierna el primer ministro y empresario, Abdelhamid Dabeiba, apoyado fundamentalmente por Turqu¨ªa y Qatar. El Este lo controla el mariscal Jalifa Hafter, con el sost¨¦n de, entre otros, Egipto, Emiratos ?rabes Unidos y los mercenarios de Wagner por cuenta de Rusia. En medio de esas dos administraciones paralelas malvive una poblaci¨®n de 6,7 millones de habitantes que lleva 12 a?os acostumbrada a que las autoridades est¨¦n m¨¢s centradas en mantenerse en el poder que en consensuar unas elecciones transparentes. Aprovechando ese desorden ha florecido, primero en el Oeste y despu¨¦s en el Este, una potente y cruel industria de tr¨¢fico ilegal de migrantes. Hasta que la super¨® este a?o la ruta tunecina, la ruta libia era la m¨¢s utilizada por la inmigraci¨®n que llega a la isla italiana de Lampedusa.
La inundaci¨®n de Derna, una ciudad costera de 100.000 habitantes situada en el nordeste, sobrevino entre la noche del domingo y la madrugada del lunes despu¨¦s de que las aguas destruyeran dos pantanos. La situaci¨®n es a¨²n muy confusa sobre el terreno, pero se estima que puede haber 20.000 v¨ªctimas mortales y que una cuarta parte de la ciudad ha quedado destruida. Una de las mayores preocupaciones consiste ahora en enterrar a los muertos antes de que la descomposici¨®n de los cad¨¢veres cause epidemias.
La cat¨¢strofe ha hecho aflorar el mal estado de las infraestructuras en un pa¨ªs que lleva demasiado tiempo descuid¨¢ndolas. Tambi¨¦n, la incompetencia a la hora de facilitar los primeros auxilios por dos administraciones que viven de espaldas y que ahora tendr¨¢n que gestionar durante meses la reconstrucci¨®n de los embalses y de buena parte de Derna. Los pantanos fueron construidos en 1970 por una empresa yugoslava y ya se hab¨ªan publicado informes que alertaban sobre el riesgo de desbordamientos si no se acomet¨ªan las obras necesarias. No en vano, la segunda presa que revent¨® carec¨ªa de mantenimiento desde 2008. Por su parte, la agencia meteorol¨®gica de la ONU subray¨® el jueves que podr¨ªa haberse evacuado a la poblaci¨®n si alguno de los dos gobiernos contara con un servicio meteorol¨®gico que funcionase con normalidad. Bien al contrario, cuando se avecinaron las tormentas, las autoridades del Este no solo no ordenaron la evacuaci¨®n, sino que impusieron el toque de queda, el acto reflejo acostumbrado en un pa¨ªs descompuesto y militarizado. Adem¨¢s de ayudar en la reconstrucci¨®n, Occidente deber¨ªa reflexionar sobre las consecuencias de intervenir en terceros pa¨ªses sin un plan de acci¨®n a largo plazo. A veces se pretende llevar la democracia y lo ¨²nico que llega es el diluvio.
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