Como un caballo desbocado

Todos sacan provecho de los reflejos patri¨®ticos que arraciman a la gente alrededor del comandante en jefe, le dan m¨¢rgenes de maniobra pol¨ªtica y le permiten restringir las libertades y eliminar a los disidentes. Es un cl¨¢sico de las guerras. Lo usa Netanyahu, pero tambi¨¦n Jamenei y sus amigos, los libaneses de Hezbol¨¢ y ahora los rebeldes hut¨ªes. A todos les conviene un caballo al que se le pueda azuzar y refrenar, pero que no se desboque. Nadie quiere llegar muy lejos, en el punto donde todo se puede perder, pero es irresistible la tentaci¨®n del galope con la convicci¨®n de que algo se sacar¨¢ antes de llegar al borde del precipicio.

Es una esperanza infundada, que esconde el origen de las grandes guerras. Nada bueno se puede aguardar cuando son muchos los que arriesgan y amplios los m¨¢rgenes para los errores y los accidentes. Una vez lanzada la enorme fuerza israel¨ª en Gaza, no han tardado en abrirse todos los otros frentes, cada uno con su peculiar escalera donde ascender hacia la cat¨¢strofe.

La guerra regional es ya una realidad, todav¨ªa en una fase menor y lenta. La chispa ha saltado donde menos se esperaba al principio, el campo de batalla naval frente a las costas de Yemen, el pa¨ªs donde los hut¨ªes andan en guerra desde hace dos d¨¦cadas. La revelaci¨®n de esta temporada b¨¦lica son los rebeldes yemen¨ªes, en intermitente confrontaci¨®n con sus vecinos y con Estados Unidos y lanzados ahora a la solidaridad con los palestinos con sus ataques a¨¦reos y sus asaltos con lanchas r¨¢pidas a los buques que navegan frente a sus costas, que interrumpen el comercio internacional y contribuyen a la inflaci¨®n.

Nadie como los hut¨ªes ha organizado manifestaciones tan gigantescas en favor de Gaza ni destacado tanto como su vociferante portavoz militar con sus regulares proclamas y amenazas. Todos han utilizado hist¨®ricamente la causa palestina para su provecho dom¨¦stico y para su imagen internacional, con frecuencia sin atender a los intereses de los propios palestinos, y los hut¨ªes no iban a desaprovechar la oportunidad ni ser la excepci¨®n.

Solo un jugador, Estados Unidos, est¨¢ concentrado en evitar que el caballo se desboque, aunque no ha podido evitar verse arrastrado por la provocaci¨®n hut¨ª en el mar. A diferencia de los otros actores, la guerra surte en su caso unos efectos exactamente contrarios, pues debilita al presidente, divide a sus partidarios y anima a sus adversarios. Adem¨¢s a¨ªsla a su pa¨ªs internacionalmente y le obliga a repartir los esfuerzos y los recursos militares y diplom¨¢ticos. Para postre, en a?o electoral.

Por m¨¢s que la Casa Blanca se esfuerce en separar la batalla del mar, vinculada a la amenaza al comercio internacional, de las de la tierra israel¨ª y palestina, la realidad es que se hallan perfectamente engarzadas. Y as¨ª lo han entendido los propios aliados de Estados Unidos, especialmente los europeos, que no quieren verse arrastrados a la escalada cuando han venido trabajando por el alto el fuego y el final de la guerra de Gaza, causa y origen de la tensi¨®n en todos los frentes, tambi¨¦n el mar¨ªtimo.