La naci¨®n del PP y Junts
La sensaci¨®n que queda tras el debate de investidura es que tenemos a dos derechas hipernacionalistas que se retroalimentan desde sus respectivas atalayas
Hasta hace poco, al hablar de cosas como oponer la legitimidad de la calle (la popular) a la legitimidad parlamentaria (la institucional), reunirse con la prensa extranjera para contar que Espa?a es una dictadura o describir a la naci¨®n humillada protestando en las calles por sus derechos perdidos y cuestionando las instituciones democr¨¢ticas, todos reconoc¨ªamos la descripci¨®n de los a?os m¨¢s duros del proc¨¦s. Pero no. Hoy, desgraciadamente, es el Partido Popular de Feij¨®o quien protagoniza tales desmanes. ¡°Estamos viendo un clamor en las calles que no se hab¨ªa visto desde el asesinato de Miguel ?ngel Blanco¡±, dijo Feij¨®o a una treintena de medios extranjeros convocados en G¨¦nova bajo el nada escandaloso eslogan ¡°Help Spain¡±. Ah¨ª estaba la velada menci¨®n a ETA de nuevo en la ecuaci¨®n, mientras su equipo intenta que Europa sancione a Espa?a como si fu¨¦semos Hungr¨ªa. En breve volver¨¢ Venezuela.
Si es cierto que hay un clamor contra la amnist¨ªa, como pensaron en su d¨ªa quienes desataron el proc¨¦s que lo hab¨ªa por la independencia, ?de verdad que Feij¨®o quiere jugar el papel de Farage, Le Pen o Trump? ?Afirmar¨¢ que la pura voz del pueblo debe imponerse sin m¨¢s??No eran esos los argumentos contra los que luchaban los pol¨ªticos liberales como ¨¦l? Mi sensaci¨®n tras el debate de investidura es que tenemos a dos derechas hipernacionalistas, Junts y el PP, que se retroalimentan desde sus atalayas. Pero no es menos cierto que, para evitar que Espa?a se convierta en un sumatorio de purezas nacionales, el PSOE deber¨ªa clarificar de una vez su visi¨®n estrat¨¦gica sobre nuestra futura ordenaci¨®n territorial, aportando ideas precisas para orientar su proyecto pol¨ªtico m¨¢s all¨¢ de coyunturalismos o situaciones de crisis. Y es preciso tambi¨¦n que el PP haga un tanto de lo mismo, que defina su proyecto de Espa?a y se pregunte por qu¨¦ su visi¨®n monista de la naci¨®n es casi indistinguible de la de Junts.
Feij¨®o acierta al esgrimir las contradicciones de un bloque que contiene fuerzas tan antag¨®nicas como Bildu y el PNV o Esquerra y Junts, aunque sean todas nacionalistas. Pero su soledad quiz¨¢ se deba tambi¨¦n a una concepci¨®n de la naci¨®n que parece incompatible con un estilo pol¨ªtico pactista, algo que ya le ocurri¨® a Ciudadanos. Su liberalismo cortocircuitaba contra su nacionalismo y le imped¨ªa practicar una cultura del pacto, un estilo que comprendiese forma y contenido. Porque no solo se trata de desplegar una manera de hacer pol¨ªtica orientada a la confianza, sino tambi¨¦n de salir del fetichismo soberanista, algo perfectamente coherente con el ideario europe¨ªsta de la corriente pol¨ªtica a la que el PP dice pertenecer. Aunque demasiado maniquea, S¨¢nchez acert¨® al definir la pregunta central de las pr¨®ximas elecciones europeas: ?qu¨¦ derechas necesitamos para el futuro de nuestro continente? En Espa?a, esa pregunta pasa inevitablemente por la cuesti¨®n territorial, y es hora de que el PP haga honor a eso que tanto dice y se acerque de una vez a la centralidad.
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