La madre de todas las batallas electorales
Lo que provoca m¨¢s p¨¢nico ante una eventual victoria de Trump es que ya conoce el aparato del Estado y tiene un dise?o de los pasos que seguir para neutralizar la oposici¨®n a sus medidas
Lo m¨¢s peligroso de las elecciones estadounidenses es que, tanto si gana como si pierde Donald Trump, entraremos en un terreno pantanoso e imprevisible. Dado lo ajustado que se prev¨¦ el resultado, aunque pierda, enseguida se pondr¨¢ en marcha su conocida campa?a de difamaci¨®n. Y hay todo un ej¨¦rcito de abogados dispuesto a impugnar la elecci¨®n en sitios clave. El peor escenario es, sin embargo, que vuelva a jalear a sus huestes para protagonizar algo similar a lo ocurrido en aquel nefando asalto al Capitolio.
Esto es ya motivo suficiente para estar aterrado ante la segunda opci¨®n, que resulte vencedor. Al mando de la m¨¢s antigua democracia del mundo se encontrar¨¢ un personaje que no cree en esta forma de gobierno. Desprecia una de sus reglas m¨¢s elementales: la aceptaci¨®n de la derrota en las urnas. Todo lo dem¨¢s, sus extravagancias, por muy irritantes y pasmosas que sean, pasa a un segundo lugar. Por no hablar de su sed de venganza y su compromiso de combatir con todas sus fuerzas a quien considera su ¡°enemigo interior¡±, ya se trate de funcionarios, manifestantes contrarios en la calle, o medios de comunicaci¨®n. Otro de los elementos fundamentales de la democracia, el respeto por el adversario pol¨ªtico, es vulnerado sistem¨¢ticamente y con gran estruendo.
Todo esto lo sabemos de sobra, la mayor inc¨®gnita, aquello sobre lo que medio mundo est¨¢ especulando, es si podr¨¢ llevar a cabo su programa, si los anticuerpos que anidan en el Estado de derecho conseguir¨¢n frenar su irreprimible deseo de darle un giro autocr¨¢tico a la democracia de su pa¨ªs. Es la convicci¨®n imperante entre los republicanos no fanatizados.
Respecto de algunas de sus propuestas econ¨®micas m¨¢s controvertidas, entre las que se encuentra una sustancial subida de los aranceles a las importaciones o controlar la Reserva Federal, se ha dicho que el propio mercado tiene medios para ponerlo en su sitio; querr¨¢, pero eso no quedar¨ªa econ¨®micamente impune. Es decir, los poderes econ¨®micos ya sabr¨¢n c¨®mo domarlo, porque ¨Dcon o sin Trump¨D su poder seguir¨¢ siendo casi el mismo (recuerden el caso de Liz Truss, que cay¨® como primera ministra brit¨¢nica al perder el favor de los inversores).
La duda, como digo, es si el sistema judicial, por ejemplo, podr¨¢ evitar que se lesionen derechos o si, con el apoyo de un Congreso con mayor¨ªa republicana, se dicte legislaci¨®n que un Tribunal Supremo de amplia mayor¨ªa conservadora ser¨¢ incapaz de revertir.
Con todo, lo que provoca m¨¢s p¨¢nico ante una eventual victoria de Trump es que ya conoce el aparato del Estado y tiene un perfecto dise?o de cu¨¢les van a ser los pasos a seguir para neutralizar la oposici¨®n a sus medidas. Dejar¨¢ de hacer sus cl¨¢sicas payasadas y los titubeos que exhibi¨® en su primera fase para concentrarse ahora en sus reformas y en cortar las cabezas que sean necesarias para conseguir el objetivo buscado.
La novedad estriba en que en esta nueva fase dar¨¢ igual la inconsistencia del personaje. El movimiento MAGA (Make America Great Again) y sus adl¨¢teres trabajar¨¢n detr¨¢s de las bambalinas para instaurar su plan de reconversi¨®n de la sociedad estadounidense hacia la revitalizaci¨®n de los valores conservadores, el aislamiento nacional y la confrontaci¨®n directa con China sin necesidad de recurrir a medios militares. Lo que hace que esto sea a¨²n m¨¢s explosivo es que tendr¨¢ enfrente a, como m¨ªnimo, la mitad de la sociedad americana. Polarizaci¨®n en estado de incandescencia y sin ning¨²n atisbo de redenci¨®n.
Como dec¨ªa una periodista de ese pa¨ªs, esperaremos el desenlace electoral como quien espera el resultado de una biopsia, con la misma angustia. Y, a?ado, esperando o¨ªr esas dos benditas palabras: ¡°Es benigno¡±.
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