Tener trabajo y ser pobre
La pobreza laboral reclama una redistribuci¨®n de la riqueza que evite su cronificaci¨®n
Diecis¨¦is a?os de crisis encadenadas han dibujado un nuevo rostro de la pobreza en Espa?a. Tener un trabajo en un pa¨ªs con un razonable crecimiento econ¨®mico y que crea empleo ya no significa escapar de la precariedad. En 2022, casi una de cada tres personas (el 29%) en riesgo de pobreza ten¨ªa trabajo, pero de tan baja calidad que resultaba insuficiente para salir de la escasez, seg¨²n un informe publicado la semana pasada por Oxfam Interm¨®n. Otro estudio difundido en junio por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social precisa que los empleados son el grupo m¨¢s numeroso entre la poblaci¨®n pobre, por encima de parados, jubilados y otros inactivos. Seg¨²n este mismo an¨¢lisis, el a?o pasado casi 2,5 millones de ciudadanos eran pobres pese a tener un empleo.
Espa?a padece un problema estructural de pobreza que no es m¨¢s grave gracias al crecimiento econ¨®mico de los ¨²ltimos a?os y a las medidas de protecci¨®n social desarrolladas durante la pandemia. Pero ese mismo car¨¢cter sist¨¦mico implica que la reducci¨®n de la desigualdad no puede resolverse solo con medidas de generaci¨®n de empleo si estas no van acompa?adas de otras ¡ªde car¨¢cter fiscal, por ejemplo¡ª destinadas a la redistribuci¨®n de la riqueza. Desde la crisis de 2008, la tasa de empleo entre la poblaci¨®n que sufre necesidad aguda nunca ha bajado del 25%.
Los datos confirman adem¨¢s una doble desigualdad territorial: entre el norte y el sur de Espa?a y entre las zonas rurales y urbanas, lo que de nuevo alerta sobre el fiasco de los mecanismos de redistribuci¨®n territorial y la disparidad del modelo productivo. Andaluc¨ªa y Extremadura encabezan la tabla de la pobreza laboral, que cierran el Pa¨ªs Vasco y Navarra.
Con todo, el factor determinante del empobrecimiento es el pa¨ªs de nacimiento: mientras quienes nacieron en Espa?a registran una tasa del 9,8%, entre los extranjeros no comunitarios llega al 29,5%. Una vez m¨¢s, los datos desmienten los bulos xen¨®fobos. Miles de inmigrantes, especialmente los no nacidos en la UE, ocupan empleos en sectores esenciales, pero peor remunerados y con peores condiciones laborales.
Como en toda situaci¨®n estructural, muchos elementos influyen en este problema, pero uno de los m¨¢s destacados es hoy la carest¨ªa de la vivienda, convertida en uno de los grandes causantes de precariedad y desigualdad. Los hogares con pobreza laboral viven con mayor frecuencia de alquiler, cuyos precios se han disparado desde la d¨¦cada pasada, muy por encima de los salarios. A eso hay que sumar que se trata de sueldos golpeados adem¨¢s por una inflaci¨®n que se ceba siempre con las familias m¨¢s vulnerables. El progreso ya no es una l¨ªnea ascendente. Revertir esa ca¨ªda hace imperioso que los poderes p¨²blicos tomen medidas para que la pobreza, incluso con un trabajo, no siga convirti¨¦ndose en Espa?a en algo cr¨®nico.
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