El futuro de la UE despu¨¦s de las elecciones

La derecha europea no est¨¢ en el poder. Pero tiene el control. El cambio en el apoyo de los votantes a los partidos de extrema derecha en las elecciones europeas no va a llevarles al poder. Pero har¨¢ que Europa sea m¨¢s conservadora. La derecha ha conseguido que Ursula von der Leyen abandone el Pacto Verde, el programa insignia de sus cinco a?os de presidencia de la Comisi¨®n Europea. Y tambi¨¦n que llegara a acuerdos dudosos con dictadores africanos para mantener a los inmigrantes fuera de la Uni¨®n Europea (UE). La presi¨®n de la derecha es lo que ha hecho que el Partido Popular Europeo, el mayor grupo del Parlamento Europeo, ya no sea un partido centrista proeuropeo sino un grupo de conservadores. La extrema derecha no dirige Europa. Pero ha ganado la batalla de las ideas. Hay paralelismos evidentes con lo ocurrido en Reino Unido en 2016 y 2019.

En las elecciones europeas del 9-J hubo dos ganadores simb¨®licos: el Partido Popular Europeo (PPE), que ha aumentado la mayor¨ªa que ya ten¨ªa como el grupo m¨¢s grande en el Parlamento Europeo, y las fuerzas combinadas de la ultraderecha, una encabezada por la francesa Marine Le Pen, la l¨ªder de Reagrupamiento Nacional, y la otra por Giorgia Meloni, la primera ministra italiana. Las dos podr¨ªan fusionarse y convertirse en el segundo grupo m¨¢s grande junto con algunos partidos no alineados. El partido de Le Pen result¨® vencedor en Francia con un ampl¨ªsimo margen frente a los liberales centristas de Emmanuel Macron.

El domingo, cuando qued¨® claro el alcance de su derrota, Macron dobl¨® la apuesta y disolvi¨® el Parlamento. ?Dar¨¢n los votantes una respuesta diferente cuando se les haga la misma pregunta por segunda vez? Una de las razones por las que los liberales de centro est¨¢n perdiendo elecciones ¡ªy por las que los analistas liberales de centro siguen sin darse cuenta de ello¡ª es que subestiman la naturaleza de la insurgencia de la extrema derecha. La derecha es fuerte no porque est¨¦ financiada por Vlad¨ªmir Putin o porque las redes sociales difundan noticias falsas. Es fuerte porque una gran parte del electorado est¨¢ descontenta con su gobierno y buscan otro.

Esto es lo que tienen en com¨²n el continente europeo y Reino Unido. Las circunstancias son diferentes en Reino Unido, donde el Gobierno actual es conservador. Pero el car¨¢cter de la rebeli¨®n es el mismo. Si uno no est¨¢ contento, se va con la oposici¨®n, sea quien sea.

El PPE ha formado parte de la coalici¨®n que ha dirigido la UE pr¨¢cticamente desde siempre, pero actualmente est¨¢ fuera del poder en los cuatro pa¨ªses m¨¢s grandes de la Uni¨®n. Los l¨ªderes de Alemania y Espa?a son socialistas. El l¨ªder de Francia es liberal. Meloni lidera el ultraderechista Hermanos de Italia. Para volver al poder, la centroderecha ha virado hacia posiciones antiecologistas y proempresariales en cuestiones de medio ambiente, regulaci¨®n, y tambi¨¦n inmigraci¨®n. Es el partido de la reacci¨®n del campo. Los partidos verdes tienen sus bastiones en las grandes ciudades. Algo que se ha colado recientemente en el debate alem¨¢n es la idea de los Verdes como ¨¦lites metropolitanas. Es una expresi¨®n que hasta ahora solo hab¨ªa o¨ªdo en Reino Unido.

El principal grupo de votantes detr¨¢s del giro en la pol¨ªtica europea son los j¨®venes. Esto es similar a lo que est¨¢ ocurriendo en Reino Unido, excepto que el giro ha sido en la direcci¨®n opuesta. Alemania es un ejemplo de lo r¨¢pidamente que puede cambiar el apoyo de los j¨®venes. En las elecciones europeas de 2019, el 30% de los menores de 30 a?os votaron a los Verdes. Esta vez, el voto verde ha bajado al 12%. La AfD ha logrado aumentar su apoyo en ese grupo de edad desde el 7% en 2010 al 17% actual. La AfD tambi¨¦n ha consolidado su posici¨®n de liderazgo en el este de Alemania. Es el partido m¨¢s grande en los cinco estados del este de Alemania.

En Francia, el Reagrupamiento Nacional de Le Pen tambi¨¦n es el favorito de los j¨®venes. Jordan Bardella, el principal candidato del partido, solo tiene 28 a?os. La segunda preferencia entre los j¨®venes votantes es Francia Insumisa, un partido de la izquierda dura.

Sin embargo, lo interesante es que no todos los j¨®venes que votan a partidos de derechas apoyan programas de derechas. Un reciente estudio alem¨¢n sobre las actitudes de los j¨®venes muestra que la principal preocupaci¨®n es la inflaci¨®n alta, seguida de las guerras en Ucrania y en Oriente Pr¨®ximo, y la falta de vivienda asequible. Le siguen la injusticia social y el cambio clim¨¢tico. La inmigraci¨®n, tema recurrente de la derecha, no aparece en la lista de las cinco primeras. Lo que hace que los j¨®venes se sientan atra¨ªdos por la AfD es que es el ¨²nico partido pol¨ªtico que sabe utilizar las redes sociales. Tiene m¨¢s del doble de seguidores en TikTok que los dem¨¢s partidos juntos.

No descarto que la derecha sea un fen¨®meno de marketing pol¨ªtico de ¨¦xito. La extrema derecha est¨¢ en alza en Alemania y en otros pa¨ªses. Hace unas semanas, un grupo de j¨®venes alemanes acomodados salt¨® a los titulares de los medios de comunicaci¨®n cuando publicaron en las redes sociales un v¨ªdeo en el que coreaban el lema nazi: ¡°Extranjeros fuera, Alemania para los alemanes¡±. Cantaban y bailaban al son de L¡¯Amour Toujours, de Gigi D¡¯Agostino. Lo que escandaliz¨® a todo el mundo es que estos j¨®venes eran occidentales ricos. Montaron su n¨²mero en un bar caro de Sylt, la isla m¨¢s exclusiva de Alemania. No son los t¨ªpicos matones neonazis de las colonias residenciales del este de Alemania. El apoyo a la AfD ha fluctuado mucho. Pero parece que se est¨¢ consolidando como el segundo partido m¨¢s grande de Alemania.

Aunque el aumento del apoyo a los partidos de extrema derecha ha sido extraordinario, la victoria del PPE ser¨¢ m¨¢s trascendental desde el punto de vista pol¨ªtico. Ahora puede elegir qu¨¦ tipo de coalici¨®n quiere. Num¨¦ricamente, los cuatro grupos de partidos centristas ¡ªel PPE, los socialistas, Renovaci¨®n de Macron y los Verdes¡ª tienen la mayor¨ªa aritm¨¦tica. Pero la disciplina de voto dentro de estos grupos no es fuerte.

El Parlamento Europeo tiene previsto votar al pr¨®ximo presidente de la Comisi¨®n en julio. Ser¨¢ una votaci¨®n secreta. La ¨²ltima vez, cuando los cuatro partidos juntos ten¨ªan m¨¢s esca?os que ahora, Von der Leyen sali¨® elegida por una mayor¨ªa de solo nueve votos. Cuando las votaciones son secretas, puede pasar cualquier cosa. Es posible que las mayor¨ªas oficiales no se impongan. Puede que las no oficiales acaben haci¨¦ndolo. Uno nunca sabe qui¨¦n le ha votado. Es un sistema que favorece los acuerdos secretos.

Hay otra complicaci¨®n m¨¢s. Antes de que el Parlamento vote, los l¨ªderes de la UE deben designar al candidato. La reuni¨®n de los l¨ªderes de la UE est¨¢ prevista para los d¨ªas 27 y 28 de junio, justo antes del fin de semana de la primera vuelta de las elecciones parlamentarias francesas. ?No ser¨ªa un regalo para la ultraderecha que Macron nombrara a Von der Leyen, una centrista alemana poco popular? ?Podr¨ªa el presidente franc¨¦s dar otra sorpresa?

Sigo oyendo que Macron ha expresado su simpat¨ªa por la idea de Mario Draghi como posible alternativa a Von der Leyen. Draghi era el presidente del Banco Central Europeo durante la crisis del euro, cuando hizo la audaz promesa de hacer lo que fuera necesario para salvar el euro. Cuando el Gobierno italiano se derrumb¨® en 2021, fue nombrado primer ministro de Italia. Los italianos lo llaman governo tecnico. El gobierno de tecn¨®cratas es siempre una posibilidad en los sistemas pol¨ªticos paralizados.

Macron y Draghi comparten la creencia de que la Comisi¨®n Europea debe centrarse en la renovaci¨®n econ¨®mica disruptiva. Meloni tuvo una buena relaci¨®n de trabajo con Draghi cuando era l¨ªder de la oposici¨®n y durante la transici¨®n posterior. No hay nadie entre los l¨ªderes de la UE y en el Parlamento Europeo que tenga problemas evidentes con Draghi. Si von der Leyen fracasa, ser¨ªa una posible alternativa.

La elecci¨®n del presidente de la Comisi¨®n es importante porque es la Comisi¨®n, y no el Parlamento Europeo, la que establece la agenda pol¨ªtica. La realidad pol¨ªtica subyacente de la UE es que su presupuesto equivale ¨²nicamente al 1% del PIB. El de Estados Unidos equivale al 23% de su econom¨ªa. La UE tiene grandes ambiciones, pero no tiene presupuesto para nada grande. En su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n de 2023, Von der Leyen alab¨® el ¡°nacimiento de una uni¨®n geopol¨ªtica¡±. La pregunta que me hago no es si se trata de una buena idea, sino si resulta descabellada con un presupuesto tan peque?o como el de la UE. La UE moderna es hasta cierto punto un ejercicio de guardar las apariencias. Los programas de la Comisi¨®n Europea son en realidad mucho m¨¢s peque?os de lo que dan a entender sus cifras y sus pomposos nombres. El tan cacareado programa Next Generation de la UE ha resultado ser un programa de inversiones comparativamente peque?o. A juzgar por los resultados del pasado domingo, la pr¨®xima generaci¨®n no parec¨ªa muy entusiasmada con las pol¨ªticas llevadas a cabo en su nombre.

La Comisi¨®n Europea no es un gobierno, sino un organismo que establece las normas y vigila su cumplimiento. La Comisi¨®n Von der Leyen se ha dedicado a regular a destajo. Aparte del inmenso Pacto Verde, con m¨¢s de 50 disposiciones legislativas, la UE ha sido la primera en presentar un reglamento sobre inteligencia artificial. Recientemente ha aprobado la regulaci¨®n de las criptomonedas. E impone grandes restricciones a las empresas tecnol¨®gicas estadounidenses a trav¨¦s de la ley de servicios digitales. Hay un viejo chiste que dice que Estados Unidos innova, China imita y Europa regula. Esto subestima a la China moderna. Pero da en el clavo en el caso de la UE.

Cuando las viejas industrias a¨²n obten¨ªan grandes beneficios, la falta de innovaci¨®n de Europa no era un problema tan grave. Ahora s¨ª lo es. La raz¨®n profunda del descontento de los europeos es una econom¨ªa decepcionante que ya no genera los excedentes necesarios para compensar a los perdedores. La UE est¨¢ anclada en el pasado, en un mundo en el que la gente trabajaba en grandes f¨¢bricas y utilizaba coches di¨¦sel para ir al trabajo.

Fue un europeo, Joesph Schumpeter, quien acu?¨® el t¨¦rmino ¡°destrucci¨®n creativa¡±. Sin embargo, son los europeos los que m¨¢s se resisten a esta idea. Sin los p¨¢ramos industriales de Detroit no habr¨ªa habido un Silicon Valley en el otro extremo del pa¨ªs. En Europa no hay Detroits, pero tampoco Silicon Valleys.

Hay algunas cosas ¨²tiles que la UE puede hacer, como la integraci¨®n de las industrias de defensa. Si algo se le da bien a la UE es gestionar un mercado ¨²nico. Los pa¨ªses de la UE tienen 14 sistemas de carros de combate y dos sistemas de defensa antia¨¦rea que compiten entre s¨ª. Este es un ¨¢mbito en el que la UE y Reino Unido podr¨ªan colaborar m¨¢s estrechamente. El gasto brit¨¢nico en defensa es tan despilfarrador como el de los dem¨¢s.

En la medida en que hay un debate en Reino Unido sobre la futura relaci¨®n con la UE, a menudo encuentro que este est¨¢ atascado en la ¨²ltima d¨¦cada, y desconectado de las realidades de la UE actual. La mayor parte de la divergencia normativa desde el Brexit procede de la UE. Europa est¨¢ a punto de volverse mucho m¨¢s proteccionista a medida que trata de protegerse de las importaciones chinas. No hay raz¨®n para que Reino Unido siga, o deba seguir, a la UE por ese camino. Dentro de cinco o diez a?os, el declive econ¨®mico relativo de la UE ser¨¢ m¨¢s evidente.

Considero que el giro hacia la derecha es en gran medida una reacci¨®n ante la p¨¦rdida de un modelo econ¨®mico. Es la cl¨¢sica trampa pol¨ªtica. La econom¨ªa se queda atr¨¢s, las mayor¨ªas pol¨ªticas favorables a las reformas desaparecen y, en consecuencia, la econom¨ªa se deprime m¨¢s. El auge de la extrema derecha es la consecuencia de m¨¢s de una d¨¦cada de pol¨ªticas econ¨®micas terribles: desde la forma en que la UE gestion¨® la crisis de la zona euro hasta la dependencia de Rusia y China, pasando por la falta de inversi¨®n en altas tecnolog¨ªas.

Para m¨ª, el aspecto m¨¢s revelador de estas elecciones es la ausencia de un debate pol¨ªtico sobre la reactivaci¨®n econ¨®mica. La discusi¨®n gira ¨²nicamente en torno a la protecci¨®n: frente a los inmigrantes, frente a las criptomonedas, frente a las redes sociales y frente a los coches chinos. Presiento que se avecina el declive, aunque desde un nivel alto.

La ultraderecha est¨¢ a¨²n muy lejos de gobernar la UE. Pero su fuerza es la muestra de un descontento que persistir¨¢.