Venezuela: la hora del bravo pueblo
La lecci¨®n para los l¨ªderes de hoy consiste no solo en valorar el peso de los errores de juicio, sino tambi¨¦n en entender que los deseos de cambio pueden ser superiores al mejor de los c¨¢lculos, sin olvidar que ese deseo necesita una direcci¨®n
La ¨²ltima semana en Venezuela ha sido una verdadera carrera contra reloj para la oposici¨®n con nuevos obst¨¢culos hora tras hora. Esta agitaci¨®n ha dejado una serie de candidaturas no deseadas e inesperadas. Sin embargo, ahora que se ha confirmado que algunos de esos candidatos son dem¨®cratas de convicci¨®n, es crucial centrarse en lo esencial: movilizar a los venezolanos. El fin o la continuaci¨®n de la dictadura depender¨¢ en ¨²ltima instancia de la movilizaci¨®n democr¨¢tica y el compromiso ciudadano.
La negativa del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano a aceptar la inscripci¨®n de Corina Yoris como candidata de la Plataforma de la Unidad Democr¨¢tica, fue una violaci¨®n tan cerril de los principios de la competencia democr¨¢tica que gobiernos usualmente ben¨¦volos con Nicol¨¢s Maduro, como los de Colombia y Brasil, no vacilaron en condenarla. Es l¨®gico que Mar¨ªa Corina Machado, candidata opositora elegida por los venezolanos en octubre, haya expresado decepci¨®n y repudio. Es igualmente l¨®gico que la inscripci¨®n en el ¨²ltimo minuto de Manuel Rosales, gobernador opositor del estado Zulia, haya sido vista como un acto de craso oportunismo por una oposici¨®n urgida de mantener viva la posibilidad de competir en las elecciones presidenciales del 28 de julio y derrotar a la dictadura. Entre tanto, la inscripci¨®n, tambi¨¦n a ¨²ltima hora, del diplom¨¢tico y acad¨¦mico Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia por la Mesa de la Unidad Democr¨¢tica dar¨¢ a la oposici¨®n un peque?o margen de maniobra si logra desbloquear la candidatura de Yoris.
No es, sin embargo, descabellado pensar que la ¡°traici¨®n¡± de Rosales, como la calificaron Yoris y Machado, llegue a ser un hito fundamental en la lucha por el cambio pac¨ªfico al que siguen apostando millones de venezolanos. Como ha sido com¨²n en la historia, aparentes traiciones han catalizado la lucha por la libertad y la democracia. El abrupto giro de Frederic De Klerk en Sud¨¢frica y Mijail Gorbachov en la URSS, considerados por muchos como traidores, ayud¨® a echar abajo el Apartheid y el Muro de Berl¨ªn y, con ellos, dos de los sistemas m¨¢s oprobiosos y represivos del siglo XX.
Hay que dar por sentado que, en los cuatro turbulentos meses que quedan para la votaci¨®n, la dictadura de Maduro boicotear¨¢ cada iniciativa de los opositores para dividirlos y hacerlos fracasar. Los intimidar¨¢n, los reprimir¨¢n, los har¨¢n pelear unos contra otros y, si no logran torcerles el brazo por alguno de estos m¨¦todos brutales, los tentar¨¢n con ofertas f¨¢usticas que ¡°no podr¨¢n rechazar¡±. Su objetivo es sacar a la oposici¨®n leg¨ªtima de la ruta electoral, porque cada jugada opositora en el tablero electoral representa una amenaza creciente a su poder que debe ser conjurada. Pero no es el momento de quebrar lanzas con el gobierno ni desgastarse en disputas internas. La misi¨®n principal de los l¨ªderes opositores en Venezuela es conservar y fortalecer la unidad en la ruta al 28 de julio.
Aunque haya sido proscrita como candidata, Mar¨ªa Corina Machado, la mayor l¨ªder nacional en este momento y quien goza de un apoyo popular en torno al 70%, debe seguir en campa?a por todo el pa¨ªs llamando al voto y expandiendo el movimiento opositor hasta calentar el m¨²sculo de la participaci¨®n ciudadana. El papel de los ciudadanos no debe ser reducido al de ¡°espectadores¡±, sino que debe ser elevado al de protagonistas. Eso es lo que sugieren la amplia participaci¨®n en las primarias del pasado octubre y las recientes encuestas sobre intenci¨®n de voto.
Desde ¡°el Caracazo¡±, el estallido social de 1989, la historia venezolana de los ¨²ltimos 35 a?os ha sido convulsa y traum¨¢tica. Pero, pese a las muchas erupciones de violencia, la b¨²squeda de un cambio pac¨ªfico y democr¨¢tico ha sido la constante principal. Es sobre esa b¨²squeda que deben pivotear los l¨ªderes opositores. Y es necesario repasar la propia historia venezolana para recordar que es ah¨ª donde radica la mejor posibilidad de sacar del poder a Maduro y su c¨ªrculo.
1952, un a?o de brutal represi¨®n, es el ejemplo que mejor le habla al momento actual. La Junta de Gobierno bajo el mando de Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez busc¨® legitimarse llamando a una asamblea constituyente. Desde la clandestinidad, Acci¨®n Democr¨¢tica, el m¨¢s robusto partido opositor de aquel entonces, se encontraba abocado a conspirar para derrocar la dictadura y orden¨® a sus militantes abstenerse de votar. No participar en una farsa electoral, parec¨ªa lo m¨¢s l¨®gico en un escenario de represi¨®n e ilegalizaci¨®n de los principales partidos.
Jorge D¨¢ger, uno de los principales dirigentes clandestinos de AD, escribi¨® l¨²cidamente en Testigo de excepci¨®n, sus memorias de aquellos a?os: ¡°Y en cuanto a URD y Copei ¨C¨²nicos partidos permitidos por el r¨¦gimen¨C sus limitaciones hac¨ªan casi imposible una actuaci¨®n significativa en las elecciones. Hostigados por la polic¨ªa, obligados a realizar sus actos en recintos cerrados, situados en grosera desventaja frente a la organizaci¨®n electorera del Gobierno, o imposibilitados de usar los medios de comunicaci¨®n r¨ªgidamente censurados, los urredistas ni los copeyanos pod¨ªan ser tomados como serias alternativas de poder [¡] ?Para qu¨¦, entonces, divertir al Partido en faenas electoralistas que a la postre podr¨ªan entrabar el trabajo de fondo?¡±.
El 30 de noviembre, sorpresivamente, los venezolanos salieron en masa a votar por el URD. Ante la derrota de la dictadura en las urnas, P¨¦rez Jim¨¦nez hizo alterar los resultados para presentarse como ganador. Sin embargo, la falta de flexibilidad por parte de los l¨ªderes de AD impidi¨® movilizar a sus militantes en defensa de la victoria opositora. Como consecuencia, J¨®vito Villalba, dirigente uerredista, termin¨® siendo puesto a la fuerza en un avi¨®n rumbo al exilio y la democracia tuvo que esperar seis terribles a?os m¨¢s marcados por c¨¢rceles, torturas y muerte.
La lecci¨®n para los l¨ªderes de hoy consiste no solo en valorar con humildad el peso que los errores de juicio tienen en la historia, sino tambi¨¦n en entender que los deseos de cambio pueden ser superiores al mejor de los c¨¢lculos, sin olvidar que ese deseo necesita un canal y una direcci¨®n para hacerse realidad. Dicho de otra manera, los ciudadanos al unirse se transforman en una fuerza colectiva con poder inherente. Pero se trata de una fuerza que hay que dirigir pol¨ªticamente para lograr el cambio deseado de manera eficaz y constructiva, evitando que la masa degenere en una turba violenta y destructiva.
Ese es el desaf¨ªo de la oposici¨®n actual en Venezuela. Y hay que seguir amasando esa fuerza colectiva para superarlo. Al mismo tiempo, la Plataforma de la Unidad Democr¨¢tica debe concertar con la comunidad internacional medidas de presi¨®n para evitar que Maduro cierre el camino electoral y ofrecerle a la c¨²pula chavista una salida negociada, incluso si no hay ninguna duda de su responsabilidad en algunos de los peores cr¨ªmenes cometidos en la historia del pa¨ªs.
Es la hora del bravo pueblo. ¡°El bravo pueblo que el yug¨® lanz¨®¡±, como reza el himno nacional de Venezuela. Estas son palabras talismanes que deben resonar hoy en los o¨ªdos de todos los dem¨®cratas venezolanos.
Siga toda la informaci¨®n de El PA?S Am¨¦rica en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.