Ucrania sufre en Gaza

La guerra es incierta por definici¨®n. Puede cambiar de rumbo s¨²bitamente por factores que escapan a quienes las dirigen y m¨¢s todav¨ªa a quienes pretenden comprender lo que sucede en los campos de batalla. Es un t¨®pico de la doctrina militar que no hay ni un solo plan que resista la entrada en combate.

Ahora la guerra de Gaza ha proporcionado a Putin la oportunidad de ganar en Oriente Pr¨®ximo lo que ya ha perdido en Ucrania. Su guerra y sus atrocidades se ven eclipsadas por las atrocidades de Ham¨¢s y del Gobierno de extrema derecha israel¨ª en la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n y de los gobiernos e instituciones internacionales.

La escalada del horror, estimulada por la guerra digital, se ha convertido en una subasta, en la que cada parte pretende neutralizar las perversidades propias con la exhibici¨®n de las ajenas. Entre las b¨¢rbaras im¨¢genes de la entrada de los terroristas de Ham¨¢s en Israel y el asalto de las tropas israel¨ªes al complejo hospitalario de Al Shifa, han arrumbado a un segundo plano las estampas bestiales de Bucha e Irpin.

La nueva guerra no tiene solo efectos propagand¨ªsticos, sino que afecta a los suministros de artiller¨ªa, fundamentales en la guerra de desgaste, en perjuicio del ej¨¦rcito ucranio, cada vez m¨¢s corto de munici¨®n. Israel ha entrado a competir con Ucrania en la demanda de proyectiles, mientras que Rusia ha conseguido en estos dos a?os poner a punto su industria de guerra. Hay ahora dos mercados mundiales: el occidental con enormes dificultades para atender la demanda y precios al alza y el oriental con una producci¨®n suficiente, incrementada por la oferta de Corea del Norte y de Ir¨¢n.

Los efectos divisivos de la guerra de Gaza son una bendici¨®n para Putin. No tan solo afectan al suministro de armas, en el que Estados Unidos da preferencia a las demandas de Israel. La fractura se ha trasladado al interior de las opiniones p¨²blicas, las instituciones democr¨¢ticas, los gobiernos y las organizaciones internacionales. A diferencia de la guerra de Ucrania, que suscitaba reacciones pacifistas o de indiferencia, especialmente en el llamado sur global, la de Gaza est¨¢ provocando un aislamiento de Israel y de sus aliados m¨¢s pr¨®ximos y un enorme desgarro en los pa¨ªses occidentales, donde el cambio generacional y el peso de la poblaci¨®n de origen ¨¢rabe o musulm¨¢n dificulta la comprensi¨®n de la solidaridad pr¨¢cticamente incondicional de sus gobiernos con el Gobierno de Netanyahu.

Putin est¨¢ estancado en Ucrania, fiando el curso de la guerra al caos en las filas de su enemigo designado, ese Occidente colectivo que dentro de un a?o puede tener a Donald Trump como l¨ªder. El ¨²nico ¨¦xito de Ucrania estos d¨ªas es la propuesta de apertura de negociaciones de adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea. Aunque est¨¢ cargada de simbolismo, tambi¨¦n contiene una advertencia sobre la urgencia de la paz ante la posibilidad de una guerra sin fin o incluso de una lenta derrota por cansancio.