?Despertad! Tras este D¨ªa E, Europa vuelve a estar en peligro
El voto a los ultras en los principales Estados de la UE puede arrastrar a toda la Uni¨®n a la derecha y debilitar la posici¨®n respecto a Ucrania
Una Europa que acaba de celebrar en las playas de Normand¨ªa el 80? aniversario del D¨ªa D, el inicio de su liberaci¨®n de la guerra, el nacionalismo y el fascismo, se enfrenta hoy de nuevo al fascismo, el nacionalismo y la guerra.
No conviene estar muy tranquilos, aunque la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, haya declarado en tono complaciente que ¡°el centro ha aguantado¡± en el que podr¨ªamos llamar el D¨ªa E, el 9 de junio de 2024, tras los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo en cada uno de los 27 Estados miembros. Tiene raz¨®n en cuanto al reparto de esca?os entre los principales grupos de partidos de la Euroc¨¢mara, que encabeza holgadamente su grupo, el Partido Popular Europeo, de centroderecha. Pero en la UE mandan m¨¢s los gobiernos nacionales que el Parlamento elegido por sufragio directo y, en el D¨ªa E, la extrema derecha ha conseguido en los principales Estados miembros unos ¨¦xitos sustanciales y, en algunos casos, estremecedores.
Ninguno de estos partidos euroesc¨¦pticos va a cometer la estupidez de querer imitar el ejemplo del Brexit brit¨¢nico: ni Frexit, ni Dexit, ni Nexit. Lo que har¨¢n ser¨¢ seguir arrastrando a la UE hacia la derecha desde dentro, con una posici¨®n todav¨ªa m¨¢s dura en materia de inmigraci¨®n, una firme oposici¨®n a las medidas ecologistas urgentemente necesarias para hacer frente a la crisis clim¨¢tica, la disminuci¨®n del apoyo a Ucrania y ¡ªal fin y al cabo, son nacionalistas¡ª la recuperaci¨®n del control nacional que tiene Bruselas. As¨ª que no conviene dejarse convencer de que ¡°la situaci¨®n no es tan mala¡±. Es mala y puede empeorar.
El caso m¨¢s llamativo es el de Francia. Estuve en Normand¨ªa con motivo del aniversario del D¨ªa D y vi que el presidente Emmanuel Macron intentaba aprovechar el acto internacional de conmemoraci¨®n (el mismo del que se ausent¨® el primer ministro brit¨¢nico, Rishi Sunak) para inspirarnos con la historia de que aquella liberaci¨®n prepar¨® el terreno para la Uni¨®n Europea actual. Pero en los pueblos de los alrededores vi sobre todo carteles electorales del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen y escuch¨¦ que la gente, en general, lo apoyaba. En efecto, el D¨ªa E, Reagrupamiento Nacional logr¨® una victoria asombrosa, con m¨¢s del 31% de los votos, y se impuso al partido centrista liberal de Macron, Renacimiento. En el pueblo de Ver-sur-Mer, donde mi padre desembarc¨® junto a tantos otros soldados brit¨¢nicos el 6 de junio de 1944 para comenzar la liberaci¨®n de Europa Occidental, Reagrupamiento Nacional obtuvo alrededor del 33% de los votos. Otra parte importante de las papeletas fue a parar a la sobrina de Marine Le Pen, Marion Mar¨¦chal, todav¨ªa m¨¢s extremista; el nombre de su hasta ahora partido, Reconquista, sugiere ¡°reconquistar¡± una Europa que est¨¢ supuestamente en manos de extranjeros, en especial musulmanes, como proclamaba sin reparos su fundador, ?ric Zemmour.
Y entonces cay¨® la bomba. Macron, cuya confianza en s¨ª mismo siempre ha sido extraordinaria, pero ahora est¨¢ empezando a convertirse en una visible arrogancia, anunci¨® que disolv¨ªa el Parlamento franc¨¦s y convocaba nuevas elecciones para el 30 de junio, con una segunda vuelta el 7 de julio. ¡°No puedo sino aplaudir esta decisi¨®n¡±, respondi¨® Le Pen. Es una apuesta audaz, que conf¨ªa en el excelente sistema electoral franc¨¦s, con sus dos vueltas, para que los votantes de la mayor¨ªa de las circunscripciones en la segunda y definitiva prefieran a un candidato que no sea el de Reagrupamiento Nacional. Sin embargo, dado el grado de indignaci¨®n popular, existe un serio peligro de que, solo tres d¨ªas despu¨¦s de que el Reino Unido, en las elecciones del 4 de julio, consiga tener un Gobierno de centroizquierda, pragm¨¢tico y prudentemente europe¨ªsta, Francia se encuentre con un Gobierno de la extrema derecha euroesc¨¦ptica que atar¨ªa las manos a Macron, el principal defensor de una Europa m¨¢s fuerte en todo el continente. En tal caso, ese ser¨ªa el momento Brexit de Francia, aunque sin la salida posterior.
El caso de Alemania no es tan preocupante, pero casi. Aunque el partido de centroderecha CDU-CSU fue el claro vencedor, la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) qued¨® en segundo lugar, con algo menos del 16% de los votos, m¨¢s que cada uno de los tres partidos que forman la coalici¨®n de gobierno, incluidos los socialdem¨®cratas del canciller Olaf Scholz. Y AfD es un partido tan extremista que la propia Le Pen ha dicho que no quiere estar en el mismo grupo parlamentario europeo que ellos despu¨¦s de que Maximilian Krah, su encantador candidato, se?alase en una entrevista que no todos los miembros de las SS fueron criminales.
En Italia, mientras tanto, Hermanos de Italia de la primera ministra posneofascista Giorgia Meloni ha resultado vencedor, igual que el ultraderechista Partido de la Libertad en Austria. En Pa¨ªses Bajos, el Partido por la Libertad del islam¨®fobo Geert Wilders obtuvo unos resultados ligeramente inferiores a los del centroizquierda. Lo m¨¢s inquietante es que muchos de estos partidos consiguen buenos resultados entre los votantes j¨®venes, especialmente entre los hombres. Seg¨²n una encuesta llevada a cabo antes de las elecciones, aproximadamente el 36% de los franceses entre 18 y 24 a?os apoyan a Reagrupamiento Nacional.
Es verdad que los resultados de Polonia y Hungr¨ªa son m¨¢s alentadores, pero si la lecci¨®n que nos ense?an esos dos pa¨ªses (igual que el Reino Unido) es que hace falta que los nacionalistas populistas est¨¦n unos cuantos a?os en el poder antes de empezar a rechazarlos, ese es un magro consuelo.
Incluso aunque la derecha radical no sea la que forme el pr¨®ximo Gobierno franc¨¦s este verano, estos resultados van a hacer muy dif¨ªcil que la UE pueda actuar de manera unida y decidida en cuestiones como la transici¨®n ecol¨®gica. Y, lo que es m¨¢s urgente, ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s complicado aumentar la ayuda militar a Ucrania en un momento en el que dicho pa¨ªs est¨¢ ¡ªdig¨¢moslo sin tapujos¡ª en grave peligro de acabar perdiendo la guerra de mayor envergadura librada en Europa desde 1945.
Si bien los partidos de la extrema derecha est¨¢n divididos sobre Ucrania ¡ªMeloni figura hoy entre los firmes defensores del atribulado pa¨ªs¡ª, el efecto de estos resultados, en conjunto, ser¨¢ negativo. En Alemania, aproximadamente una cuarta parte de los votos fueron a parar a unos partidos ¡ªla extrema derecha (AfD), la extrema izquierda (Die Linke) y una curiosa mezcla populista de ambas (la Alianza Sahra Wagenknecht)¡ª propulsores de una versi¨®n de la ¡°paz¡± que, en la pr¨¢ctica, significa la capitulaci¨®n de Ucrania. Por desgracia, todo indica que los socialdem¨®cratas de Scholz tienen la tentaci¨®n de apaciguar a los apaciguadores. Las consecuencias continentales y mundiales de una victoria de la Rusia fascista del presidente Vlad¨ªmir Putin acercar¨ªan a¨²n m¨¢s la vuelta de Europa a sus peores ¨¦pocas.
Todo esto pasa antes de que lleguen las elecciones que m¨¢s repercusiones van a tener para Europa este a?o, pese a que no se celebran en Europa. Una victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos debilitar¨ªa y con toda seguridad dividir¨ªa a¨²n m¨¢s a Europa, pues los nacionalistas populistas de la derecha radical, entre los que muy posiblemente se encontrar¨ªa Meloni, har¨ªan cola para ser el partido europeo de Trump.
Entonces, ?ha llegado el momento de perder toda esperanza y emigrar a Nueva Zelanda? De ninguna de las maneras. Todav¨ªa hay una gran mayor¨ªa de europeos que no quieren quedarse sin la mejor Europa que hemos tenido nunca. Pero hay que movilizarlos, galvanizarlos, convencerlos de que la Uni¨®n se enfrenta a unas amenazas verdaderamente vitales. En estos momentos, aguardo con cierto temor las semanas de tira y afloja en la UE: ?qu¨¦ partido pacta con qu¨¦ otro partido? ?Qui¨¦n consigue qu¨¦ alto cargo? Los trapicheos en Bruselas mientras J¨¢rkov y nuestro planeta arden. Lo que hace falta es una combinaci¨®n de gobiernos nacionales e instituciones europeas que, en colaboraci¨®n, garanticen la vivienda que los j¨®venes no pueden permitirse, el empleo, las oportunidades, la seguridad, la transici¨®n ecol¨®gica y el apoyo a Ucrania. ?Despertar¨¢ Europa antes de que sea demasiado tarde?
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