El PP no condena el acoso a la prensa

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, perdi¨® este jueves la oportunidad de defender el derecho constitucional a la informaci¨®n y de censurar el hostigamiento al que su jefe de gabinete, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, someti¨® el martes a dos periodistas de EL PA?S. Bien al contrario, volvi¨® a presentarse como v¨ªctima para as¨ª evitar asumir la responsabilidad pol¨ªtica que le corresponde.

En apenas una semana, un problema privado del empresario Alberto Gonz¨¢lez Amador con Hacienda, que le denuncia por un fraude fiscal que ¨¦l mismo reconoce, ha derivado, de manos de su pareja, la presidenta madrile?a, en una acusaci¨®n contra ¡°todos los poderes del Estado¡± de conspirar contra ¨¦l y, ahora, en un ataque inaudito contra la prensa que lo investiga.

El inter¨¦s p¨²blico de las actividades empresariales de Gonz¨¢lez es indiscutible, pues compr¨® su vivienda tras multiplicar sus ingresos gracias a los contratos investigados por Hacienda. Esa vivienda es la actual residencia de Ayuso, la primera autoridad de Madrid. El martes, dos reporteros de EL PA?S acudieron a la zona donde se encuentra el edificio a preguntar detalles sobre unas obras en esa vivienda a los vecinos en la v¨ªa p¨²blica. Al ser interpelados por un agente del servicio de vigilancia de la presidenta, se identificaron. La interacci¨®n fue profesional y respetuosa. Esa noche, el jefe de gabinete de Ayuso difundi¨® sus nombres, apellidos y fotograf¨ªas, acus¨¢ndolos de ¡°acosar¡± a los vecinos, incluidos menores. A pesar de la presencia policial, no consta ning¨²n informe que afirme nada parecido. Si as¨ª fuera, ser¨ªa de esperar una denuncia judicial y no el ejercicio de intimidaci¨®n p¨²blica puesto en marcha por Rodr¨ªguez, cargo p¨²blico, contra los reporteros. El bulo fue repetido por libelos afines y amplificado en las redes sociales hasta derivar en amenazas. A la mentira y la revelaci¨®n de datos personales se suma el se?alamiento de periodistas.

Este jueves, Isabel D¨ªaz Ayuso repiti¨® de nuevo el bulo, palabra por palabra en sede parlamentaria, en el pleno de la Asamblea de Madrid. Asume as¨ª el comportamiento de Rodr¨ªguez y confirma, por tanto, como pol¨ªtica oficial de la Comunidad que preside el acoso de su jefe de gabinete a la prensa.

Asociaciones integradas por profesionales de los m¨¢s diversos medios, l¨ªneas editoriales y tendencias ideol¨®gicas como la Federaci¨®n de Asociaciones de Periodistas de Espa?a, la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid, Reporteros Sin Fronteras y la Agrupaci¨®n de Periodistas condenaron el mi¨¦rcoles esa estrategia de intimidaci¨®n. Como demuestra esa respuesta mayoritaria, y contra lo que pretenden la presidenta madrile?a y su equipo, esta no es una pol¨¦mica entre su Gobierno y uno o dos medios de comunicaci¨®n, sino un ataque desde cargos p¨²blicos a la libertad de prensa, un derecho recogido en la Constituci¨®n.

La responsabilidad de que no se normalice este intento de amedrentar a profesionales pasa tambi¨¦n por el PP. Su l¨ªder nacional, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, se mostr¨® este jueves comprensivo con Rodr¨ªguez y evit¨® toda cr¨ªtica a su actuaci¨®n. La versi¨®n madrile?a del trumpismo ven¨ªa cumpliendo con todos los cap¨ªtulos del manual del populismo: el victimismo ante las cr¨ªticas, el negacionismo de los consensos m¨¢s elementales y una gran habilidad para secuestrar el debate p¨²blico con declaraciones estruendosas. En ese patr¨®n faltaba, hasta ahora, el se?alamiento contra la prensa inc¨®moda, incluidos nombres, apellidos y fotograf¨ªas de reporteros arrojados a los fan¨¢ticos. No podemos permitir que algo as¨ª empiece a considerarse normal en una democracia como la espa?ola.