Sedes electr¨®nicas

Hace tiempo que se apuesta por la digitalizaci¨®n de la Administraci¨®n en nombre de la agilidad y el bien de todos. Se impulsa el avance tecnol¨®gico, y acatamos at¨®nitos sin protestar, no sea que nos tachen de analfabetos. Estamos siendo testigos de la volatilizaci¨®n del ser humano, cedi¨¦ndoles el sitio a las m¨¢quinas que nos lo est¨¢n quitando todo. Ante esta deshumanizaci¨®n generalizada, recuerdo a los poderes p¨²blicos los art¨ªculos 103 y 105 de la Constituci¨®n Espa?ola. El fomento de las sedes electr¨®nicas por parte de los servicios p¨²blicos no debe ir en detrimento de una adecuada atenci¨®n personal si es necesario. Las realidades personales son variadas, y la Administraci¨®n debe servir eficazmente a la ciudadan¨ªa. Adem¨¢s, que una atenci¨®n sea digital no implica que sea ¨¢gil ni que sirva con objetividad los intereses generales. Internet est¨¢ bien, pero mejor estar¨ªa tener la posibilidad de elegir c¨®mo relacionarte con las instituciones.

Virginia Fuentes Rivero. C¨®rdoba

Dimitir

Se dice mucho que en Espa?a no sabemos conjugar el verbo dimitir. No es verdad. No es que no sepamos conjugar este verbo; es que no sabemos hacerlo en primera persona porque en segunda, en tercera y en imperativo s¨ª que sabemos conjugarlo. Nadie lo expres¨® mejor que aquel constructor y concejal conocido como Sandok¨¢n, que estuvo implicado en el caso Malaya, cuando le preguntaron si iba a dimitir: ¡°?Dimitir yo? ?Dimite t¨²!¡±.

Mario Su¨¢rez. Pilas (Sevilla)

Dependientes

Mi madre cumple 90 a?os este verano y no puede valerse por s¨ª misma, es dependiente en tercer grado con las consecuencias que tiene para ella y para toda su familia. En algunos momentos, se queja por la carga que supone al perder su autonom¨ªa e independencia y en otros por lo pesados que somos. Es escandaloso que mueran m¨¢s de 40.000 personas al a?o, una cada 13 minutos, a la espera de recibir atenci¨®n o valoraci¨®n por la dependencia. No puede ser que por la burocracia, cada gesti¨®n tarde casi un a?o como m¨ªnimo en materializarse. Esto no es cuesti¨®n de ideolog¨ªas ni econom¨ªa en un pa¨ªs que cada vez tiene m¨¢s mayores. Son los que han levantado nuestra generaci¨®n con su trabajo y esfuerzo, y se lo debemos por derecho. Una sociedad y una pol¨ªtica m¨¢s humanas son posibles y necesarias.

Agust¨ªn Garc¨ªa. M¨¢laga

Podredumbre

Veinte a?os despu¨¦s, no fue posible recordar a las v¨ªctimas con decoro. La divisi¨®n y la confrontaci¨®n presidieron los actos de conmemoraci¨®n del 11-M. Les exhibimos sectarismo y rencor. Creo que s¨¦ qui¨¦n es quien agita en mayor medida. Una declaraci¨®n insistiendo en el enga?o pone de manifiesto la dimensi¨®n de la quiebra, lo lejos de donde arranca, a la vez que expone la dificultad de la reconciliaci¨®n. Pero tampoco quienes se sit¨²an enfrente ayudan y promueven iniciativas de reencuentro, primando una vez m¨¢s lo propio respecto del consenso. Somos los ciudadanos quienes nos contagiamos de su aversi¨®n. Es la sociedad entera la que se pudre. No los merecemos, ni tampoco las v¨ªctimas nos merecen, 20 a?os despu¨¦s.

Enrique L¨®pez de Tur¨ªso. Madrid