Rusia no es solo Putin
El verdadero pa¨ªs no lucha contra los ucranios en el frente; est¨¢ en la c¨¢rcel, escribe cartas a los presos pol¨ªticos, recoge dinero para mandar paquetes a las prisiones. Es necesario que el pueblo ruso se convierta en un aliado del mundo libre
Mi nombre es Ili¨¢ Yashin; soy un pol¨ªtico opositor ruso. Lamentablemente, no puedo dirigirme a ustedes desde la tribuna de este foro, pues desde el verano pasado estoy en la c¨¢rcel por mis declaraciones p¨²blicas en contra de la invasi¨®n de las tropas de Putin en Ucrania. El poder ha decidido taparme la boca y me ha condenado a ocho a?os y medio de privaci¨®n de libertad, pero no estoy dispuesto a callar. Quiero que mi voz, la voz de un ruso contrario a la guerra y a la dictadura, sea escuchada. Es muy importante para m¨ª decir la verdad a mis compatriotas, tener la posibilidad de hablar con ellos. Aunque sea a trav¨¦s de las rejas.
El ataque a Ucrania ha sido posible por varias razones. Ante todo, es responsabilidad de los rusos, incluida la m¨ªa, como representante del pueblo ruso. Por desgracia, hemos permitido que en nuestro pa¨ªs se haya formado una dictadura revanchista y no hemos sabido crear unos mecanismos efectivos de control del poder. Hemos sacrificado la libertad por el orden y el bienestar y, en definitiva, nos hemos visto privados, adem¨¢s de la libertad, tambi¨¦n del orden y del bienestar. Adem¨¢s, nos hemos ganado fama de invasores, por la que pagaremos un alto precio durante mucho tiempo.
Pero, al mismo tiempo, quisiera recordar la responsabilidad de la comunidad internacional, que durante muchos a?os mostr¨® hacia el r¨¦gimen de Putin una pol¨ªtica de pacificaci¨®n con el agresor, repitiendo el error hist¨®rico que dio paso a la Segunda Guerra Mundial. Durante dos decenios, a Putin se le ha perdonado todo: la usurpaci¨®n del poder y la corrupci¨®n, el exterminio de la oposici¨®n y los asesinatos pol¨ªticos, las intervenciones militares y la anexi¨®n de territorios ajenos.
¡°El dueto de Merkel y Putin en Mosc¨² ha sido un ¨¦xito¡±, titul¨® un art¨ªculo Deutsche Welle el 16 de noviembre de 2012, solo medio a?o despu¨¦s de la persecuci¨®n violenta del mitin de la plaza Bol¨®tnaya en Mosc¨². Decenas de los participantes en esa manifestaci¨®n pac¨ªfica y autorizada ir¨ªan a la c¨¢rcel con diversas condenas. Durante su visita a Mosc¨² para encontrarse con Putin, reelegido presidente tras su ¡°enroque¡± con Medv¨¦dev, Merkel no solo se dirig¨ªa a ¨¦l como ¡°se?or presidente¡±, sino que lo llamaba ¡°mi querido Vlad¨ªmir¡±. En respuesta, Putin la consideraba ¡°nuestro modelo de lo alem¨¢n¡±.
Deteng¨¢monos ahora en 2015, un a?o despu¨¦s de la anexi¨®n de Crimea, durante la guerra h¨ªbrida en Donb¨¢s, que se llev¨® miles de vidas, y tras la tragedia del abatido avi¨®n de pasajeros malasio. El a?o del asesinato a las puertas del Kremlin de mi amigo, el pol¨ªtico opositor Bor¨ªs Nemtsov. En junio, Putin realiz¨® una visita de trabajo a Mil¨¢n y Roma, donde se reuni¨® con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y con el presidente, Sergio Mattarella. El 10 de junio, vio al Papa en el Vaticano. El 28 de septiembre, celebr¨® una visita de trabajo a Nueva York, intervino en la 70? Asamblea General de la ONU y mantuvo conversaciones con su secretario general, Ban Ki-moon; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente de EE UU, Barak Obama. El 2 de octubre, realiz¨® una visita a la cumbre del Cuarteto de Normand¨ªa en Paris. En el El¨ªseo, se reuni¨® con el presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, y con la canciller alemana, Angela Merkel. El 15 y 16 de noviembre, vol¨® a Antalya (Turqu¨ªa) para participar en la cumbre del G-20. El 30, participa en Par¨ªs en los trabajos de la Cumbre del Clima. Todo esto, les recuerdo, al a?o de la anexi¨®n de Crimea, de la tragedia del avi¨®n malasio y del asesinato de Nemtsov.
Putin segu¨ªa siendo a los ojos de Occidente un presidente leg¨ªtimo, y en 2020, organiz¨® el ¡°refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n¡±, con el que ¡°puso a cero¡± sus periodos electorales y obtuvo la posibilidad de presentarse de nuevo a presidente. Aquel a?o, fue envenenado Alex¨¦i Navalni. Gracias a los periodistas que investigaron el caso, se supo que no hab¨ªa sido la ¨²nica v¨ªctima de los envenenadores del Estado. Pese a todo, en 2021, en la conferencia de prensa sobre los resultados de la cumbre de Ginebra, Joe Biden declar¨®: ¡°Hemos iniciado un di¨¢logo bilateral sobre estabilidad estrat¨¦gica¡±.
El dictador de todas las Rusias era recibido en las capitales del mundo; los dem¨¢s pa¨ªses le compraban petr¨®leo y gas, le vend¨ªan recambios para sistemas y tecnolog¨ªas militares y lo trataban de igual a igual. Fue esta pol¨ªtica la que, a fin de cuentas, le dio la sensaci¨®n de impunidad m¨¢s absoluta.
La guerra de Ucrania ya hab¨ªa comenzado y, sin embargo, Rusia segu¨ªa recibiendo material para disolver manifestaciones. Solo en julio de 2022, la Comisi¨®n Europa declar¨® que ten¨ªa previsto aprobar un nuevo paquete de sanciones sobre gases lacrim¨®genos, la tinta utilizada para recoger las huellas dactilares, cascos, escudos, tanquetas de agua. Esta misma gente es la que ahora pregunta indignada a los rusos: ¡°?C¨®mo es que no protestan?¡±.
Reconozc¨¢moslo: todos, de un modo o de otro, hemos regado el terreno donde han crecido las ambiciones napole¨®nicas de Putin. Todos somos responsables de sus consecuencias. Y todos deberemos resolver este problema juntos.
En Occidente se acostumbra a creer que hoy el pueblo ruso est¨¢ un¨¢nimemente a favor de la guerra y que odia a muerte a los ucranios. Me atrevo a afirmar que no es as¨ª. S¨ª, muchos de mis conciudadanos se han visto enga?ados por la propaganda y espantados por la represi¨®n, pero Putin no ha logrado convertir su agresi¨®n en una guerra popular.
Una enorme cantidad de rusos han marchado al extranjero para que no los movilizaran ni obligaran a tomar las armas. Una parte considerable de la sociedad ha optado por la emigraci¨®n interior y calla, temiendo con raz¨®n verse perseguida penalmente. Las tropas est¨¢n formadas, en primer lugar, por mercenarios y por criminales reclutados con la esperanza de ver conmutada su pena. Por lo dem¨¢s, no se ve cola alguna en los centros de reclutamiento ni se observa entusiasmo alguno que haga pensar en que estamos ante una guerra popular.
En cambio, el n¨²mero de presos pol¨ªticos ha superado los mil. Es muy complicado plasmar hoy el retrato del preso pol¨ªtico medio, arrestado por protestar contra la guerra; tan diferentes son unos y otros. Hay centenares de personas tras las rejas: maestros, jubilados, estudiantes, obreros, periodistas locales... Son una muestra de nuestra sociedad. Este es nuestro pueblo. Me dir¨¢n: ?qu¨¦ significan esos pocos centenares de presos pol¨ªticos en un pa¨ªs con tantos millones de habitantes? Y les responder¨¦ que unos cientos no son tan pocos cuando se trata de personas dispuestas a sacrificar su libertad, sus comodidades, su salud, su carrera o sus relaciones familiares con tal de no callar y seguir en paz con su conciencia.
No hablo de un par de d¨ªas en una sucia y asfixiante celda de un cuartelillo de la polic¨ªa; ni siquiera de dos semanas en una sala de detenci¨®n temporal, de las que tenemos decenas de miles, sino de a?os de constantes humillaciones lejos de los suyos.
?Han o¨ªdo hablar de c¨®mo mandan a reformatorios a los hijos de los disconformes? Masha Moskaliova, de 13 a?os, que hizo un dibujo contra la guerra, ha sido separada de su padre y enviada a un orfanato, y su padre, puesto bajo arresto domiciliario (ahora est¨¢ preso en una colonia y su hija se encuentra afortunadamente con su madre). Un muchacho inv¨¢lido de 15 a?os, hijo adoptivo de la periodista y activista de Buriatia Natalia Fil¨®nova, ha sido devuelto al internado infantil porque su madre est¨¢ en prisi¨®n. Son solo las historias que llegan a los o¨ªdos de la gente, pero resultan suficientes para que muchos ciudadanos rusos hayan optado por el silencio.
Resp¨®ndanse honestamente: ?c¨®mo hubieran reaccionado ustedes? Imag¨ªnense a sus hijos en orfanatos y a ustedes mismos en una celda cada vez en que se les ocurr¨ªa acusar a los rusos de no resistir lo suficiente. De todos modos, las protestas contin¨²an. Tal vez no sean muchas, pero cada acto de protesta en la calle es una haza?a.
La verdadera Rusia no lucha contra los ucranios en el frente. La verdadera Rusia est¨¢ en la c¨¢rcel, escribe cartas a los presos pol¨ªticos, recoge dinero para mandar paquetes a las prisiones. En 24 horas de un telemarat¨®n, se reunieron 40 millones de rublos para ayudar a los presos pol¨ªticos, a pesar de todas las dificultades por el bloqueo masivo de las tarjetas de cr¨¦dito. La verdadera Rusia ayuda a centenares de miles de refugiados ucranios que han llegado a nuestro pa¨ªs: los acogen en sus familias, les ayudan con ropa y alimentos, llevan a los heridos a los hospitales y a miles de los que quieren vivir en Europa los ayudan a emigrar. Y lo hacen por lo general en silencio, para no perjudicar a aquellos a los que ayudan.
No de manera p¨²blica, pero diariamente, durante m¨¢s de un a?o, centenares de autom¨®viles de matr¨ªcula rusa acercan a la frontera a familias ucranias, entre las que hay heridos, enfermos, gente que ha perdido a los suyos en los combates, a muchos que lo han perdido todo por la guerra. Su ya de por s¨ª dura existencia se ha complicado a¨²n m¨¢s. Europa ha cerrado las fronteras a los veh¨ªculos rusos. Semanas atr¨¢s, una refugiada de Mariupol con c¨¢ncer terminal se vio obligada a atravesar la frontera ruso-estonia en una silla de ruedas porque las autoridades de Estonia han prohibido la entrada de autom¨®viles con matr¨ªcula rusa. Su hijo atraves¨® el kil¨®metro y medio de la zona fronteriza del puente sobre el Narva empujando la silla de ruedas de su madre. La ambulancia no se atrevi¨® a llevar a la paciente ante la posibilidad de que fuese confiscada.
Para enfrentarnos con ¨¦xito a Putin es necesario que el pueblo ruso se convierta en un aliado de la coalici¨®n internacional que se ha alzado en defensa de Ucrania, en un aliado del mundo libre. Para ello, es necesario cambiar la ret¨®rica dirigida a los ciudadanos de Rusia. Por favor, dejen de espantar a mis compatriotas augur¨¢ndoles todo tipo de castigos tras la derrota de Putin en Ucrania. Dejen de humillarlos bloqueando sin distinci¨®n los autom¨®viles en la frontera y amenazando con poner en manos de los servicios de inteligencia occidentales a todo aquel que tenga pasaporte ruso. Les ruego que distingan a los criminales de guerra, que han usurpado el poder en el Kremlin, de los rusos de a pie, que hoy viven como rehenes y mantienen sus ojos cerrados, unos por miedo por sus vidas y su futuro y otros por verg¨¹enza y horror ante lo que ocurre.
Finalmente, lo principal: mostremos a la sociedad rusa la imagen de la Rusia del futuro. Si queremos que los rusos se conviertan en aliados del mundo civilizado, no conviene dibujar un cuadro apocal¨ªptico de nuestras ciudades, convertidas en ruinas y augurar un inevitable desmembramiento de nuestro pa¨ªs. En su lugar, expliquemos a la gente que hablar de una Rusia sin Putin es hablar de creaci¨®n, no de destrucci¨®n. Esta Rusia ser¨¢ un pa¨ªs libre, feliz y pac¨ªfico en el que resultar¨¢ deseable vivir, trabajar y formar nuevas familias. Y no se trata de una utop¨ªa, sino de algo posible.
Comprendo que nuestra sociedad carga con una enorme responsabilidad ante el pueblo de Ucrania por el monstruoso crimen cometido por nuestro poder en nuestro nombre. Trataremos de expiar esta culpa. Un d¨ªa, yo mismo ir¨¦ a Kiev a pedir perd¨®n. Pero Rusia siempre estar¨¢ junto a Ucrania y Europa. Hist¨®rica y geogr¨¢ficamente, estamos condenados a ser vecinos. Por todo ello, seamos sabios, reflexionemos juntos sobre el d¨ªa de ma?ana y sobre c¨®mo evitar que se repita esta tragedia.
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