Nicaragua, dictadura por ley
El r¨¦gimen de Daniel Ortega reforma la Constituci¨®n para eliminar la separaci¨®n de poderes
El r¨¦gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo acelera su deriva autoritaria en Nicaragua. La pareja presidencial, que en enero cumplir¨¢ 18 a?os al frente del Gobierno, acaba de blindar su permanencia en el poder con una reforma constitucional que formaliza el cargo de ¡°copresidenta¡±, elimina la separaci¨®n de poderes y consolida el control del caudillo sandinista sobre el Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa. Se trata de la consagraci¨®n de una dictadura en toda regla, que ya ven¨ªa ejerciendo en la pr¨¢ctica un dominio omn¨ªmodo en cada espacio de la vida p¨²blica. La oposici¨®n ha sido aniquilada y el pa¨ªs centroamericano es, de facto, un sistema de partido ¨²nico. Y a eso se a?ade la despiadada represi¨®n de todas las voces cr¨ªticas, dentro y fuera del pa¨ªs.
La lista de las v¨ªctimas perseguidas por Ortega y Murillo es enorme porque el r¨¦gimen no acepta el m¨¢s m¨ªnimo resquicio de disidencia. Entre ellas figuran los comandantes y militantes sandinistas que rechazan la traici¨®n a los ideales de la revoluci¨®n, dirigentes opositores, religiosos y prelados de la Iglesia cat¨®lica, periodistas y, m¨¢s en general, cualquier dem¨®crata. El goteo de liberaciones de presos pol¨ªticos que de vez en cuando anuncian las autoridades solo es una estratagema para lograr un bal¨®n de ox¨ªgeno ante la presi¨®n internacional. La contrapartida es el destierro y el despojamiento de la nacionalidad, como ha ocurrido con el premio Cervantes Sergio Ram¨ªrez, la poeta Gioconda Belli o el periodista Carlos Fernando Chamorro.
Con estas premisas, el panorama que tienen ante s¨ª los nicarag¨¹enses es m¨¢s desolador que nunca. No solo no existen cauces legales para expresar el descontento ¡ªla violencia policial reprime todo conato de protesta, y Ortega lleg¨® a prohibir incluso las manifestaciones de car¨¢cter religioso¡ª, sino que la pareja presidencial ha rechazado cualquier intento de mediaci¨®n al considerarlo una injerencia extranjera.
El presidente de EE UU, Joe Biden, ha decidido, antes de abandonar el cargo el pr¨®ximo 20 de enero, poner en marcha una investigaci¨®n que puede dejar en la estacada la econom¨ªa del pa¨ªs latinoamericano. La Administraci¨®n dem¨®crata revisar¨¢ las violaciones de derechos humanos y laborales de Nicaragua, lo que abre la puerta a una suspensi¨®n de Managua del tratado de libre comercio. Las consecuencias pueden ser demoledoras para la estabilidad del r¨¦gimen, que sigue teniendo en Washington, destino del 55% de las exportaciones, su principal socio comercial. Por eso, Ortega ya busca estrechar relaciones con China, a la que en noviembre ofreci¨® el proyecto de un corredor interoce¨¢nico parecido al canal de Panam¨¢. Habr¨¢ que ver cu¨¢les ser¨¢n los pasos de Donald Trump, que ya ha abierto m¨¢s de un frente en la regi¨®n. Mientras tanto, Ortega y Murillo solo tienen una opci¨®n democr¨¢tica, que es abrir un proceso de transici¨®n. De lo contrario, ser¨¢n recordados como dignos sucesores del dictador Anastasio Somoza.
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