Ecuador en llamas
El Gobierno de Daniel Noboa debe combatir el crimen organizado sin dejar de respetar las libertades fundamentales y los derechos humanos
Ecuador se encuentra en estado de sitio. El desaf¨ªo lanzado por el crimen organizado al Gobierno de Daniel Noboa no tiene precedentes en el pa¨ªs y es el en¨¦simo reflejo de una grav¨ªsima crisis de seguridad que ha desbordado a las autoridades. El mandatario, que asumi¨® el cargo a finales de noviembre, reconoci¨® la existencia de un ¡°conflicto armado interno¡± y autoriz¨® la intervenci¨®n del ej¨¦rcito para frenar la delincuencia organizada que opera desde las c¨¢rceles. El descontrol del sistema penitenciario fue la espita de esta ¨²ltima escalada, que se origin¨® tras la fuga de los cabecillas de dos organizaciones rivales. Sin embargo, para entender el alcance de la emergencia hay que atender a sus causas estructurales, que van del abandono institucional a la miseria y la corrupci¨®n pasando por la internacionalizaci¨®n de los carteles mexicanos que operan en Ecuador.
El martes dieron la vuelta al mundo las im¨¢genes de la irrupci¨®n de un comando armado en un plat¨® de televisi¨®n de Guayaquil, principal puerto del pa¨ªs y epicentro de la violencia. El chantaje mafioso de los criminales era cristalino: el Gobierno deb¨ªa replegar los operativos policiales dispuestos para la captura de los capos narcos de los grupos de Los Choneros y Los Lobos. Se trata, respectivamente, de los brazos locales del cartel de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generaci¨®n, las bandas mexicanas m¨¢s poderosas, que ampliaron su influencia en el pa¨ªs andino durante la pandemia de covid-19 y est¨¢n en guerra por el control de las rutas internacionales del tr¨¢fico de coca¨ªna.
Ecuador pas¨® en cuesti¨®n de a?os de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s seguros de la regi¨®n a uno de los m¨¢s peligrosos. En 2017, al final del mandato de Rafael Correa, la tasa de asesinatos era de 5,78 y hoy se sit¨²a en 40 cada 100.000 habitantes. Los factores que pueden explicar lo sucedido son m¨²ltiples. En primer lugar, decayeron las pol¨ªticas de inversi¨®n p¨²blica. En segundo, la pandemia agrav¨® la crisis econ¨®mica. Finalmente, la penetraci¨®n del crimen transnacional puso las condiciones para la gestaci¨®n de un ecosistema perverso.
El presidente Noboa, un pol¨ªtico de 36 a?os de filiaci¨®n ideol¨®gica neoliberal, ha asegurado que el pa¨ªs est¨¢ en guerra contra el crimen. Sin embargo, la tentaci¨®n de aplicar un modelo autoritario similar al instaurado por Nayib Bukele en El Salvador ya ha impregnado su discurso. Durante la campa?a electoral, sacudida en agosto por el asesinato del candidato Fernando Villavicencio, el actual mandatario prometi¨® la compra de barcos-c¨¢rceles para aislar a los criminales m¨¢s peligrosos. La grave crisis que asfixia a los ecuatorianos necesita la implicaci¨®n de todos los partidos y la elaboraci¨®n de una pol¨ªtica de Estado implacable con el crimen, pero que en ning¨²n caso pase por alto el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. El precio es la paz social y la convivencia democr¨¢tica.
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