La purificaci¨®n de Francia
El plan de Jordan Bardella de combatir la actual ¡®descivilizaci¨®n¡¯ tiene el mismo aroma de la Revoluci¨®n Nacional del mariscal P¨¦tain
El 21 de mayo de 1940, cuando las tropas alemanas entraron en Francia arrollando cualquier resistencia, Andr¨¦ Gide escribi¨® en su diario: ¡°?Oh ciudadanos franceses, fr¨ªvolos incurables! Hoy pagar¨¦is cara vuestra falta de diligencia, vuestra inconsciencia y vuestra obstinaci¨®n por acostaros encima de tantas virtudes preciosas¡±. El 23 de junio, Hitler hizo una visita rel¨¢mpago a Par¨ªs para saborear su victoria. Un poco antes, el d¨ªa 10, el mariscal P¨¦tain enterr¨® en Vichy la Tercera Rep¨²blica y asumi¨® plenos poderes en la parte de Francia que no estaba bajo el dominio directo de la Alemania nazi. Europa sufr¨ªa entonces una de las mayores convulsiones de su historia, y P¨¦tain puso enseguida en marcha su Revoluci¨®n Nacional. El historiador Robert O. Paxton, en La Francia de Vichy (Noguer), un libro que resulta ahora muy dif¨ªcil de conseguir, apunta que la historia de esa Revoluci¨®n Nacional es ¡°una historia de la concentraci¨®n gradual alrededor de una serie de polos: catolicismo integral, centralismo napole¨®nico, capitalismo m¨¢s concentrado, y coerci¨®n¡±.
La de la Revoluci¨®n Nacional es de todas formas una vieja historia, ocurri¨® hace ya mucho. Ahora habitamos otros tiempos, y lo que propone Jordan Bardella, el presidente del Reagrupamiento Nacional, es simplemente poner ¡°orden¡±. Tiene 28 a?os, y forma parte del partido de Marine Le Pen que obtuvo el pasado domingo una amplia victoria en las elecciones legislativas francesas. ¡°Soy fascista porque he medido el progreso de la decadencia en Europa¡±, escribi¨® Drieu la Rochelle en febrero de 1943. ¡°He visto en el fascismo el ¨²nico medio para limitar y reducir esa decadencia¡±. La percepci¨®n de que todo marchaba mal en Europa se fue cocinando en la ¨¦poca de entreguerras. Viejas percepciones, y tambi¨¦n viejas palabras las de aquel escritor que abraz¨® el fascismo; de ¨¦pocas remotas. Lo que Bardella quiere hoy es combatir, no ya la decadencia, sino la ¡°descivilizaci¨®n¡±. Lo explic¨® antes de las elecciones, cuando present¨® su programa de gobierno.
Dijo all¨ª tambi¨¦n que una de sus urgencias es la eliminaci¨®n del derecho de suelo; es decir, quiere cargarse el derecho que tienen a obtener la nacionalidad quienes nacen en suelo franc¨¦s, no vaya a col¨¢rseles alg¨²n extra?o. Paxton cuenta que uno de los primeros pasos del mariscal P¨¦tain ¡°consisti¨® en dar marcha atr¨¢s al proceso de naturalizaci¨®n, mediante el cual muchos de estos refugiados se hab¨ªan convertido en ciudadanos franceses¡±. Esos refugiados a los que alude eran los republicanos espa?oles que hab¨ªan llegado a Francia escapando de las tropas franquistas, los jud¨ªos que huyeron de Austria y Alemania tras los decretos de N¨²remberg de 1938, los polacos que escaparon de los nazis cuando invadieron su pa¨ªs. Paxton: ¡°Se hab¨ªa dado el primer paso para la ¡®purificaci¨®n¡¯ de la naci¨®n francesa¡±.
¡°?Oh ciudadanos franceses, fr¨ªvolos incurables!¡±. El desgarro de Gide de 1940 qui¨¦n sabe si no ser¨¢ dentro de unos d¨ªas el desgarro de todos los que no desean la victoria de ese Reagrupamiento Nacional que lleva unos a?os poni¨¦ndose talco para maquillar algunos de sus m¨¢s profundos anhelos. Bardella quiere aplicar un ¡°big bang de autoridad¡± en la Francia de hoy. Es una propuesta que tiene el aroma de aquella remota Revoluci¨®n Nacional, y es un aroma que huele mal. Lo que pretendi¨® entonces Vichy con esa purificaci¨®n fue se?alar a los ¡°extranjeros internos¡±, es decir a todos los franceses que consideraba poco franceses. Rima demasiado con lo que ocurre hoy, es una p¨¦sima se?al.
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