Orillas
En Occidente, el debate sobre los migrantes funciona como uno de los emblemas de los diversos partidos, sin pensar que son seres desesperados que buscan una vida mejor
Uno. Resulta revelador, aunque nada extra?o, que Donald Trump, un hombre con una reconocida capacidad para lanzar acusaciones y a veces hasta para recibir condenas judiciales (luego se las arregla para no cumplirlas), haya escogido como una de sus primeras incriminaciones contra la vicepresidenta Kamala Harris, su rival en la carrera electoral estadounidense, lo que ¨¦l considera su p¨¦simo trabajo en el manejo de la crisis migratoria que se vive en la frontera sur de ese pa¨ªs. La ¡°zar de la frontera¡±, como la ha llamado una resoluci¨®n de la C¨¢mara de Representantes, de mayor¨ªa trumpista es, seg¨²n el expresidente (a la que en privado la llama ¡°zorra¡±), la responsable de las pol¨ªticas migratorias de la actual Administraci¨®n, y, por ende, constituye un peligro. Como asegura Trump, ¡°ella destruir¨¢ nuestro pa¨ªs si alguna vez es elegida¡±. Y es que, definitivamente, la migraci¨®n se ha convertido hoy, m¨¢s que nunca, en un activo pol¨ªtico y utilizarla, en una estrategia que acumula votos.
No advierto nada nuevo si recuerdo que en todo el Occidente rico (e incluso no tan rico) el debate sobre el problema de las migraciones funciona como uno de los emblemas de los diversos partidos. En Francia casi lleva al poder a la ultraderecha liderada por Marine Le Pen, en Alemania y en Italia sirve para levantar banderas, en Espa?a crea cismas pol¨ªticos. En Estados Unidos, donde se reciben (o no) cada d¨ªa miles de inmigrantes legales e ilegales, se ha convertido en materia de los m¨¢s ¨¢lgidos debates. ?Qu¨¦ debemos hacer con la migraci¨®n?, es una cuesti¨®n que ya no puede faltar en la b¨²squeda de liderazgos.
Pero lo que ocurre con la utilizaci¨®n, e incluso la manipulaci¨®n, de un asunto tan alarmante y delicado, es no solo una cuesti¨®n de estrategias partidistas para ganar simpat¨ªas. Se trata tambi¨¦n del reflejo de un trauma que recorre pr¨¢cticamente todos los sectores de las sociedades receptoras de migrantes en la ¨¦poca en que m¨¢s altas son las cifras de personas empe?adas en procurarse otro destino. Y acusar a esos invasores de cualquiera de los males sociales o econ¨®micos que afronte un pa¨ªs, incluso criminalizar en bloque a la figura del migrante, puede producir r¨¦ditos f¨¢ciles y abundantes: porque tener un enemigo a quien culpar, m¨¢s si se trata de un enemigo externo, y enfocar en otros las causas de nuestros males y temores, resulta una estrategia de ¨¦xito garantizado.
Del otro lado del mar, del r¨ªo o del muro est¨¢n esos seres amenazantes y desestabilizadores que pretenden invadir ¡ªde hecho lo est¨¢n haciendo¡ª los territorios que alguna vez he llamado la parte privilegiada del mundo. Son individuos con otras costumbres que pueden ir desde las creencias religiosas hasta tradiciones culinarias y que, se dice y se cree, pretenden pervertir los h¨¢bitos de las sociedades de acogida.
Todos sabemos (o eso creo) por qu¨¦ esas legiones de personas emigran y buscan refugio o simplemente otra vida. Guerras, miseria, represi¨®n o persecuci¨®n pol¨ªtica o religiosa. O el humano deseo de tener una existencia mejor que les ha sido negada o escamoteada en sus lugares de origen. Y para lograrlo muchas veces arriesgan la vida.
Las cifras de las consecuencias de esos riesgos son demasiado reveladoras. En marzo de este a?o, el Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) anotaba que durante 2023 al menos 8.565 personas hab¨ªan muerto en las rutas migratorias de todo el mundo, por lo que se consideraba el a?o m¨¢s letal por tal motivo. La misma OIM public¨® que entre el a?o 2014 e inicios de 2023, solo en el Mediterr¨¢neo hab¨ªan fallecido m¨¢s de 28.000 personas intentando llegar a Europa. En el corredor migratorio m¨¢s recurrido del mundo, el de la frontera de M¨¦xico y Estados Unidos, en 2022 se alcanz¨® el nuevo r¨¦cord de 830 migrantes muertos (aunque presumo que son muchos m¨¢s). Y podr¨ªamos agregar otros datos, aunque apenas ratificar¨ªan los antes anotados.
Dos. En la peque?a ciudad de Trigueros, provincia andaluza de Huelva, desde hace 11 a?os cada mes de agosto se celebra un festival dedicado a la cultura de Cuba. Lo organiza el Centro Harina de Otro Costal con el sudor y la sonrisa de un peque?o grupo de entusiastas promotores.
Como anticipo de ese festival Cuba Cultura, viaj¨¦ a Trigueros para participar en la inauguraci¨®n de una exposici¨®n de acuarelas del pintor cubano Ren¨¦ Francisco titulada Orillas, dedicada a hacer una reflexi¨®n sobre el problema de las migraciones y el destino de los migrantes en diversas ¡°orillas¡± del mundo. Como soluci¨®n visual para abordar esta tragedia universal, el pintor escogi¨® trabajar con im¨¢genes de esos guantes azules que muchos de los migrantes llegados a Europa utilizan para realizar las labores productivas o de servicio en que, con suerte, logran insertarse.
Mi presencia junto al artista pl¨¢stico estaba condicionada por la escritura de 12 textos sobre ese candente tema que acompa?an a la muestra y forman parte de su cat¨¢logo y de un libro ya impreso.
Pero ocurri¨® que el drama que se propone visualizar la exposici¨®n y las reflexiones que trataba de expresar en mis textos tuvieron ese preciso d¨ªa de apretura de la muestra una confirmaci¨®n de cu¨¢n cerca de cada uno de nosotros est¨¢ ese drama y cu¨¢nta historia personal y social encierra el fen¨®meno migratorio.
Unos d¨ªas antes, en una sesi¨®n ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (Parlamento), fue presentado el informe Resultados del c¨¢lculo de la poblaci¨®n efectiva al cierre de 2023, elaborado por la Oficina Nacional de Estad¨ªstica e Informaci¨®n del pa¨ªs. Y all¨ª se reflejan, entre otros datos, que la poblaci¨®n efectiva en Cuba el 31 diciembre de 2020 era de 11.181.595, de los cuales, entre 2021 y 2023, emigraron 1.011.269, con la alarmante evidencia que entre esos migrantes un 79% correspond¨ªa a personas en edad laboral. Al final, el informe advierte de que en este 2024 se ha mantenido la tendencia migratoria, por lo cual se considera que la poblaci¨®n residente en Cuba ahora mismo es menos de 10 millones de habitantes¡ y seguir¨¢ decreciendo, apuntan los expertos.
?C¨®mo sali¨® de la isla ese mill¨®n y tanto de cubanos? Las v¨ªas han sido m¨²ltiples pero la menor cantidad fue gracias a visados como el llamado ¡°parole humanitario¡± que puede conceder Estados Unidos. Porque una importante, dir¨ªa que abrumadora cantidad de compatriotas, buscaron el camino que se inicia en Nicaragua y avanza hacia la frontera sur de Estados Unidos por ese ¡°corredor migratorio¡± conocido como ruta de los coyotes.
El drama de desarraigo, desesperaci¨®n y muerte que representan las im¨¢genes de Ren¨¦ Francisco de pronto nos tocaba el hombro. Las cifras nos advert¨ªan de cu¨¢nto nos puede concernir a muchos de nosotros ese fen¨®meno que tanto se repite en los m¨ªtines pol¨ªticos de los l¨ªderes de los pa¨ªses de acogida que miran a esos migrantes (entre los que tengo amigos y hasta familiares), como los jinetes de un Apocalipsis que pervertir¨¢n su privilegiada sociedad y no como los seres desesperados que buscan en otras orillas la vida mejor que en sus lugares de or¨ªgenes les ha sido negada. Una tragedia que, bien utilizada, genera votos y, con los votos, otorga poder.
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