El oro y el ¨¦xito
Una carrera de a?os quiz¨¢ obtenga la recompensa de la gloria ol¨ªmpica, pero quedarse fuera del podio no deber¨ªa ser un vac¨ªo
Algunas personas se crecen ante los retos m¨¢s dif¨ªciles, pero lo normal es ponerse nervioso y dudar. Lo m¨¢s humano es que te tiemble una pierna, o las dos, si te toca tirar un penalti o un tiro libre o correr los cien metros ante un estadio repleto de p¨²blico, y sentir que el tiempo se detiene y que toda esa gente, en ese momento, no va a hacer otra cosa m¨¢s que mirarte y juzgarte. Eso es tambi¨¦n el deporte: la soledad con que te enfrentas a un reto para el que te has preparado mucho tiempo sin que eso te garantice una victoria; la sensaci¨®n de que tienes tan cerca el triunfo como el fracaso. Porque es injusto, pero es: algunas carreras de a?os se miden por un instante y nada m¨¢s.
El viernes se inauguran los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs y, en cuanto empiecen las competiciones, nos veremos animando a deportistas conocidos y otros muchos que no lo son. Aplaudiremos disciplinas cuyo funcionamiento nos es extra?o. Ser¨¢ entonces cuando conozcamos mejor otros deportes y sus atletas y repararemos en el sacrificio y las horas que han invertido para llegar hasta all¨ª.
Tendr¨¢n nuestro ¨¢nimo y admiraci¨®n y no dejaremos que est¨¦n solos en ese momento crucial en que todo su esfuerzo se vaya a medir en unos pocos segundos: en su primera carrera, en su ejercicio sobre la barra o en el primer tiro con arco. Pero sabemos de qu¨¦ est¨¢n hechos las opiniones y el mundo, y ser¨¢n las medallas las que determinen el ¨¦xito. Y, por tanto, el fracaso.
Han cambiado algunas cosas en los ¨²ltimos a?os. Entre ellas, la salud mental. Somos una sociedad m¨¢s desprejuiciada que habla sin mucho problema de las terapias, la angustia y la ansiedad. Pero mencionar un problema no implica entenderlo. Implica se?alarlo. En la idea que tenemos del mundo y en aquello que nos exigimos a nosotros mismos tiene mucho que ver lo que todav¨ªa entendemos por ¨¦xito y por fracaso, que no siempre puede medirse con las medallas que se ganen o se pierdan. De hecho, es discutible que pueda medirse.
Una carrera de a?os quiz¨¢ obtenga la recompensa de la gloria ol¨ªmpica, pero quedarse fuera del podio no deber¨ªa ser un vac¨ªo. Antes de saber c¨®mo vamos a quedar en el medallero estar¨ªa bien preguntarse c¨®mo van en renuncias, lesiones y desvelos esos deportistas a los que, si ganan, llamaremos h¨¦roes. Conviene tenerlo en cuenta para cuando vibremos desde el sof¨¢ mientras empiezan a llegar los oros, que se esperan muchos. Ojal¨¢ que tambi¨¦n muchos ¨¦xitos.
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