Una amnist¨ªa validada por sus efectos
Su incidencia en la realidad social y no la ret¨®rica partidista medir¨¢n el valor de la pol¨¦mica medida de gracia aprobada por el Congreso
La ley de amnist¨ªa culmin¨® este jueves su tortuoso camino parlamentario con la aprobaci¨®n por la mayor¨ªa del Congreso: 177 votos a favor y 172 en contra. La norma entra ahora en una nueva fase, la de su aplicaci¨®n, en la que no ser¨¢n menores las dificultades ni cejar¨¢n los esfuerzos de la oposici¨®n para dificultar su puesta en pr¨¢ctica. A falta de argumentos pol¨ªticos, los contrarios a la medida de gracia insisten en los de car¨¢cter moral. Si para Vox es una traici¨®n a Espa?a, para el PP es un acto de corrupci¨®n de Pedro S¨¢nchez para mantenerse en el poder a cambio del apoyo de los siete diputados de Junts.
Por su parte, los independentistas insisten en vender ret¨®ricamente a los suyos la aprobaci¨®n de ayer como una victoria en el camino hacia la secesi¨®n, por m¨¢s que la v¨ªa unilateral demostrase su fracaso en 2017 y la sociedad catalana la rechazase de facto al quitarles la mayor¨ªa en las elecciones auton¨®micas de hace poco m¨¢s de dos semanas. Para la mayor¨ªa de esa sociedad, como para el Gobierno que promovi¨® la ley, se trata de una oportunidad de resta?ar las heridas del proceso independentista con los instrumentos de la pol¨ªtica en lugar de utilizar los de la justicia punitiva. Hay, no obstante, que colocar en el debe del PSOE una falta de pedagog¨ªa que llev¨® a sembrar en parte de sus propias filas el rechazo a una norma que, antes de las elecciones generales, los l¨ªderes socialistas ¡ªcon el presidente a la cabeza¡ª rechazaban de plano. Cuando S¨¢nchez se enfrent¨® a la realidad parlamentaria y tuvo que aceptar la amnist¨ªa como contrapartida por su investidura, el cambio de opini¨®n le pas¨® factura.
Pese a la controversia que ha rodeado su nacimiento, la ley de amnist¨ªa ha seguido hasta su aprobaci¨®n todos los tr¨¢mites que marca el Estado de derecho que rige en una democracia plena como la espa?ola. El poder legislativo ha hecho su trabajo. Ahora, dentro de la misma normalidad, le toca al poder judicial hacer el suyo. Hay pues que confiar en que la imparcialidad que se les supone a los jueces se sobreponga a los prejuicios expresados por muchos de ellos cuando, ins¨®litamente, se manifestaron en contra de la ley aunque todav¨ªa desconoc¨ªan su redacci¨®n definitiva.
Los precedentes no permiten albergar la esperanza de que la discusi¨®n en el Parlamento entre en un cauce digno de tal instituci¨®n, pero la bondad de la amnist¨ªa se medir¨¢ por sus efectos pol¨ªticos, primero en Catalu?a y luego en el conjunto de Espa?a. As¨ª, la victoria de Salvador Illa en las elecciones catalanas y la primera derrota del nacionalismo desde 1980 es una demostraci¨®n de la profundidad estrat¨¦gica de una medida que ¡ªpor m¨¢s que el independentismo democr¨¢tico mantenga una legitimidad que nunca ha estado en cuesti¨®n en Espa?a¡ª viene a cerrar el proceso rupturista inaugurado en 2012, con un Gobierno del Partido Popular en La Moncloa.
Aunque los nacionalistas entonen c¨¢nticos de victoria, todos han cedido en una tramitaci¨®n llena de tensiones que persistir¨¢n. En una parad¨®jica uni¨®n de los extremos, el conjunto de la derecha cuenta con la encendida ret¨®rica independentista para seguir alimentando sus profec¨ªas apocal¨ªpticas sobre el futuro de Espa?a, profec¨ªas que la realidad se empe?a en desmentir una y otra vez.
Aun con las demoras exigidas por los recursos y tr¨¢mites judiciales, se abre la oportunidad de un nuevo comienzo, aunque el lamentable debate parlamentario de este jueves no augura que PP y Vox vayan a arrumbar el fantasma de la naci¨®n en peligro, ignorado interesadamente por sus propios creadores all¨ª donde no produce rendimiento electoral, como pudo comprobarse en los recientes comicios gallegos, vascos y catalanes. No lo har¨¢n antes de las elecciones europeas y es de temer que tampoco en el futuro. Cabe esperar, al menos, que el PP abandone en alg¨²n momento el monotema de su oposici¨®n a la amnist¨ªa, como ha sucedido en tantas ocasiones frente a iniciativas promovidas por el poder legislativo cuando los populares no ocupan el Ejecutivo. Ser¨¢ entonces cuando se podr¨¢ dar por consolidado el cambio de ciclo que ahora se abre.
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