Frenar la escalada
La protecci¨®n del tr¨¢fico mar¨ªtimo atacado por los hut¨ªes desde Yemen debe ser militarmente proporcionada
El conflicto de Gaza muestra inquietantes s¨ªntomas de expansi¨®n regional. Mientras Israel sigue atacando de forma indiscriminada en la Franja, la tensi¨®n crece con Hezbol¨¢ en L¨ªbano, con el ataque letal a un destacado l¨ªder de Ham¨¢s, y se dispara con los hut¨ªes en Yemen, donde Estados Unidos y algunos socios han respondido con bombardeos a los constantes ataques de la milicia chi¨ª contra el transporte mar¨ªtimo en la zona. Es imperativo contener la escalada.
El n¨²cleo central de la cuesti¨®n es avanzar hacia soluciones en el conflicto palestino-israel¨ª. Ham¨¢s, tras los actos terroristas del 7 de octubre, no puede estar en la ecuaci¨®n, pero es evidente la imperiosa necesidad de frenar la desproporcionada respuesta del Gobierno de Netanyahu, que adem¨¢s de un inmenso sufrimiento humano provoca en Gaza continuos temblores geopol¨ªticos. Netanyahu sabe que en cuanto las hostilidades cesen o se enfr¨ªen su futuro personal se tornar¨¢ muy oscuro: por sus responsabilidades en el brutal ataque sufrido por su pa¨ªs el 7-O, en la dr¨¢stica respuesta de su ej¨¦rcito y en un c¨²mulo de esc¨¢ndalos previos. Eso es un obst¨¢culo grave.
La Administraci¨®n de Biden tiene adem¨¢s una responsabilidad subsidiaria. Es el actor con mayor capacidad de presi¨®n sobre Israel y no la ha ejercido de forma conveniente. Al contrario, alimenta la contraofensiva con continuas entregas de armas y veta resoluciones sensatas en la ONU. La Uni¨®n Europea, mucho menos influyente, tampoco ha dado pasos satisfactorios en esa direcci¨®n debido a su divisi¨®n interna sobre el conflicto. Tanto Washington como Bruselas deber¨ªan elevar su presi¨®n sobre Netanyahu.
Es esa una premisa esencial. Pero, incluso con un giro adecuado en esa direcci¨®n, hoy hay sobre el tablero una fuerza vinculada con Ir¨¢n, los hut¨ªes, que bombardea buques de transporte mercantil en una de las rutas mar¨ªtimas m¨¢s transitadas del mundo. El Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado ya sus intolerables acciones. Por su parte, Estados Unidos y sus socios est¨¢n bombardeando objetivos militares en territorio yemen¨ª para limitar la capacidad ofensiva de la milicia. Esta acci¨®n es discutible porque no cuenta con un mandato de Naciones Unidas y porque corre el riesgo de inflamar a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos en la regi¨®n. Pero es evidente que, mientras los ataques hut¨ªes perduren, permanecer inactivo tampoco es una opci¨®n. Por lo tanto, mientras se eleva la presi¨®n sobre Israel para que contenga su respuesta, deben tambi¨¦n pensarse acciones de defensa contra los ataques al tr¨¢fico mar¨ªtimo.
La UE tiene un papel que desempe?ar en este desaf¨ªo. Gran parte de los buques que transitan en esa v¨ªa mar¨ªtima lo hacen para conectar comercialmente Europa con el Este y el Sur de Asia. Tendr¨ªa, pues, sentido una misi¨®n europea independiente, que no est¨¦ a las ¨®rdenes de EE UU, con un dise?o preciso que excluya bombardeos en Yemen y ordene operaciones de patrullaje y escolta con una l¨®gica meramente disuasoria. Espa?a, aunque no se implique directamente, puede empujar en esa direcci¨®n. No est¨¢ exento de riesgos, pero la autonom¨ªa estrat¨¦gica, la valiosa idea de que la UE tenga una posici¨®n propia en el mundo, no se construir¨¢ sin asumirlos. Esta misi¨®n deber¨ªa nacer junto con un contundente cambio de actitud conjunta hacia el conflicto palestino-israel¨ª. Renunciar a esa l¨ªnea diplom¨¢tica com¨²n ser¨ªa un error, pero tambi¨¦n lo ser¨ªa desentenderse de la protecci¨®n de buques comerciales repetidamente atacados.
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