Si Puigdemont vuelve, ?tambi¨¦n Converg¨¨ncia?

El partido de Carles Puigdemont ya parece Converg¨¨ncia: ha pasado de declarar la independencia en el Parlament a amenazar con tumbar unos decretos en el Congreso. Sin embargo, el relato de la derecha es que una negociaci¨®n competencial resulta equiparable a un acto delictivo propio de 2017. La pol¨¦mica sobre una posible cesi¨®n de competencias a Catalu?a obliga a la reflexi¨®n colectiva: ?est¨¢ Espa?a preparada para integrar al independentismo resultante de la amnist¨ªa?

Como dice el profesor Jos¨¦ Luis ?lvarez en su libro Los presidentes espa?oles, no es lo mismo un ciclo de poder en el Gobierno que un ciclo dominante social y pol¨ªticamente. Pedro S¨¢nchez afirm¨® la noche electoral que la izquierda y los nacionalistas ¡°eran m¨¢s¡± porque sumaban m¨¢s esca?os. Pero ese relato obvia otra cara de la realidad. El Partido Popular y Vox seguramente gobernar¨ªan con mayor¨ªa absoluta si se hubiesen presentado juntos el 23-J. Espa?a se fue ti?endo tras el proc¨¦s de pulsiones recentralizadoras que anidan incluso en muchos votantes de izquierdas que consideran una ¡°verg¨¹enza¡± las cesiones que el Gobierno negocia con sus socios. Da igual que ERC o Puigdemont est¨¦n exigiendo actualmente muchos favores parecidos a los del PNV. La Espa?a a la que asoman pone ahora el grito en el cielo cada vez que S¨¢nchez roza algo parecido al Pacto del Majestic de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en 1996.

As¨ª pues, ?puede volver Converg¨¨ncia? Y la pregunta no habr¨ªa que hac¨¦rsela solo a los independentistas. Pese a sus arrogantes discursos contra Espa?a, Junts est¨¢ hoy dentro del autonomismo: ha aparcado el refer¨¦ndum por una mesa de di¨¢logo para salvarse de sus causas judiciales. Los partidos del proc¨¦s saben adem¨¢s que el sue?o de independencia no resulta tan cre¨ªble ya como en 2017: solo un 5% de catalanes creen que ser¨¢ una realidad, y por eso ERC y Puigdemont han empezado a orientar su discurso hacia cuestiones m¨¢s pragm¨¢ticas, como la financiaci¨®n o el autogobierno. Junts morir¨¢ de facto, y deber¨¢ reformularse, cuando se haya aplicado del todo la amnist¨ªa para regresar a una pantalla previa a 2012. En consecuencia, ?qu¨¦ escenario se presentar¨¢ una vez se haya borrado de iure la afrenta del 1 de octubre?

A la derecha no le interesa alumbrar posibles, sino distorsionar lo que ya ocurre en su beneficio. Sus altavoces afirman estos d¨ªas que ¡°c¨®mo va a estar Junts en el carril de la gobernabilidad, si amenaza al Gobierno con tumbarlo¡±. Que se sepa, amagar con dejar de apoyar a S¨¢nchez no es un delito, ni el retorno al unilateralismo.

El caso es que las corrientes del ayusismo y el aznarismo son un potente escollo para un regreso al Majestic. La tesis de la derecha madrile?a y de Vox es que el 1-O marc¨® un punto de inflexi¨®n, que constat¨® c¨®mo de iluso ¡ªe imposible¡ª es ¡°integrar¡± al nacionalismo a trav¨¦s del Estado auton¨®mico. Ahora bien, la pol¨ªtica tambi¨¦n se basa en una correlaci¨®n de fuerzas. Aznar pas¨® de ¡°hablar en catal¨¢n en la intimidad¡± entre 1996 y 2000 a las tensiones centralizadoras entre 2000 y 2004, solo porque en el primer caso necesitaba los votos de CiU. Qu¨¦ duda cabe: los portavoces de Alberto N¨²?ez Feij¨®o habr¨ªan aplaudido un entendimiento con el PNV si ello le hubiera permitido ocupar hoy La Moncloa.

Tanto es as¨ª, que la preocupaci¨®n de Junts por la inmigraci¨®n somete a la derecha a una impostura. No critican a Puigdemont porque una parte de su electorado no comparta esas inquietudes ¡ªhete ah¨ª la existencia de Vox¡ª, sino por la expansi¨®n del autogobierno. Cu¨¢ntas cosas m¨¢s tendr¨ªan en com¨²n si pudieran llegar a acuerdos tras la amnist¨ªa y ante una eventual desaparici¨®n de la ultraderecha del tablero pol¨ªtico.

Sin embargo, los partidos del proc¨¦s tampoco tienen claro qu¨¦ pasar¨¢ tras la medida de gracia. El plan de Junts es a corto plazo: vivir de llevar a S¨¢nchez al l¨ªmite para fingirse distinto a ERC hasta que haya elecciones catalanas. El miedo a m¨¢s penas de c¨¢rcel les disuadir¨¢ durante a?os, pero pronto se descubrir¨¢ que tampoco van a obtener ning¨²n refer¨¦ndum. Lo que el independentismo oficial (Junts y ERC) desear¨ªa es que su votante compre en adelante una especie de folclorizaci¨®n de la independencia: vender que ellos trabajan por un Estado propio mediante la obtenci¨®n de competencias auton¨®micas, cuando en realidad hacen lo mismo que CiU. ¡°Esto no ocurr¨ªa desde 1997¡å, reconoci¨® Miriam Nogueras en alusi¨®n a la negociaci¨®n sobre el tema migratorio.

Con todo, S¨¢nchez ha aprendido del ciclo dominante que excede a su Gobierno. Dijo en EL PA?S que su intenci¨®n es ¡°legislar con proyectos de ley¡±, y no ser¨¢ porque le disguste la f¨®rmula del decreto ley: lleva abusando de ella desde que lleg¨® al poder en 2018. Sin embargo, se habr¨¢ dado cuenta de que llevar las negociaciones hasta el ¨²ltimo minuto alimenta la idea de un independentismo todopoderoso ante el que tiene que ceder al m¨¢ximo ¡ªcon la mala prensa que ello tiene ahora¡ª. Y es que en verdad nada se sabe de qu¨¦ han pactado en materia migratoria o si la negociaci¨®n empieza en este momento. Aunque si la pol¨¦mica ya es amplia, cabe preguntarse si Espa?a est¨¢ preparada para la posible vuelta de una nueva Converg¨¨ncia, con el encaje que ello supondr¨ªa.